La página contiene las frases y los poemas de mis autores más admirados, que hasta hoy me acompañan en el camino de la creación poética
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jueves, 14 de mayo de 2020
GONZALO ROJAS - FRASES
Espinazo de yegua de
faraón.
Vivimos gran Quevedo, vivimos tiempo que ni se detiene, ni tropieza, ni vuelve.
De un río veloz
brillar como un cuchillo.
No hay trampa que te
valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro donde se te aparecen
de golpe los pedazos de la muerte.
No te perdono, entiéndeme,
porque no me perdonó por qué el mar no perdona al cadáver. Lo rechaza y lo
arroja.
Muerte está segura
entonces cuando dormí contigo dormí con una máquina de parir muerto.
Nadie podrá lavar mi
boca sólo el áspero océano de tu beso vicioso.
Es posible que
descubras tu estrella por el viejo ejercicio del amor.
No hablemos del gran
mes, mi amorosa, que construyó en diamante tu figura amada y sobreamada
por encima del cielo.
Bajemos de ahí me
sangrienta y entremos al agosto mortuorio, crucemos los horribles
pasadizos de sus vacilaciones.
Volemos a salvar los
restos de algo, de alguien que va a morir.
Negaste la vida
hasta sangrar contra la especie.
Los dos cortamos las
raíces sigilosas del que quiso venir a vernos, a besarnos y juntarnos.
Miro el abismo y al
fondo de este espejo quebrado.
Vivirás de lo que
fuiste un día quemada por el rayo del vidente.
Y otra vez no eres
nada sino un color difícil.
El dragón es un
animal quimérico y yo soy un dragón y te amo.
Citara de dios en la
danza del fornicio.
Y uno es todos sus
animales a la vez y por lo visto quién engaña a quién está la bestia que somos.
Y tú volabas libre
con tu peso ligero sobre el mar oh mi dios asegura perfumada.
El mundo se me
empezó a morir como un niño en la noche y yo mismo era un niño con mis
años a cuestas, por las calles un ángel ciego terrestre y oscuro.
Quédate ahí tal vez
te conviertas en aire o en luz tú subirás al sol tú volverás una tarde de
junio cada 300 años a la orilla de la mar eterna, eternamente.
Cuando te vi de
golpe trizada en lo simultáneo de la serpiente.
En el oleaje ronco
donde echamos las redes de los 5 sentidos para sacar apenas el beso de la espuma.
No está aquí y no
sabe que ya no está.
Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos lo que somos.
Vuelvo a mi origen
voy hacia mí origen, no me espera nadie allá,voy corriendo a la materna
hondura dónde termina el hueso me voy a mi semilla, porque está escrito
que esto se cumpla las estrellas.
Corriste por mi casa
de madera sus ventanas arista y te sentí latir la noche entera hija de los
abismos silenciosa guerrera tan terrible tan hermosa.
Me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte y cuando caigo al sueño se hospeda en
mi columna vertebral y me grita pidiendo socorro, me arrebata a los cielos
como un cóndor sin madre empollado en la muerte.
Adentro en la noche
ronca en un aceite de hombre y de mujer que no está escrito.
Por el gran pétalo
convulso y blanco de tu cuerpo arrebatado por el acorde arterial del éxtasis.
Por ese violonchelo
que eres tú y nada más por ese río que eres donde los niños me den el fondo
de la transparencia.
Todo lo que se vio
fue un aullido desde las galaxias.
Por desierta memoria
sabes cuánto le cuesta el corazón irse quitando quereres cuánto al
estanque donde suelen flotar los cisnes negros, cuánto la propia soledad
que ha sido, que será… cuánta hermosura le cuesta a la hermosura.
Todo es parte, tu
figura, tu escritura, esa letra que los dioses escriben por ti cuando dicen
su callada resurrección.
Ese otro relámpago
con r de rey lo ensangrentado de ti que anda en mi arterial misterio.
Entre el aceite del
aullido de la rueda mortal.
Tú que aún duermes
ahí en el lujo de tanta belleza dinos como o por lo menos cuando.
Hubo una vez un
hombre, una vez hubo una mujer vestida con la u de tu cuerpo que palpitaba
dentro de todas mis palabras, los bellos los destellos de lo que hubo, de aquello
no quedas sino tú sin labios y sin ojos para mí ya no queda sino como la
forma de una cama que vuela por el mundo.
Ponte el vestido
rojo que le viene a tu boca y a tu sangre y que mamen el último cigarrillo
del miedo al gran amor y vete descalza que viniste con la herida visible
de tu belleza.
Dos ojos para ver lo
visible y lo invisible una nariz de arcangélica boca animal y una sonrisa
que me perdona y algo sagrado y sin edad vuela en tu frente mujer y me
estremece porque tu rostro es el rostro del espíritu.
Vienes y vas y adoras
el mar que te arrebata con su espuma y te quedas como inmóvil oyendo que
te llamo en el abismo de la noche y me besas lo mismo que una ola.
La alta en el aire
alto del aceite original de la especie.
Cuerda para oír el
viento sobre el abismo sideral.
Hija del mar abierto,
áureo, tú qué danzas inmóviles parada ahí en la transparencia desde lo
hondo del precipicio.
Crisálida sonámbula
en el fulgor impalpable de tu corola.
Tú que soplas al
viento estas vocales oscuras, estos acordes pausados en el enigma de lo terrestre.
La que duerme ahí,
la sagrada, la que me besa y me adivina la translúcida la vibrante la loca
de amor la citará alta tu.
La que hila en la
velocidad ciega del sol.
Página de piel más
allá del aire.
Muchacha mortal
fragancia de otra música de nieve.
Figura espléndida
orquídea cuyo carácter agrio me permite volar
A ver si llego
ahí cantando los pies alzados hacia las estrellas.
Aquí empieza entonces
la otra figura del agua.
Volcán y pétalos
llama lengua de amor viva.
Así bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes de la miseria.
Me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte.
Daría mi alma por
besarte a la luz de los espejos.
Me ahogaba en tu
perfume cada noche y al alba te miraba dormida en la marea de la alcoba
dura como una roca en la tormenta.
Pasábamos por ti
como las olas, todos los que te amaban dormíamos con tu cuerpo sagrado
salíamos de ti paridos nuevamente por el placer al mundo.
A torrentes tus ojos
despedían rayos verdes y azules a torrentes tu corazón salía hasta tus
labios latía largamente por tu cuerpo por tus piernas hermosas y goteaba
en el pozo de tu boca profunda.
Un coro de rameras te
velaba de rodillas oh, hermosa llama de mí placer y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio allí donde bailaste desnuda para mí
todo era olor nupcial, nupcial, olor a muerte.
Yo iba subiendo
devorado por el deseo oscuro de tu cuerpo.
Ya
no pude sino bajar terriblemente solo a buscar mi cabeza por el mundo
¿Para qué
tanta tinta si el mundo sólo pide fuego?
La página
donde escribió su estrella volvió al aire que todos respiramos
No hay
libro para escribir el sol
Es hora de
sacar a este muerto que nos creció debajo de la piel como un vicio
lastimoso
Crezco en
el árbol que va a volar
Todos nos
acordamos de las galaxias llega desde donde vinimos con esta luz tan pobre
a ver el mundo
Uno escribe
en el viento para que las palabras
Un aire
nuevo no para respirarlo, sino para vivirlo
Había que
juntar los átomos tejerlos así de lo visible a lo invisible en la urdimbre
de lo fugaz y las cuerdas inmóviles
Los días
van tan rápidos al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar
Uno está
aquí y no sabe que ya no está deja tu pobre sombra como un nombre
cualquiera escrito en la muralla
Los demás
también mueren como tú gota a gota hasta que el mar se llena
Tú y yo
somos dos tablas que alguien corto en el bosque a un árbol milenario pero
quién plantó ese árbol para que dé el saliéramos y en él nos encerramos
Corriste por
mi casa de madera sus ventanas abriste y te sentí latir la noche entera
hija de los abismos silenciosa guerrera tan terrible tan hermosa
Demonios que sacamos con volar más allá del infinito
No tengo
otro negocio que estar aquí diciendo la verdad en la mitad de la calle y
hacia todos los vientos la verdad estar vivo únicamente vivo con los pies
en la tierra y el esqueleto libre en este mundo
Me río de
ir a buscar tan lejos la explicación del hambre que me devora el hambre de
vivir como el sol en la gran en la gracia del aire eternamente
El mundo es
un relámpago
Soy una
cabeza inútil lista para cortar por no entender que es eso de esperar otro
mundo de este mundo
Me pongo
esta corona de 10 años ardientes
Vamos sonámbulos
en el oficio ciego
Esa navaja
de siete filos que bailaba como una diosa del mármol en un mercado de la
última de las babilonias la Recogí entre los desperdicios del sueño lo
arrulle como una paloma del tigris estaba sucia y la lavé con mis besos
La busque
por donde pude más allá de todas las puertas
Ciega en su
equilibrio bajo el disfraz secreto del amor a
Nace uno
donde puede a cada instante encima del lomo de cualquier cruce veloz
Perdición y
traslación ciega serpiente hija de las llamas
No hay otra
hermosura comparable ni la que besamos ni la que alcanzamos a besar en la prisa
de la aguja terrestre ni la majestad del cielo y sus abismos, ni esta noche
tersamente fragante para yacer desnudos como vinimos ,entre el fulgor y el
éxtasis cómo vivimos y nos vamos .
A esto vino al mundo el
hombre a combatir la serpiente que avancen el silbido de las cosas entre
el fulgor y el frenesí como un polvo centelleante a besar por dentro al
hueso de la locura a poner amor y más amor en la sabana del huracán a
escribir en la cúpula del relámpago a jugar este juego de respirar en el
peligro a ponerse a cada instante la máscara a inscribirse en el número de
los justos de acuerdo con las leyes de la historia o el arca de la
salvación a esto vino el hombre
Quién me
llama en la niebla
Aquí hay
hacer uno y cero otro como el mar vivir el enigma
Su a pedir
aire a gritos a las cumbres el cielo está más bajo que la tierra
Erguido sobre
azules pétalos príncipe del principio pasa el viento en un vuelo de
palabras sobre el mar
Entre dos
candelabros se arrodilla la noche y avanzamos oscuros lentamente
Como el
ciego que llora contra un sol implacable me obstina en ver la luz por mis
ojos vacíos quemados para siempre
Es pobre
hombre nace y muere solo con su soledad y su demencia
Tú qué
ondas ahí en el lujo de tanta belleza dinos como o por lo menos cuando
Y renace en
tu nombre lo profundo del abismo del génesis puntoaparte mordido por
serpientes y pájaros monstruosos nadando en la marea del instinto
Tus flores
son las olas inexplicables en su laberinto
Espérame en
la puerta del mar punto espérame en el objeto que amo eternamente
Porque llorarlas
ruinas antes de hacer el mundo
Tu vida es
un porque como una inmensa playa donde tú gritas donde
Invéntate una
costa donde el mar sea tu
Los días
del abismo están contados
Meses hay en los que uno confunde la trampa con el
cielo
Las flores
crecen sobre cuchillos
Boca abajo
en la arena puede oírse un volcán punto a parte aparece una silla
fantástica en el cielo y así sentado el dios de los relámpagos
Las lilas de la lluvia para decirte adiós
Ni rosas ni
arcángeles muchachas del país adivinas del hombre
Porque la
espina es la flor de la nada
Un volcán
que empieza lentamente hundirse
meses hay en los que uno
confunde la trampa con el cielo
Las hijas
del cielo consumidas entre las llamas de dos espejos lascivos
Pero es
cosa frágil yo la elegí como dios a su estrella más pura para que arda en
el viento de mi gran desamparo
Permíteme tocarte
como el sol y morirme
El mundo se
me empezó a morir como un niño en la noche
Me pongo de
pie para decirte adiós tras las corrientes ideales
No se trata
de una aparición vestida como la veo en ese estado de gracia que sale casi
desnuda sino de la mismísima hebraica loca y milenaria con el pelo suelto
bajo el disfraz de esa gran gata blanca blanquísima prendida En la noche
mal herida de amor
Parece pájaro
y eres cólera porque tienes tus pétalos manchados por la sangre
Tu rayo es
la piedra que cae a remover las aguas estremecidas
He salido
de ti para nombrarte en el mundo las aguas con las aguas lo hondo y el
silencio tu espinazo de yegua de Faraón punto a parte nadie podrá lavar mi
boca sino el áspero océano de tu beso vicioso
Es posible
que descubras tu estrella por el viejo ejercicio del amor
Cocemos los
horribles pasadizos de tus vacilaciones
Que oscura
te dejen sola con las cenizas de tu belleza que es tu resurrección
No hay
trampa que te valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro
Un ángel
ciego terrestre oscuro
Y tú
volabas libre con tu peso ligero sobre el mar oh mi dios asegura perfumada
Quédate ahí
tal vez te conviertas en aire o en luz
La palabra
placer cómo corría larga y libre por tu cuerpo la palabra placer cayendo
del destello de tu nuca fluyendo blanquisima por lo vertiginoso, doloroso
de toda espalda hasta lo nupcial de unas caderas de cuyo arco pende del
mundo
Y te sentí
latir la noche entera hija de los abismos silenciosa guerrera tan terrible
tan hermosa
Adentro en
la noche ronca en un aceite de hombre y mujer que no está escrito
El gran
pétalo convulso y blanco de tu cuerpo arrebatado por el acorde arterial
del éxtasis
Vienes y
vas y adoras al mar que te arrebata con su espuma y te quedas como inmóvil
oyendo que te llamo en el abismo de la noche
Crisálida sonámbula
en el fulgor impalpable de tu corola
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