La página contiene las frases y los poemas de mis autores más admirados, que hasta hoy me acompañan en el camino de la creación poética
lunes, 19 de septiembre de 2011
sábado, 12 de febrero de 2011
Canto 3 Parte 11 "Lámpara de Mechero de Plata" ("Cantos de Maldoror" Conde de Lautreamont)
"Oh lámpara de mechero de
plata, mis ojos te distinguen en los aires, camarada dela bóveda de las catedrales, y se preguntan la razón de ese aparato colgante. Se dice
que tus
fulgores iluminan por la noche
la turba de
los que llegan
para adorar al Todopoderoso, y
que muestras a los arrepentidos
el camino que
conduce al altar. Escucha, todo
es posible, pero...
¿acaso tienes necesidad
de prestar tales
servicios a quienes no debes
nada? Deja que
las columnas de
las basílicas se
hundan en las tinieblas, y
cuando una bocanada
de la tempestad
que transporta por
el espacio al diablo remolinante, penetra con éste en el
sagrado lugar diseminando terror, en lugar de
luchar valientemente contra
la ráfaga contaminada
por el príncipe
del mal, extínguete al
punto ante su
hálito febril, para
que, sin ser
visto, pueda elegir
sus víctimas entre los creyentes arrodillados. Si procedes así, puedes
proclamar que te seré deudor de toda
mi felicidad. Cuando brillas de ese
modo, esparciendo tus claridades
vacilantes pero suficientes,
no me atrevo
a entregarme a
los impulsos de mi
temperamento, y me quedo bajo el pórtico sagrado, contemplando, a través de la
puerta entornada, a
aquellos que escapan a mi venganza,
cobijándose en el
seno del Señor. ¡Oh lámpara
poética!, tú que serías mi amiga si
pudieras comprenderme, cuando mis pies
huellan el basalto
de las iglesias,
en las horas
nocturnas, ¿por qué
te pones a brillar de un modo que, lo confieso, me
resulta extraordinario? Tus reflejos se colorean entonces con los blancos
tonos de la luz eléctrica; el ojo no puede mirarte de frente, y tú iluminas
con una llama
nueva y poderosa
los menores detalles de la pocilga
del Creador, como si te sintieras
dominada por una sagrada
cólera. Y cuando me retiro después de
haber blasfemado, te
vuelves de nuevo
imperceptible, pálida y
modesta, segura de haber
cumplido un acto
de justicia. Dime
sinceramente, ¿será porque conoces las
vueltas y revueltas
de mi corazón que,
al aparecer yo
donde tú velas,
te apresuras a señalar mi presencia perniciosa dirigiendo la atención de los adoradores hacia donde
acaba de mostrarse el
enemigo de los
hombres? Me inclino hacia
esta opinión, pues yo
también comienzo a
conocerte, y sé
quién eres, vieja
hechicera que velas también en
las sagradas mezquitas, donde se pavonea, como la cresta de un gallo, tu extraño
dueño. Vigilante guardiana,
te has reservado
una insensata misión.
Te advierto que la primera vez
que me señales al recelo de mis
semejantes, aumentando tus
fulgores fosforescentes, como
no me gusta ese
fenómeno de óptica,
que por otra parte ningún libro de
física menciona, te
arrancaré la piel del pecho y, clavando
mis garras en las costras de tu nuca
tiñosa, te arrojaré al Sena. No
puedo tolerar que, no haciéndote yo
nada, te comportes deliberadamente de un
modo que me perjudica. Allí te
permitiré brillar mientras
me resulte agradable;
allí te burlarás
de mí con
una sonrisa inextinguible; allí, convencida de la ineficacia de tu
aceite criminal, lo orinarás amargamente”. Después de haber hablado en
estos términos, Maldoror ya no sale del templo, y
se queda mirando fijamente
la lámpara del
santo lugar...Cree descubrir una
especie de provocación en la actitud de esa lámpara, cuya inoportuna presencia
lo irrita al máximo. Piensa que si hay un alma en el interior de esa lámpara, revela cobardía al no responder
con sinceridad a un
ataque leal. Azota el
aire con sus brazos nerviosos, deseando que la lámpara
se transforme en hombre; se promete a sí mismo hacerle pasar entonces un mal
cuarto de hora. Pero no es por medios naturales que una lámpara
se transforma en hombre. No
puede resignarse, por lo que
va a buscar,
en el atrio de
la miserable pagoda, una
piedra plana de
canto afilado. La arroja
al aire con
fuerza...la cadena se corta por la mitad como la hierba por acción de la
guadaña, y el instrumento del culto cae
al suelo, derramando
su aceite sobre
las losas... Toma
la lámpara para llevarla
afuera, pero ésta
se resiste y
aumenta de tamaño.
Le parece ver
alas en sus costados
y la parte
superior adquiere la
forma de un
busto de ángel.
El conjunto pretende elevarse por
los aires para emprender vuelo, pero él lo retiene con mano firme. Una lámpara
y un ángel
que forman un
solo cuerpo es
algo que no
se ve a menudo. Reconoce la
forma de la
lámpara y reconoce
la forma del
ángel, pero no
las puede separar en su espíritu; en efecto, en la
realidad, están pegadas una a otra
formando un solo cuerpo independiente
y libre, pero
él cree que
una nube ha
velado sus ojos haciéndole perder
parte de su
excelente visión. A
pesar de todo,
se prepara valientemente para la
lucha, pues su adversario no tiene temor. La gente simple cuenta, a quienes
quieren creerlo, que la puerta sagrada
se cerró por sí sola, girando sobre sus desconsolados goznes, para que nadie
pudiera asistir a esa lucha impía, cuyas peripecias habrían de
desarrollarse en el
recinto del santuario
violado. El hombre
del manto, mientras recibe
crueles heridas con una espada invisible, se esfuerza por acercar su boca
al rostro del
ángel; piensa sólo
en eso y
toda su acción
tiende a ese
fin. El ángel va perdiendo energías, y parece presentir su
suerte. Ya lucha sólo débilmente, y ve llegar el momento en que su adversario
podrá besarlo a su gusto, si eso es lo
que quiere hacer. Pues bien, ha
llegado el momento. Con su musculatura oprime
la garganta del
ángel,que ya no puede respirar, y
le vuelve el rostro, apoyándolo sobre su odioso pecho. Por un instante
se conmueve ante
la suerte deparada
a ese ente
celestial, que le
hubiera gustado tener por amigo.
Pero piensa que es el enviado del Señor, y no puede contener su enojo. Ya está:
¡algo horrible va a tener entrada
en la
jaula del tiempo! Se inclina y acerca la
lengua llena de
saliva a esa
mejilla angélica, de
la que parten
miradas suplicantes. Pasea un
rato su lengua
por esa mejilla. ¡Oh!...¡mirad!... ¡Eh, mirad!...¡la mejilla blanca y rosa se ha vuelto negra como el carbón!
Exhala miasmas pútridos. Se trata de la
gangrena, ya no
se puede dudar. El mal
corrosivo se extiende
por todo el rostro, y de allí prolonga
su furia hacia las partes
inferiores; pronto todo el
cuerpo se convierte en una vasta
llaga inmunda. El mismo,
atemorizado (pues no
creía que su lengua contuviera un veneno tan potente),
recoge la lámpara y huye de la
iglesia. Una vez afuera, percibe
en el aire
una forma negruzca,
con las alas
carbonizadas, que emprende vuelo
penosamente hacia las regiones celestiales. Ambos se miran,
mientras el ángel asciende
hacia las alturas
serenas del bien,
y él, Maldoror, por el contrario, desciende hacia
los abismos vertiginosos
del mal...¡Qué mirada!
¡Todo lo que la
humanidad ha pensado
durante sesenta siglos
y hasta lo
que pensará en
los siglos venideros, podría
estar cómodamente contenido en esa mirada,
tantas cosas se dijeron en ese
adiós supremo! Pero debe entenderse que
eran pensamientos más elevados que los
surgidos de la
inteligencia humana, en
primer término por
tratarse de esos
dos personajes, en segundo término por la circunstancia misma. Esa
mirada los ligó con una amistad eterna.
Le causa
asombro que el Creador pueda
tener misioneros de alma tan
noble. Por un
instante cree haberse
engañado, y se
pregunta si no
hubo un error
en seguir la ruta
del mal ,como
lo hizo. El
desconcierto ha pasado:
persevera en su resolución, y piensa que es un destino
glorioso vencer tarde o temprano al Gran Todo, a fin de
reinar en su
lugar sobre el
universo entero y
sobre legiones de
ángeles tan hermosos. El ángel le
hace comprender sin palabras que recobrará su forma primitiva a medida que se
acerque al cielo; deja caer una lágrima que refresca la frente de aquel que le
provocó la gangrena, y desaparece poco a
poco como un buitre, elevándose entre las nubes. El culpable mira la
lámpara, causante de todo lo que antecede. Corre como un demente por
las calles en dirección al Sena y allí lanza la lámpara por sobre el parapeto.
La lámpara remolinea
unos instantes para
hundirse definitivamente en las aguas cenagosas. Desde ese día, todas
las tardes, cuando cierra la noche,
se ve aparecer una lámpara
refulgente que flota
graciosamente sobre la
superficie del río,
a la altura
del puente Napoleón, llevando, en
lugar de asas,
dos preciosas alas
de ángel. Se
desliza lentamente sobre las aguas, avanza hasta cruzar los arcos del
puente de la Estación y del puente de Austerlitz, y prolonga su estela
silenciosa sobre el Sena hasta el
puente del Alma. Una vez allí, remonta
con facilidad el curso del río, y
retorna al cabo de cuatro horas
al punto de
partida. Y así sucesivamente
durante toda la
noche. Su resplandor blanco como la luz eléctrica,
cubre el de los faroles que bordean ambas orillas, entre las que avanza como
una reina solitaria,impenetrable, con una sonrisa inextinguible, sin que
su aceite se derrame
con amargura. En un comienzo las embarcaciones la perseguían, pero ella
burlaba esos esfuerzos
inútiles, escapaba de
todas las persecuciones, sumergiéndose con
coquetería, y reapareciendo
más allá, a
gran distancia. En la
actualidad, los marinos
supersticiosos, cuándo la
ven, reman en
dirección opuesta y suspenden
sus canciones. Si de noche
pasáis por un
puente, prestad atención: seguramente veréis brillar la
lámpara, más cerca o más lejos;
aunque se dice que no se muestra a todo
el mundo. Si pasa
por el puente
un ser humano
que tiene algún
peso sobre la conciencia,
ella apaga súbitamente
sus reflejos, y
el caminante despavorido escudriña en vano, con ojos
desesperados, la superficie y el légamo del río. Sabe lo que eso significa. Le
hubiera gustado creer que ha visto la claridad celestial, pero se dice a
símismo que la luz provenía de la proa de
los barcos o del reflejo de los
faroles; y hace bien. Sabe que
esa desaparición la
provoca él mismo,
y, enfrascado en
tristes reflexiones, aprieta el
paso para llegar
a su casa. Entonces la
lámpara de mechero de plata
reaparece en la
superficie y prosigue
su marcha señalada
por elegantes y caprichosos arabescos.
Canto 3ro Parte 2 "La Loca" ("Cantos de Maldoror" Conde de Lautreamont)
CANTOS DE MALDOROR Canto 2do Parte 14 (Conde de Lautremont)
domingo, 30 de enero de 2011
Recapitulaciones de Octavio Paz
El Libro de las Preguntas (Pablo Neruda
Por qué los inmensos aviones
no se pasean con sus hijos?
que llena el nido de limones?
miel del sol a los helicópteros?
su saco nocturno de harina?
Si he muerto y no me he dado cuenta
a quién le pregunto la hora?
la primavera de Francia?
a quien persiguen las abejas?
con qué vamos a hacer el pan?
Dime, la rosa está desnuda
o sólo tiene ese vestido?
el esplendor de sus raíces?
del automóvil criminal?
que un tren inmóvil en la lluvia?
Cuántas iglesias tiene el cielo?
a las impávidas sirenas?
deben regarse con rocío?
Qué guardas bajo tu joroba?
dijo un camello a una tortuga.
Qué conversas con las naranjas?
que Buscando el Tiempo Perdido?
cuando se sienten amarillas?
Por qué el sombrero de la noche
vuela con tantos agujeros?
cuando camina junto al fuego?
y cada vez son más alegres?
del sol en sombra del eclipse?
Es paz la paz de la paloma?
El leopardo hace la guerra?
la geografía de la muerte?
que llegan tarde al colegio?
transparentes, por todo el cielo?
Qué cosa irrita a los volcanes
que escupen fuego, frío y furia?
no pudo descubrir a España?
esperan en pequeños lagos?
que corren hacia la tristeza?
Es este mismo el sol de ayer
o es otro el fuego de su fuego?
esa abundancia fugitiva?
con sus sacos negros de llanto?
dulces como tortas de antaño?
las Clorindas, las Eduvigis?
Qué pensarán de mi sombrero,
en cien años más, los polacos?
los que no tocaron mi sangre?
que resbala de la cerveza?
en un soneto de Petrarca?
Hasta cuándo hablan los demás
si ya hemos hablado nosotros?
del pedagogo Marinello?
con tanto dinero amarillo?
que mezcla vodka con relámpagos?
Y a quién le sonríe el arroz
con infinitos dientes blancos?
se escribe con tinta invisible?
cuántas faldas tiene la rosa?
y los sargentos literarios?
Es verdad que sólo en Australia
hay cocodrilos voluptuosos?
en el naranjo las naranjas?
la dentadura de la sal?
sobre mi patria un cóndor negro?
Y qué dijeron los rubíes
ante el jugo de las granadas?
el Jueves de ir después del Viernes?
cuando nació el color azul?
cuando aparecen las violetas?
Pero es verdad que se prepara
la insurrección de los chalecos?
ofrece sus vestidos verdes?
del llanto pálido del cielo?
la bicicleta abandonada?
Trabajan la sal y el azúcar
construyendo una torre blanca?
los sueños son obligatorios?
rumia la tierra en el otoño?
a la primera hoja de oro?)
Te has dado cuenta que el Otoño
es como una vaca amarilla?
es luego un oscuro esqueleto?
tantos azules lineales?
su monarquía transparente?
Cómo conocieron las uvas
la propaganda del racimo?
entre granar y desgranar?
no podemos reconstruirlo?
con el traste sobre el brasero?
con napalm norteamericano?
Han contado el oro que tiene
el territorio del maíz?
a mediodía, en Patagonia?
en la laguna abandonada?
cuando la están asesinando?
Es verdad que el ámbar contiene
las lágrimas de las sirenas?
que vuela de pájaro en pájaro?
a ejercer proezas en Francia?
Y cuando se fundó la luz
esto sucedió en Venezuela?
Por qué no van allí las olas?
fue una paloma de amatista?
si es verdad que yo lo escribí?
Amor, amor aquel y aquella,
si ya no son, dónde se fueron?
cuándo volveremos a vernos?
son tus manos o son tus guantes?
cómo huele el rumor del cielo?
Se convierte en pez volador
si transmigra la mariposa?
que vivía Dios en la luna?
del llanto azul de las violetas?
y cuántos años tiene un mes?
El 4 es 4 para todos?
Son todos los sietes iguales?
es la misma que te ilumina?
es el Abril de los enfermos?
se embandera con amapolas?
Por qué para esperar la nieve
se ha desvestido la arboleda?
entre los Dioses de Calcuta?
todos los gusanos de seda?
del corazón de la cereza?
o porque tiene que seguir?
Aquel solemne Senador
que me atribuía un castillo
la torta del asesinato?
con su fragancia de limones?
cuando se acuesta en una nube?
Murieron tal vez de vergüenza
estos trenes que se extraviaron?
del camarada Paul Éluard?
le preguntaron al rosal.
Por qué no recuerdan los viejos
las deudas ni las quemaduras?
de la doncella sorprendida?
apenas dejan de ser pobres?
que suene adentro de tus sueños?
Qué distancia en metros redondos
hay entre el sol y las naranjas?
sobre su cama abrasadora?
entre la música celeste?
delgada la melancolía?
Cuando escribió su libro azul
Rubén Darío no era verde?
Góngora de color violeta?
Y yo a listones amarillos?
de los pobres de las aldeas?
guardaron sus sueños los ricos?
A quién le puedo preguntar
qué vine a hacer en este mundo?
por qué no puedo estar inmóvil?
volando sin alas ni plumas,
si viven en Chile mis huesos?
Hay algo más tonto en la vida
que llamarse Pablo Neruda?
un coleccionista de nubes?
los congresos de los paraguas?
tenía la reina de Saba?
lloraba con lágrimas negras?
Y por qué el sol es tan mal amigo
del caminante en el desierto?
en el jardín del hospital?
en estas redes de la luna?
que logré por fin encontrarme?
Con las virtudes que olvidé
me puedo hacer un traje nuevo?
se fueron a correr en Francia?
desde la noche de Guevara?
su corazón asesinado?
las uvas negras del desierto?
No será nuestra vida un túnel
entre dos vagas claridades?
entre dos triángulos oscuros?
preparado para ser pájaro?
o de sustancias peligrosas?
No será la muerte por fin
una cocina interminable?
buscarán otra vez tu forma?
en otra voz y en otra luz?
de perros o de mariposas?
De tus cenizas nacerán
checoeslovacos o tortugas?
con otros labios venideros?
la muerte, de arriba o de abajo?
de las guerras o del invierno?
No crees que vive la muerte
dentro del sol de una cereza?
un beso de la primavera?
la bandera de tu destino?
tu estirpe a hueso condenada?
No sientes también el peligro
en la carcajada del mar?
de la amapola una amenaza?
para morir en la manzana?
con las botellas del olvido?
A quién el cóndor andrajoso
da cuenta de su cometido?
en una oveja solitaria?
si aprenden canto las palomas?
ofenderán a las abejas?
Cuánto dura un rinoceronte
después de ser enternecido?
de la reciente primavera?
en secreto, con las raíces?
para conversar con el cielo?
Sufre más el que espera siempre
que aquel que nunca esperó a nadie?
en tu alma o en el horizonte?
será el cielo de los suicidas?
de donde cae el meteoro?
Quién era aquella que te amó
en el sueño, cuando dormías?
Se van al sueño de los otros?
vuelve a morir cuando despiertas?
y maduran sus graves frutos?
Dónde está el niño que yo fui,
sigue adentro de mí o se fue?
y que tampoco me quería?
creciendo para separarnos?
cuando mi infancia se murió?
por qué me sigue el esqueleto?
El amarillo de los bosques
es el mismo del año ayer?
de la tenaz ave marina?
se llama muerte o infinito?
los dolores o los recuerdos?
Y cómo se llama ese mes
que está entre Diciembre y Enero?
las doce uvas del racimo?
meses que duren todo el año?
con besos que no florecieron?
Oyes en medio del otoño
detonaciones amarillas?
llora la lluvia su alegría?
de la bandada cuando vuela?
su simetría deslumbrante?
Son los senos de las sirenas
las redondescas caracolas?
o juego inmóvil de la espuma?
con las luciérnagas salvajes?
despeinaron los crisantemos?
Cuando veo de nuevo el mar
el mar me ha visto o no me ha visto?
lo mismo que yo les pregunto?
con tanto entusiasmo perdido?
su declaración a la arena?
Quién puede convencer al mar
para que sea razonable?
ámbar azul, granito verde?
y tanto agujero en la roca?
y dónde voy cuando me ataja?
cayendo en la trampa del mar?
Por qué detesto las ciudades
con olor a mujer y orina?
de los colchones que palpitan?
no tiene islas y palmeras?
del océano desmedido?
Cuánto medía el pulpo negro
que oscureció la paz del día?
y de fuego muerto sus ojos?
por qué me atajó en el camino?
Quién devoró frente a mis ojos
un tiburón lleno de pústulas?
o los peces ensangrentados?
este quebranto sucesivo?
Es verdad que las golondrinas
van a establecerse en la luna?
sacándola de las cornisas?
las golondrinas de la luna?
a picotazos en el cielo?
espolvoreadas de ceniza?
Por qué no mandan a los topos
y a las tortugas a la luna?
de cavidades y ranuras
de estas lejanas inspecciones?
No crees que los dromedarios
preservan luna en sus jorobas?
con persistencia clandestina?
por un corto tiempo a la tierra?
con sus mareas a la luna?
No será bueno prohibir
los besos interplanetarios?
antes de habilitar planetas?
con su espacial indumentaria?
para caballos de la luna?
Y qué palpitaba en la noche?
Eran planetas o herraduras?
entre el mar desnudo y el cielo?
tan temprano con sus neblinas?
La verdad verde o el decoro?
Por qué no nací misterioso?
Por qué crecí sin compañía?
las puertas de mi propio orgullo?
cuando dormía o enfermaba?
allí donde no me olvidaron?
Y qué importancia tengo yo
en el tribunal del olvido?
del resultado venidero?
con su multitud amarilla?
el delegado del durazno?
La gota viva del azogue
corre hacia abajo o hacia siempre?
mirará con los ojos míos?
cuando yo duerma destruido?
Qué significa persistir
en el callejón de la muerte?
cómo se puede florecer?
hay vestido para morir?
quién vive en el polvo final?
Cómo se acuerda con los pájaros
la traducción de sus idiomas?
que yo le gano en lentitud?
las cifras de su campeonato?
agradeciendo su fragancia?
Por qué mi ropa desteñida
se agita como una bandera?
o todas las veces soy bueno?
o la máscara de la bondad?
y negras las flores del bien?
al inocente innumerable?
Brilla la gota de metal
como una sílaba en mi canto?
a veces como una serpiente?
un nombre como una naranja?
De la palabra platería?
por un exceso de vocales?
Echan humo, fuego y vapor
las o de las locomotoras?
sobre ciudades dolorosas?
el aire del alba marina?
que la palabra amapola?
que las sílabas de chacal?
Puedes amarme, silabaria,
y darme un beso sustantivo?
o es un panal de miel cerrado?
mirando el tiempo sepultado?
es lo que no he vivido aún?
Cuándo lee la mariposa
lo que vuela escrito en sus alas?
para saber su itinerario?
la hormiga sus soldados muertos?
cuando no tienen movimiento?
Caen pensamientos de amor
en los volcanes extinguidos?
o es un castigo de la tierra?
los ríos que no desembocan?
Cuál es el trabajo forzado
de Hitler en el infierno?
Olfatea el gas de sus muertos?
de tantos niños calcinados?
de beber sangre en un embudo?
los arrancados dientes de oro?
O le acuestan para dormir
sobre sus alambres de púas?
para lámparas del infierno?
los negros mastines del fuego?
viajar sin tregua con sus presos?
eternamente bajo el gas?
Si todos los ríos son dulces
de dónde saca sal el mar?
que deben cambiar de camisa?
y tan palpitantes después?
que deben subir a la luz?
con tantas flores y colores?
la que repite su papel?
Quién trabaja más en la tierra,
el hombre o el sol cereal?
a quién la tierra quiere más?
para cuál es la preferencia?
y un oro sucio para el trigo?
o es una estación clandestina?
Por qué se queda en los ramajes
hasta que las hojas se caen?
sus pantalones amarillos?
el Otoño que pase algo?
o el tránsito del universo?
imán hermano del Otoño?
la designación de la rosa?