martes, 9 de mayo de 2017

JORGE BOCCANERA I



HABLAN LOS OJOS DE NAZIM HIKMET


Sobre mi mano,

la mitad de una manzana brilla.

La otra mitad está sobre una mesa a miles de kilómetros de aquí.

Es imposible morder esta mitad

sin que duela el vacío.


De Bestias en un hotel de paso (2002)




I


La selva está hecha a lápiz, punta fina


sobre papeles rotos, garabatos que se alzan en el aire


y cajitas de música y el oso perezoso.


Una lágrima verde rueda sobre la lengua del jaguar.


Tierra tatuada, selva con la palma en el centro que en un aire de reina


despliega su penacho, su cabellera de hilos, su serena ebriedad.


Abajo, el viento junta restos del universo.




EXILIO




Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha de 35 días


hacia la nueva ciudad que les fue asignada.


No hay sitio para los elefantes.
Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,
mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.
Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,
yo sigo a la hembra guía,
cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las cuatro patas del infierno.


Llegarán a destino –dijo un diario en Yakarta.
Los colmillos embisten telarañas de niebla.
Llegarán a destino,
viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de carne.
Llegarán -dijo el diario.


Más la estampida cruza por suelos pantanosos


y mi patria –la mía- es sólo esta manada de elefantes


que ha extraviado su rumbo.


¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular de bestias!
Tambores y petardos, acompañan.
Algo de todo el polvo que levantan, es mío.


HADA



Se alimenta de carne de venado,


de hojas grandes y verdes, pero vomita nieve.
Se desliza a gran velocidad, sube a los altos picos


y mcuenta lo que todos callamos.
¿Podría patinar sobre un pie? ¿Dibujar en un pie?
Voy a decirlo de otro modo: la Sordomuda


pasa con su cuerpo ladeado para recuperar el equilibrio.
Aquí todos la aclaman: “no hay palabras, es única”.


Con su pasamontañas se desliza.
Clava sus espolones y mi lengua aterida se
enrolla en viejos miedos.
Y así ella se alimente de frutas amarillas


o de peces plateados, siempre vomita nieve.
Cuando vomite al bosque, yo lo conoceré.
Ahora está en la pendiente: “no hay palabras, es única”.
Yo rito del trineo, con mi hocico escarchado poco puedo decir.
Para ella los aplausos porque puede bailar,


dar vueltas como un trompo.
Y si se lo propone,
podría leerle los labios a un muñeco de nieve.



DIÁLOGO EN UNA ESTACIÓN DE TRENES



-Escribir es, de alguna manera, ir a una cita.
-¿Con quién? ¿En qué lugar? ¿A qué hora?
-La misma expectativa, el sudor en las manos,


la mente en blanco, la página igual.
-Pero él, ¿escribe?
-...y marcó el número y concretó la cita


y escuchó aquella voz como bordada en todo el cuerpo.
-¿Pero cuál? ¿Pero quién?
-Hay fotos de revistas, hay rumores.
-¿Cuándo? ¿En qué lugar?
-El entra al baño, se peina, se despeina,


se perfuma y ya decidido va a pedir un café.
-Es temprano, ¿verdad?
-El reloj es un inválido que cuenta historias crueles.
-Siga, siga. ¿Por qué?
-Ella cruza la puerta, endiablada, entalcada, ella avanza atareada, en fin, pintarrajeada.
-Por favor, continúe.
-No hay palabras, es única.
-¿Y él?
-Ya se puso de pie y le estira una mano.
-¿Y ella?
-Pasa ligero, dice "no lo conozco".




¿A ESTO LE LLAMAS AYUDARME?



Yo dije "bésale las piernas a la poesía".
Y también "bésale las palabras".
Yo dije "hurga su lengua".
Y dije "hasta que abra los brazos".

Yo dije "bésale las piernas, las palabras".
Y dije "hasta que no de más".
Y "hasta que pida más".
Y dije "hasta que cante".

A qué alegar ahora si ella en verdad cantó.
¿Fue un sueño?
¡Qué más da si era mímica y disco, si era patraña y ruido!
Sé que la oí cantar,
¿qué cambia que hubiera sido de otro modo?




OASIS



Caminé en el desierto de tu lengua.
De cada polvareda hice un recuerdo grato.
De una piedra redonda, un amuleto.
De las verdes tormentas hice un bosque.
De cuatro lagartijas, un amigo.
Caminé,
¿Para qué?
Si el que habla de estas cosas es apenas el viudo de tu lengua.
¿Para qué?Caminé,
Caminé.
El bosque, el amuleto, el amigo, el recuerdo, son puñados de polvo.

¡Tanto excavar por una sola perla de agua!
¡Todo mi harén es una Sordomuda!



ENSAYO BREVE SOBRE LA HONESTIDAD POÉTICA



no es que los poetas mientan
es que los mentirosos
quieren hacer poesía




NOTICIAS DE UNA MUJER CUALQUIERA



entramos a la pieza casi sin reconocernos
sus ojos eran pactos de ternura y violencia
yo la miraba todo el tiempo
habrá pensado en mi cansancio
habrá pensado -está borracho-
habrá pensado en irse pronto
habrá pensado tantas cosas

me acerqué a sus dos manos
sin dejar de mirarla
desde mi soledad hasta su boca
habrá pensado en enojarse
habrá pensado -no es un hombre-
habrá pensado ¿en qué quedamos?
habrá pensado tantas cosas

cuando entró el sol cuando se fue
desde mi boca hasta su adiós
y aún en el viaje de regreso
habrá pensado tantas cosas
habrá pensado tantas cosas.



CARTA DEL SUICIDA


lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo



UN HOMBRE



Un hombre se me viene cayendo por la sangre
con una copa rota entre los dientes
no soy yo
somos todos
la soledad
el tajo de odio en la memoria somos


un hombre se me viene derrumbando
por la oscura saliva del silencio
salpicando mis ojos con antiguas cucharas
lágrimas que él inventa cuando pisa
los charcos de mi sangre


un hombre se me viene cayendo por la herida
no hagan música o fuego
no soplen ni respiren
quiere decirnos algo


hay un sur de rodillas preguntando
dónde estábamos todos
cómo fue que dejamos crecer la indiferencia
para que de una puerta salga el enceguecido
tirando puñetazos al aire
echando espuma por la boca


un hombre se me viene cayendo por la sangre
con pasos de borracho
no hagan ruido no escupan
no demoren quiere decirnos algo.




ARDER




Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora


hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).


Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).


Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura


SIEMPRE ESTOY COMENZANDO ESTE POEMA



de «LOS ESPANTAPAJAROS SUICIDAS» (1974)


siempre estoy comenzando este poema
pero claro
llaman a las puertas las voces cotidianas
o se cae a pedazos el día diecinueve
o se me sube rosi a las rodillas
o caigo en la guitarra buscando no sé qué
siempre estoy comenzando este poema
pero llegan recuerdos de una ternura un día o me sirven café
o voy a ver al boby que está ladrando mucho
siempre estoy comenzando este poema
y escribo una palabra y ya viene la tarde
con su naufragio entonces
pongo la ternura en una botella
para que alguien recoja pedazos de mis ojos
siempre estoy comenzando este poema
pero llega la noche
quiero decir tu pelo mojado
quiero decir que crezco
y que salgo a caminar tu nombre.





LA MUJER DEL PROJIMO



de «MUSICA DE FAGOT Y PIERNAS DE VICTORIA» (1980)



I


Llegó al cuarto entre asustada y no
su piel había memorizado calles
para que yo esta noche las caminase todas.


Llegó invadida de cebolla y pena,
de fiebre del pequeño y vecinas absurdas.
Llegó cansada de saludos breves,
preguntarse por qué a tanto silencio.


Necesitaba
que esta noche sus hombros arriben a otro puerto,
sus manos algo lejos del filo de la escoba,
su pelo rojo en otra almohada.


Entonces comprendí
que la mujer del prójimo es ajena,
incluso para él.



II


No unté mis ojos
con el paisaje de los tuyos,
ni desordené el día para que aparecieras,
ni he juntado tus ruidos con mi boca
para que no doliesen las preguntas,
ni siquiera
me llamo como dices, pero
puedes quedarte,
hay un poco de sopa, algo de vino,
afuera está lloviendo en otro idioma.




OJOS DE LA PALABRA



a Octavio Pineda


La palabra,


fogonazo entre el deslumbramiento y el hartazgo, viaja


sobre los hombros del enigma.


Estrellas que atraviesan usinas de ceguera, correntadas de nadie.


La palabra es iguana en la roca calcinada, una pata en el aire,


la otra en el infierno.


Su cuerpo breve da una sombra inmensa.



Quieta no se está nunca por el fuego cruzado de la sangre.


Un chasquido de lengua la echa a andar por baldíos donde


lo ruin humea y pudre el aire.


A horcajadas, con los ojos vendados, entre bolsas de estiba,


dientes de nicotina


y un corazón sin aparente anhelo que acampa en el vacío.



Esa palabra lleva en su aliento un viaje, un detenerse,


un continuar.


Sus patas diminutas lo tocan todo por primera vez.





LA TORRE ROJA





Avisos luminosos se encienden y se apagan.


Sobre la torre roja me toca vigilar:


cada chispa en la almohada,


la boca de mi madre con dos vueltas de llave,


las palabras que cuentan y los días contados,


las linternas que talan la noche de los sueños,


las vísceras al aire de la selva.






Se encienden y se apagan marquesinas.


Me toca resguardar:


la lengua en llamas de la sordomuda,


el camino salvaje,


las ollas donde hierve sus colores el bosque,


las cartas del exilio que te rompen la boca


y el que maquilla espejos con estrellas de talco.




¿Y los escombros que acarrea el insomnio?


¿Y el ahogado golpeándome la puerta?


¿La que busca en el horno la rosa de la muerte?




Sobre la torre roja yo vigilo.


El ojo del patrón engorda el ganado.



ANIMALES BORROSOS



Muñón obsesionado, cede el paso,


hay que entregar un sueño, muerto y alerta, tiritando.


Hurga entre los vendajes del aliento, respírale en la cara


al infortunio y acuéstate a dormir junto a los animales


borrosos del enigma.


Interroga despojos del silencio en los huesos quebrados


del poema, sube a los carromatos donde viaja la orquesta


con su tos de perro,


busca un trofeo de aullidos en el océano de la noche.



No alimentes palabras como plantas carnívoras ni


remiendes plegarias.


Calcula con navajas el azar y separa las hebras del deseo.


Luego, a lo tuyo:


escribirlo como la bestia, corregirlo como la bella.



Hacerlo y deshacerlo con tu puñal al cinto y el oído


en el polvo


donde murmura el rastro de la presa y habla una estela


de humo.



A esa ferocidad habrá que desollar, arrancarle colmillos,


arrebatarle el cuero, las aletas, desplumarlo y hervirlo hasta


que se consuma


y solamente quede al fondo de la olla,


polvo de una pregunta.




APAGONES


I


Apagones, pantanos. Me despierto empujando


cifras de la catástrofe, puertas cerradas, animales de


pelambre espesa.




Me levanto empuñando horas vacías, soles cuadrados,


muebles viejos. Lo mío es empujar


los troncos desmayados a mitad del decir,


los caracoles de la desmesura.



En un mundo de cosas,


al día hay que empujarlo como a un hogar en ruinas.


Apagón, pesadillas


que viven debajo del vendaje


y voces engrilladas a la pata de un barco.



Me acuesto tras ordenar el hielo


y despierto empujando


las altas torres de osamenta y furia.




ASTILLAS 1



¿A qué va uno al espejo?


A preguntar,


a inquirir el anverso, la faz, a investigar por uno,


a rastrear la fachada,


el asunto es el mismo: interrogarse.



Solo atiende preguntas el espejo,


abre ventanas solo a ese llamado.




Su respuesta es gruñido, un murmullo de noches


arrugadas.


Ese despeñadero te pisa los talones.






II


Entre cuatro navajas ondula un río de lava.




III


El espejo se pudre.


Lo vi con estos ojos que ya no son lo mismos.




IV


Quien observa al espejo visita una memoria.


Las brasas del que mira se hunden en el desierto.




V


El espejo reúne lo que el viento dispersa.




Cuaderno del suicida


Mis pies parecen palas.
Y mi lengua y mis manos tienen forma de palas.
Si me viese al espejo vería solo
una pala.
Todo lo que yo haga
tendrá forma de fosa.





LEJANDRA PIZARNIK ABRE SU CUADERNO DE APUNTES


El hombre que saca la cabeza del agua,
es un pez y se asfixia.
El pez que mete la cabeza en el agua,
es un hombre y se ahoga.

El poeta escribe en la línea del agua,
y se asfixia,
y se ahoga.




AUTOPLAGIO




Latigazos de sombra desordenan tu cuerpo,
en la fotografía donde te estoy pensando,
y soy el extranjero que descubrió tu rostro
y se animó a escribirlo, que era como besarlo.




BESOS




La vida no es
la cara ni el llanto de la cara
ni la mano ni el golpe de la mano en la cara
ni el viaje de la mano ni la estéril huida de la
cara


es el hilo de sangre que sale de tu boca.




EL ÁNGEL DE LA MUERTE

Oigo pasos ¿será la boca de tiznar y el navajazo
en pleno rostro?
Así te acechan como ¿será la antorcha de otra voz
que va sobre la tuya?
Escucho pasos y ¿será el escupitajo en la tela de
araña de tu infancia?
Así te azuzan como ¿será la cruz al rojo en tu
mejilla?
Oigo pasos cerca de ¿será como esos guantes
rozando tu estación?

En la memoria hay una puerta rota.
Los sueños son distintos y el final es el mismo:
el asesino que te besa.




ELLA

Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.




ENVÍOS

Todo lo que se da llega a destiempo.
No existe otra manera.
Entre el ojo y la mano hay un abismo.
Entre el quiero y el puedo hay un ahogado.
Un país que asoma su cabeza deforme en una carta,
y va a darse a destiempo, nada es lo que esperabas.
Y lo que llega envuelto en papel de regalo


se irá sucio de odio.

Bailamos entre los escombros de una cita.
Dibujamos una taza de café en el desierto.
Vivimos de sumar y de restar:
lo que te da el amor, lo que te quita el miedo.
Al final nos entregan los huesos de un perfume.

Aún así persistimos.
En alguna montaña vive un pez resbaloso.
Entre números rotos se desliza una estrella.






EXILIO

Un hombre enterrado en las arenas del exilio
donde se hunden sin chistar mujeres rojas y
tiendas de lentas humaredas,
y una espada se empera y una silla en desuso.

Un hombre enterrado allí donde Tarafa


ofrece una copa de vino, por las llamas del sol
que lo despedazaron.
Y va a pique la mesa donde alguien escribió
moriré tal vez muy lejos de mi idioma
Y Artaud canta parado en un caballo blanco.

Entonces, ese hombre es polvo de su voz.



HILACHAS

Es el silencio el guante de una voz?
¿Se podría tocar?
Recordaríamos el silencio de un día cualquiera cuando niños?
¿Acaso vuela al ras del suelo?
El poeta que se llama a silencio, ¿va
voluntariamente o el silencio lo llama?
El que calla, ¿otorga?

Son respuestas que yo no puedo preguntar.
No le temo al silencio,
aun cuando se estrelle con sus alas de polvo en mi ventana.
No da miedo escucharlo.
Tengo miedo de verlo.



HISTORIETA

La niña abre el baúl y una mano le echa tierra en los ojos.
Ella dice: ¡qué hermoso paisaje!
Ahora mezcla pinturas,
revuelve los vestidos de tías adornadas con juegos de palabras.
Se amorata, se luce angelical, gira mangosta,
novia de esparadrapo,
se mira en los espejos que trabajan sin que nadie los mire.
En este último cuadro la niña se pinta y se
despinta, aparece y se borra.
Yo cierro el libro de cuentos infantiles pensando


que mi lengua es esa niña Sordomuda,
probándose vestidos a la hora en que los demás duermen.



LOS PAPELES DEL NADADOR




I



Si el nadador tristea, todo el mar es su lágrima,


todo el ruido del mar es su tonada,
todo el mar es de vino.

II



Prueba otra vez, prueba una y otra vez.
El nadador sube hasta el trampolín,
entre las nubes altas,
los aviones que escriben en el cielo con humo,
las bandadas de patos.
Ya está en puntas de pie, ya flexiona las piernas,


estira bien los brazos.

Prueba otra vez, una y otra, una y otra, se
concentra, respira,
el agua hace silencio.
La ventolera tira sus manotazos y le arranca el gorrito de baño, escupe en su antiparra.
Pero él insiste y otra vez, prueba una y prueba otra.
Es un ovillo el nadador entre las nubes altas,
el humo que dejaron los aviones,
las plumas de los patos que emigraron al norte.
Puntas de pie, no vayas a fallar.
Vuela en picada el nadador, su dibujo es perfecto, su boca entra al desierto.

III

de ser posible, leer con música de fondo
de Bob Marley

Mal rayo me parta, e cielo está muy resbaloso,
el vino escaso, la caricia extraña en estos días,


tu nombre llega como un golpe de vino a la cabeza,


mal rayo me parta en tan inoportuna ocasión.

Simulo leer un diario bajo el aguacero de tu
cuerpo,bienganado el diluvio, malhaya la tormenta,


pasa un cuerpo flotando bocabajo
y mal rayo me parta tan lejos de tu cuello.


Los cielos se mezclaron en tu boca pequeña,
los gatos se revuelcan en tu mano,
adelante el insomnio es un campo minado,
hay besos enterrados que pueden estallar.

Corro a campo traviesa con fósforos mojados,
¿qué es esta polvareda sino un fantasma tuyo?
El futuro es un traje pero para otro cuerpo,
los espejos del bar no preguntan por mí.

Hoy cargo mis valijas por el fondo del mar,
tengo pocas palabras
mis dos lenguas tropiezan dentro de una botella
y mal rayo me parta en tan inoportuna ocasión.





IV

Nadador
la verdad es una piedra pulida por el agua,
una estrella aplastada por algún tren carguero,
yace en el fondo, extraña,


entre una multitud de formas ondulantes.
Alguien tejió esa piedra para que te miraras


con tu viejo sombrero, tu sonrisa maltrecha.
Alguien dice tu nombre en la oscuridad de esa piedra,
y te narran girando por los espesos caldos del
alcohol.
Se agotó la paciencia de tus labios que ahora
viven adentro de una piedra.
Los pliegues de tu miedo van a pudrirse allí.
Tu quieres preguntar y para preguntar primero hay que morirse.
Nadie puede bailar en esos pasadizos.
Nadador,
mira como se apagan tus gestos en los bordes redondos de esa piedra.
Empolla en esa piedra la canción del naufragio.





OLAS

Tu corazón es una taza diminuta,
y es la única taza que precisa dos bocas,
y es la única boca que no se vuelca nunca.
Enormes olas,
locomotoras de agua se desploman cerca de tus labios de Grecia.
Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en un abrigo hecho para otro cuerpo, hecho para otro clima.
Pero siempre en tus ojos brillando una tacita.
Entonces,
hay un hombre encerrado en los papeles de la noche.
Sus vagabundos quieren levantar esa taza,
como los deportistas a sus copas doradas.




PORDIOSERA

No es la musa cantora ni el pájaro chillón,
ni el muñeco parlante ni la dama que dicta.
Es una Sordomuda,
que te muestra la lengua por sólo una moneda.

La lengua está vacía.
La moneda tiene que ser de oro.



SUCESO VIII

a veces soy la voz del otro lado del teléfono
a veces un aliento
una ciudad enorme donde te encuentro a veces
por supuesto una fecha
un saludo que cruza el cielo velozmente
dos ojos que te miran
un café que te espera después de la llovizna
una fotografía una mano en tu mano
desesperadamente una canción etcétera

y siempre o casi siempre
nomás ese silencio
donde solés colgar tus prendas íntimas.




SUERTES



Azar no es arrojar una moneda al aire.
Ni siquiera esperar el cara o cruz..
Azar es atrapar la moneda en el aire
y huir sin dejar rastro.




SUMA




Los días no contaban para mí,
bastaba la palabra.
Yo escuchaba en cuclillas


cómo alguna palabra conversaba con otra.
No contaban los días.
Pero extravié palabras y los días me siguieron de cerca


con sus largos abrigos.
Yo iba mirando el suelo.
"Ese no cuenta el cuento", vaticinaron unos.
Yo no escuchaba a nadie, yo contaba con ellas.
Los días fueron como trapos mojados en los pies.
Habité días feroces porque perdí palabras.
Eran contadas y eran, al fin, las que contaban
El tiempo es implacable.
El que pierde palabras tiene los días contados.




TELENOVELA

Sordomuda
yo cargo las valijas, yo compro los boletos,
y soy tu catador, el señor de las flores,
tu pareja de baile en el salón Colonia de México D.F.

Yo soy tu lazarillo y te compro historietas y soy tu guitarrista, el chofer de tu almohada,
a veces el jinete, a veces el caballo.

Mudita de mi alma yo te elijo perfumes y te
exhibo como el Príncipe Orsini al luchador
Jacob, "La Bestia", en un cine mugriento.
Y soy el del retrato, tu instructor, tu pupilo, el
cara de payaso, un pasajero en tu sudor
apenas, Sordomuda, el que reza en tu cuerpo.



LAS SEIS Y LÁGRIMA


Justo a las seis,
en punto, vendrá a buscarte la ciudad
y esta vez quizá el apuro
no te deje ni lavarte los dientes.
Te busca día a día
con sus codos mojados,
sus ojeras de niebla,
sus manos temblorosas diciendo: ¡te devoro!
Para un golpe en la nuca de oficina,
para oxidarte todos los costados
y arollarte con su tren de piedra.
Te busca la ciudad
con sus alcantarillas espías,
sus torres de tic-tac echando humo,
su tristeza mordiéndote la lengua.
En el viaje, colgado de tu saco,
pensás en unas manos,
simplemente unos dedos,
que te roben los lápices,
te acaricien el pelo
y maten el reloj seis menos cinco.




OBERTURA


Victoria,
si supieras
que después del fagot
en un peldaño cualquiera de la noche
un hombre con mi rostro
descansa,
de tu boca.



MARIMBA


de Jorge Boccanera
a David Viñas
a Saúl Ibargoyen.




Este es un poema tirado por caballos.
Voy de pie / voy aullando
una palabra brilla sobre mi lengua seca, polvorienta
quiere trazar sus círculos concéntricos en un agua que cante
¡arre caballos!
llevo “todo el hocico en llamas como un feroz ladrido” (bendito mallarmé
Yo soy el payador sobre cubierta
apretando una viola frente a la ciudad en ruinas
dejen libre la calle, ¡no canto porque sí!
yo busco un mundo / otro
yo no enumero la cristalería
quiero hacerla pedazos

Este es un poema tirado por caballos
vean arder mi látigo sobre el viejo tambor de la poesía
háganse a un lado...
cargo un espinazo,
un fósil atado con alambre,
un enfermo de amor,
una huesera al rojo vivo,
una tumba de besos al fondo de mi carne
con este poema vago / divago / briago

yo payador, las riendas, el párpado a los tumbos
¿equivocado?
como el que abrió un paraguas que el sol derribó a besos
como el ciego que jura por la luz que lo alumbra
¡a contrapelo vamos!
volando
¿acaso alguien vio un sueño tirado por caballos?
¿un tatuaje en el muslo que arrastran por el cielo?
ahora se puede ver
no hay imposibles en el vértigo de una cama de bronce
(tirada por caballos)
donde salo tu carne de mujer

¡arre malditos vamos!
agiten sus collares de sangre
llevo espuma en la boca,
una navaja en cada mano llevo,
hilachas de otro rostro ganadas con sudor,
y un anzuelo de plumas,
y un as de pocas pulgas
yo quiero un mundo / ¡otro!

Este es un poema tirado por caballos
este es el payador sobre cubierta
el espectáculo de la persecución estalla
y vienen ya las aves de rapiña,
y las aletas de los tiburones,
y asoma la lava del volcán,
y un derrumbe de piedras con el rostro de aquella...
por eso ¡arre caballos!
hay que apretar el paso,
yo espuelas, yo cananas, yo polainas, yo arenga
atravesando sueños que se anudan en amargas regiones,
osamentas de voces de bruces en la tierra
el paisaje / el lenguaje
(no hay quien tome nota de esta respiración agitada)
cerca del carromato se agrietaron las calles.
Nos sigue un ulular...
nos embiste lo incierto
(en el paquete del futuro no hallarás más que una muleta)
¡no entienden que yo quiero un mundo / otro!
yo cabriola,
yo baile,
yo marimba,
yo quiero el poema planeando sobre mi cabeza
mi cuello en libertad

Este es un poema tirado por caballos,
van mis muertos aquí
sus huesos hablan con el frío
este es el payador sobre cubierta
sobre sus ojos una ciudad en ruinas
alguna vez su lengua fue un pedazo de trapo
frente al cuerpo de la belleza
ahora quiere cantar
y dice
y grita
¡que nadie se me cruce...!
voy alerta, de pie, pañuelo rojo
funyi / cuchillo / banderola
atravesando sedas que se recuerdan en una antigua danza
ángeles de chatarra engominados
cortinados movidos por un guante vacío
... y una cifra tristísima de gente que no está
yo soy el payador sobre cubierta
“mis versos van revueltos y encendidos como mi corazón” (caro Martí
debo enterrar palabras en el fuego,
urge que entregue un par de cartas,
urge que llegue a un mitin,
debo entonar un himno,
urge que escuche a mi hijo su primera palabra
cuando Yazmín, lo abriga con sus plumas de asombro

no quiero la palabra saciada de sí misma
ni la verdad dorada, donde no cruje un pájaro
no quiero almacenar saliva,
ni la tos delicada que recoje su aplauso
quiero besar el caos
los escombros del cielo no me dan de beber

yo soy el payador que quiere un mundo / otro
y busca en el polvo del poema, acaso una respiración inútil, boca a boca
quizás un vaso de sangre donde no quepa ni una sola gota de miedo
así de día / tantos días que abro los ojos en el barro

¿hiur de este poema?
¿arrojarme al vacío?
¿tirarme por la borda?
¿en los brazos de quién?
¿de qué supuesta pureza?
¿en qué animal de signos que no sea este relámpago?
el lenguaje / el paisaje.

¡No me muevo de aquí!
Va echando chispas este sueño
vi desfilar al miedo / la infamia / el verso flaco,
los ojos van vendados debajo de los ojos,
la boca amordazada debajo de la boca


y una lengua estaqueada a mitad del silencio

yo soy el payador sobre cubierta
¡no canto porque sí !
porque tal vez humeando entré a la vida

Este es un poema tirado por caballos
cruza bajo los grandes árboles de la historia
entre los delicados gestos de los mortales
voy de pie / voy aullando

yo quiero un mundo / ¡éste!
yo me quito el sombrero
¡buenos días señora del placer!
¡arrabales salvajes / buenos días!.



APUNTES

Y te recuerdo madre,
como cuando la única luz, era tu sombra.



ALERIA DE COSAS INUTILES



el viejo león del circo no distingue
entre un ruido cualquira y un aplauso cerrado
para él todos son ruidos
para él todos los hombres son payasos.




ESQUINA AL SUR



Con las manos cansadas de manejar aquella cucharita
y los ojos vacíos del lavacopas ese
buscaba el calendario de una risa
allá en el sur
cuando llegó me desarmó las piedras
y amiga de los grillos se acomodó en mi furia
los espejos rodaban en mi sangre
festejando la ausencia de los trenes
mi corazón corría lo increíble
setenta mariposas por segundo

todo sucedió allí sobre mis hombros
yo hice esta cavidad
con un zapato bueno saqué escombros
algún recuerdo ingrato un mar antiguo
un miedo de amanecer entre peces corcheas y otras voces
y así instalé su nombre esquina al sur
ordené los manteles los símbolos del día
las caricias el mate los gorriones
mientras caían toboganes de luz sobre mi patio
yo anduve en mí cavando una canción
la de los pescadores
la de mi tío el zapatero
la de los que encontraron la alegría
quise incendiar la noche allí en su boca
que se limpie la lluvia en estas manos

ocurrió cierto día volvimos al silencio
ella juntó sus cosas su sexo dijo chau
mis manos regresaron a aquella cucharita
y a los ojos vacíos del lavacopas ese
las agujas del sol se me perdieron
alguna tarde escrita con minúsculas
ella llevaba una pollera rosa
y la magia de un sur abandonado.

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