martes, 9 de mayo de 2017

JORGE BOCCANERA IV



MÚSICA DE FAGOT Y PIERNAS DE VICTORIA


Música de fagot en mi menor
y piernas de Victoria por la casa
afuera una ciudad que desconozco
adentro una ventana que da a un pario
donde el sol se entretiene
en repartí r sus trapos amarillos.

Música de fagot luz de Victoria
labio con era los labios del invierno
reducido equipaje de los días
que te nombra me nombra nos reúne
alrededor de frutas
después esa canilla mal cerrada.

Música de fugar y olor a un cuerpo
que busca en otro cuerpo el buen arpegio
para encontrar los ruidos cotidianos
dulces trampas ocultas en la piel
aceitadas por ángeles
desertores de un tiempo inquisidor.

Fagot de la comparsa y el amor
en tan poco tan grande suena a mucho
quiero decir que siempre
nunca complicidades nunca incendios
ningún insomnio nunca sin el búho
nunca con esta música a otra parte.

Viva el fagot oscuro de mi barba
sobre el palo mayor de este naufragio
en la madera hambrienta de mis manos
la nacionalidad de tu cintura
y música de sangre y barriles deshechos
-aguafuerte del siglo XVIII-

Viva el fagot y su oxidado rostro
Viva el fagot y su bandera rora
palabras de Victoria
inaugurando codas las batallas
y ese cartel que entre sus piernas grita
bufadero de playa punta negra!

Viva el cuerno de caza y su llamado
Cierto instrumento en viento con su música
De donde emerge el do-mi bemol-sol
quiero decir felino de ceniza
la invitación azul de cuatro saltos
hacia el tibio desorden de los techos.

Saludable camino a muchedumbre
Rock and roll de los puerros ignorados
sombrero imaginario de dos picos
sobre la estatua de la decadencia
Y luego ese disparo
Y el delicado andar de los marchistas.

Hombre fagot con hembra violonchelo
Vestido marroquí (no es surrealismo)
Pueblo desordenado por la lluvia
Por la parola cursi y el abrazo
Y un sagapó je t'aime re quiero y sea
Este fagot comparsa inolvidable.

Mi escudo de combate de latón
Y tu nombre de guerra (ajonjolí)
Y todas las señales si una foto
si un periódico viejo si una taza
chilla la cafetera en el suelo
Un teléfono gris y desnucado.

Así se vuelve siempre se regresa
De la ferocidad de la dulzura
son una bala, un beso y un adiós


CAJITA DE MÚSICA

Con un hijo debajo de las uñas
y el calabozo puesto, la muchacha,
se pasea en el sol, es continente,
dice llamarse américa su ombligo.
Un alambre de luz, un simple río,
un caballo de riza, cordillera,
le cuelgan de los brazos y en el pecho,
va el armador de pan y un pueblo en marcha.
Sobre el vientre maduro del sombrero,
el sol está tejiendo una vidala,
y unos ojos de piedra hasta los labios
canean su corazón a todas partes.


CARTA ABIERTA A LA DOMADORA DE LEONES


(Esto carta estaba guardada en el corazón de una
mujer, por lo que se ha conservado en óptimas
condiciones y resistido a la intemperie y otros odios).
Me duermo,
y en la oscuridad
se encienden las luces de la pisca.
La música (estruendosa) quiere romper los vidrios
mientras el viejo león
salta sobre los techos de la casa.
(Esto es horrible).
Los aplausos penetran debajo de la puerta
Y aparecés erguida sobre tu corcel rojo.
De luz tu cabellera,
es disputada por un enano y un payaso. .
(aquella noche lloré en tu carromato poco antes de incendiarlo),
¡Viva la domadora de leones!
Viva la bella mujercita
que danza sin temor por el alambre
dispuesto entre el recuerdo y el olvido.
(Sólo quedó tu traje azul brillante
Y alguna zapatilla chamuscada).
Una vez más das vuelta por esta habitación
erguida sobre ese corcel rojo.
(¿han golpeado la puerta o
son los ruidos de la soledad
afuera
como turba
que enceguecida va sobre mi rostro
y otros pobres mortales?).
¡Hoy gran tristeza hoy!
( ... y te dije te quiero como quien
dice siempre y se va caminando bajo
la noche ajena pensando en el final
de una película muy cursi)
¡Silencio!
Ahora el saleo morral,
el cara o cruz.
(Pero me niego a verte allí en el aire
esperando que caigas en mis brazos o
en otros)
Entonces me despierto.
(¿Del sueño o de la realidad? ¿Alguno sabe?)
De todos modos, no pronuncio tu nombre
porque existe el peligro,
la salvación,
el riesgo,
de que un reloj
me vuele la tapa de los sesos



ORACION PARA UN EXTRANJERO


I


Vieja fotografía
Mazatlán malecón
Paola/ Paola
De un hombre sentado en una mesa del bar
El Boulevard.
Vieja fotografía en blanco y negro donde te estoy
pensando:
Viejo papel
penetrado por el roce de unas manos ingenuas,
por músicas diversas,
por los gallos ciegos del olvido
que sin anuncio alguno
han saltado el alambre de todos los abrazos
y caminan sin rumbo por mi voz.
Hacen más raro el aire,
imposible la luz.
Los gallos ciegos del olvido
me dejan en la boca sus plumas chamuscadas
por el odio de mayo,
y a ratos picotean
en los cristales rotos de la ausencia.
Contra la puerta escupen su lágrima pesada.
Me gritan: ¡no va más!
Yo digo tu nombre,
Y no soy nadie porque soy el otro.
Acaso el extranjero que descubrió tu rostro
Y se animó a escribirlo


III


Cuando sucede tu recuerdo
los gallos que yo nombre me clavan en los ojos
sus preguntas
o retroceden, lloran, resbalan
en el barro del insomnio, grotescos son
y más.
Se endeudan con mi sangre,
tiznan al corazón con tanto insulto.
Y ya no hay quién los mueva.
No hay escobas, baldazos de odio hirviendo,
ni paradas al aire o navajazos.
Y me queda en la boca un gusto a incendio,
una mujer que siempre dice adiós
con sus labios de pólvora mojada
Ahora,
tu nombre se deshace
contra la memoria de las piedras.

V

Viene la Tramontana,
castigará las playas que dieron buen descanso al turista,
soplará como siempre.
Las palmeras-que han olido primero al temporal-
son una presa fácil.
Clavos en las ventanas, tranca contra las puertas,
rezos porque los techos se queden donde están.
Una mano con miedo
enciende la campana de la pequeña iglesia.
El mar
pide la rendición de los primeros botes.
La lámpara de aceite
es un gato que el viento reventó contra el muro
Mi corazón aúlla, lee diarios atrasados, pide
otra vuelta y sueña vendavales de odio,
restos de algún naufragio, inundaciones puras
que llegan a saquear.

Viene La Tramontana
y en esta oscuridad busco tu boca.
soplará como siempre.
soplará como nunca.

X


¿será posible el sur?
¿Será posible
tanta bala perdida al corazón del pueblo
tanta madre metida en la palabra loca y roda
la memoria en una cárcel?
¿será posible el sur?
¿será posible
tanto invierno caído sobre el último rostro
de mi hermano,
tanto salario escaso riendo con descaro
en el plato vacío y el verdugo esperando?

Mi territorio de una vez gira en la oscuridad
de esa pregunta:
¿será posible el sur?
Si se viese al espejo ¿se reconocería?


XIII

Interrogado por una botella, la taberna vacía,
navegando en almohadas que arriman al insomnio,
perseguido por perros que conocen mi olor,
recé:
paladar del otoño
quita de mis espaldas
tus collares de miedo
necesito un respiro
una fiesta en los ojos
de la mujer que amo
una carta en respuesta
de mi carta al amigo
fogoneros del cuore
¡a descansar!
Y mis manos se hicieron en las tuyas.


XVII


Alguien ha entrado al mar como a una casa,
humaredas de espuma le entorpecen el habla
lo ciegan,
llenan su corazón de harina negra.
Si el pescador era propiedad de la cierra
el ahogado pertenece al mar,
y es inútil disputarle a las aguas esas verdad pesada.

Como el rostro del que entró para siempre
al espejo del agua,
en un país que desconoce.
En el muelle,
la muchacha de la bufanda azul espera.
La memoria es a veces corno una piedra enorme
en los brazos de un niño


XIX

En el bar hay quien duela y hasta un vino esperando
Como un hombre rodeado de mesas sin respuestas,
Hay un gato que nadie olvidó en una silla,
Acaso un empleado que barre, que no canta,

Que limpia los espejos
Donde quizá hubo rostros exagerando historias.
Y las manos que arrojan sus dados de neblina
Saben que esto es doler, perderse lejos,
Donde los pescadores buscan una cerveza ,
Entre un rumor que nombra marea roja
y contaminación, y trabajo perdido.
Donde siempre es verano J
Y los muchos turistas piensan
En qué gastar dinero
retratarse
con quién retratarse y cuándo y cómo
mejor si es un trofeo de este subdesarrollo=
La mujer duerme en la pequeña casa.
Algunos parroquianos cuentan que el mar la está buscando.
El guante del cansancio les tapará la boca.
Las palmeras trabajan para el viento.


RONDA INFANTIL


Niño que enamorado
bajás al aire de noviembre y
el suelo quema por doquier.
Lágrima que transita
del ojo al labio
y quen1a.
Polizonte que viaja
en un bosque
de besos.
Niño que en rebeldía
bajas del aire y quema
por doquier.
Una bandera de ceniza el suelo.
Una cuchara ardiendo el porvenir.
Soles de pan y abajo
el suelo hierve,
leches de bronca que te aclaman.
Niño que el suelo quema.
Niño que dondequiera.
Pluma que flora en un cielo de san zre
y enamorado
bajás al aire de noviembre.



FUEYE


En el centro de la pista aleteando sus valses:
música que me das,
aire que necesito,
pan sobre mis oídos.
Y una luz amarilla que le quema el teclado
donde las bestias buscan alimento.
Después
espuma negra, resoplido, tufo del bajo fondo,
estira un esqueleto que suena en todas partes.
Mudo que canta hasta doler el aire,
pero mal encarado, pero fueye.
Preso entre las mandíbulas de dos manos huesudas
Se acurruca a soñar,
lleva nácar y aceite,
suena humareda y llanto.
¿Qué baba, qué nostalgia escarba en sus metales, qué
ciego trastabilla en la luz de sus pliegues, qué
pulmón lo sostiene, qué gruñidos imita, qué
látigos, qué coros le caminan la sangre, qué
barajas marcadas quema con su confianza?
El lagarto aleteando tangos de rompe y raja,
eI cabrero rumiando una leyenda,
y el ojo de la noche que amontona lágrimas de ceniza.


DURANGO 108, DEPARTAMENTO 303, COLONIA ROMA

De nuevo son las cuatro de la mañana. (Roque Dalton)
Es hora, Jorge, de abandonar la testa sobre un
puño de arena sobre los equipajes extraviada
sobre el mantel manchado porque el vino dej6
su malasangre en la cocina de una vez déjala
en la caja de plumas en vuelca con los trapos
mojados de la angustia perdida en un cardumen
de borrachos no vayas a cerner entrega Jorge
esa cabeza a los zumbidos dulces de la fiebre
o ponla sobre un texto de Ritsos sumergida en
el vidrio molido del dolor es hora es nada es
hora esta cabeza siempre un blanco seguro en
el campo de tiro de la noche donde los comensales
son apenas un granizo de lágrimas golpeando
puerta o apoyada en la pierna descompuesta de un
niño que combatió en Malvinas esta pobre cabeza
con su canción de sangre que trabaja a des rajo
es hora, Jorge, es hora. Duerme, que es necesario


LUMBRE


Las riendas del caballo en un árbol de espuma,
un respiro, un día largo
para el fraile, el poeta frente a los grandes cráteres,
el buscador de oro frente a la piedra muda.
Así el poeta,
como fray Blas junto al volcán Masaya entre pacas de
mula y cacerolas, entre orines de lobo y una cuerda,
herramientas para los muchos usos, agua bendita
y palos de rezar.

¿Así el poeta?

¿Corno ese fraile y su bitácora y pluma de anotar, apenas

un temblor en la niebla de azufre por un gramo de oro,

porque creyó ver oro y desiertos de oro y una ballena de

oro revolcándose al fondo del volcán?



Así el poeta,

como Blas, como fray, como aquel que en el fuego vio

metales, palabras preciosas, y en el oro creyó encontrar

lumbre, escarbó en el cráter, raspó el hueso del habla.



¿Así el poeta?

¿Como el que creyó ver una inmensa luciérnaga en los

carbones apagados del cielo y cavó en la gran noche,

en su cenero de piedra, y perdió sus alforjas, sus palos de

rezar?



Así el poeta,

como el que aró el caballo en la paciencia y descendió

al silencio en busca de oro, fuego de palabras.

,Así el poeta?

como fray Blas del siglo tantitantos en el volcán Masaya?

Sí, así, como ése,

envuelto en esa luz del extravío, alucinado, a nado,

alunizando.





EL NIÑO DE LA FOTOGRAFÍA



No hay mucho que hacer en mi memoria.

Caminar una casa derribada a balazos,

atravesar arañas con palabras,

buscar viejos olores quemados por el viento.

Poco quehacer allí,

mear en los rincones para espantar las sombras,

correr donde no hay nadie.

¿Qué hacer en la memoria?

¿Descansar en un ruido?

¿Ponerse de rodillas ante un gran agujero?





AQUELLA



Tiene que ser

¿será?

Tiene que estar.

¿Será ella la Aquella de una vez?

Veo luz en la cocina,

escucho pasos,

Sueño que oigo pasos.

Tiene que ser.

¿Será?

Se levantó a deshoras .

Tendrá sed la desnuda?

Abro las manos,

prendo mi corazón.

mi lámpara de aullar.

mi poca cosa.





PESADILLA



Sueño:

hilachas de mi cuerpo sobre el dibujo de tu cuerpo.

No significa nada si no apunto otro sueño de

redes inservibles, cuchillos de cocina debajo

de una almohada, besos en ese cuarto de la calle

Durango, que poco o nada dicen si no escribo

humedades que me entibian un habla que ruge ferozmente.

Porque la realidad es:

mariposas se estrellan contra el vidrio

y al final del camino queda un bosque dañado por

el fuego de tu adolescencia,

esa geografía arrasada

donde mi sombra grita un nombre espléndido





INFANCIA



Llegó agitada Sordomuda,

en su respiración alguno bebía una cerveza,

alguno se arrojaba de la Torre Latina.

¿La traviesa flotaba en sus cabales?

Llegó agitada Sordomuda.

Una brizna de paseo en ere los dientes,

papel picado y serpentinas sobre su corazón.

¿Flotaba en borracheras?

Alguien la llevó del brazo a la cocina.

Alguien la miró feo.

Alguien se fue quitando el cinturón.

Alguien cerró la puerta.

Nosotros espiábamos por la ventanita, temerosos

y arracimados.

Todos queríamos que ella nos nombrara.





EL SUEÑO QUE SUEÑO



Habrase visto lo que he visto

con los ojos cosidos a la almohada

nada más que una sombra

con un anillo de oro.





¿LA IMAGEN ES UNA CREACIÓN PURA DEL ESPÍRITU?



El sol es una taza y su lava no acaba de volcarse.

Eso pasó hace mucho.

El sol existe así porque así lo soñaron los huicholes,

y después lo encerraron en sus cuadros de estambre,

en sus mantas, en sus cucharas sabias.

Uno pintó una cara azul envuelta en rayos rojos.

Otro le hizo la nariz.

Otro pintó una piedra con un bosque de sangre alrededor.

Otro más, imaginó un erizo con sus estalactitas amarillas.

Pero hubo quien soñó un pez plateado en una telaraña.



Ese no pintó nada

y se arrancó la lengua.







FRANCE-PRESSE



El cable dice: tras el apagón del jueves en la

ciudad de los rascacielos o sea nueva york la

policía detuvo a más de tres mil saqueadores que

amontonados en las cárceles sufren desmayos

crisis pesadillas bajo una temperatura de 39 grados



y recuerdo cuando cerró los ojos la mujer

aquella y rompí los cristales de su boca entré

a hurgar en sus pechos acaricié sus hombros

fue mi botín su lengua guardé sus manos en las

mías besé sus largas piernas

carreteras mojadas apenas por el sol



y después me alejé me hice camino ojos de

vagabundo por ciudades extrañas sin luz hasta

que un día me dio caza el olvido me tiene preso

y hoy soy exactamente los tres mil saqueadores

que lloran en el patio gigante de una ciudad

violada bajo el calor de julio.











PANES Y PECES



a Juan Gelman



hermano juan

la solución sería mandarte

este cuchillo para que muerdas sin cesar la hoja

o taparte la boca

amordazarte

sacrificar los estribillo de quien va dando

cuenta de la vida

y golpear un tambor con el puño cerrado



¿acaso emanuel carnevalli no murió atragantado

con un trozo de pan?

¿acaso dios -nacido en florencia en 1897- no

no murió envenenado con un pan?

¿habrá que andar entonces con la boca cerrada

para evitar la cárcel y/o la muerte?



leo a baldwin decir que: “cuando una civilización

trata a sus poetas con el desprecio con que

tratamos a los nuestros, no puede estar lejos

el desastre”



¿qué menos que desastres ha intentado este fuego

sobre los techo de la memoria popular y por

si fuese poco un perro muerto en las palabras

del bufón?



hospital de chicago:

carnevalli viaja sobre caballos de ceniza que llevan

a los puertos

allí aguarda un rostro de muchacha morena

en tanto las gaviotas atraviesan las heladas arenas
del cielo
hospital de bolonia:
el viento dispersó a los caballos
los muelles han sido abandonados
esqueletos de cangrejos y aves señalan el lugar
donde solía esperarte una mujer
y después el final
el ejercito llenando la plaza y
la poesía corriendo sobre los vidrios rotos de
la palabra compañero
los disparos al aire y emanuel carnevalli
retorciéndose ahogado por el humo
¡alerta juan!
hermano
le han puesto precio a tu cabeza
han envenenado las aguas.


EL ALMA QUE CANTA


Un niño parado en un caballo blanco
canta el ruido del mar,
las ruinas de una gran ciudad
que se perdió tras un bostezo.
Canea el murmullo de las procesiones,
los pasos que se arrastran en rodas las prisiones.
Un niño parado en un caballo canta
la lotería nacional,
las tablas de multiplicar,
canta el pronóstico del tiempo.
Busca las huellas de la maravilla,
dice que es oro todo lo que brilla.
Un niño parado en un caballo canea
una historieta con rufián
en una bola de cristal.
Canea pedazos rocos de "La Cumparsita"
Y la canción de los remeros felices
que viajan maquillados corno viejas actrices.
Canta estribillos:
el de la buena barra quilombera.
Y los versitos:
de no te mueras nunca, no te mueras.
Apenas es un niño,
por un beso en los labios, canta el ruido del mar.


RUTINAS

Una hoguera sin fuego es este cuarto, sus paredes
dentadas, la noche traquetea "yo no quiero que nadie
a mí me diga, que de tu dulce vida". La noche es el
furgón de cola de un carguero que transporta palabras
sin sentido
Tus pasos ¿cerca? a veces me parece que ellos detienen
su andar, sin atreverse" sobre el aire mojado de este cuarto
Un mundo se marchita al fondo del espejo.
Mi corazón ¿una mentira pide?
Me da terror no tener miedo
Lo descarnado en ansias crece en el cenicero
“Se va con ella tu boca que era mía". .
Camino por el puente quebrado del encierro
y lo que toco es espesor de tu fantasma.
"Pero no hay nadie y ella no viene"
Tengo un solo clavo y apunta hacia el vacío
El cigarrillo, un lápiz, la cuchara, apuntan al vacío
En la plateada esfera del reloj" las aves
carroñeras señalan ese punto.
¿Sabés cómo es de amarga y honda?
¿Te imaginas cada día? Vivo en este cuaderno sin hojas
¿Cenizas en mi corazón? ·


UMBRÍO


A propósito de unos fotografías de Elena Sumiraj

I

Cuerpo que dese1nbarca en la oscuridad como en un
planeta lejano. Secuencias borradas, recortes de una
danza con era un negro pleno, saciado. Piedra arropada ,
en su mudez. Imposible saber quién es quién entre una,
opacidad que gana en espesor y un cuerpo que se
esfuma. El silencio es un campo donde la luz y la sombra
caminan tomados de la cintura. Ofrecer y negar,
alternancia de una extranjera.

II



El tiempo respira. Cicatriz de las horas. Noticias de la
superficie esponjosa de la piel con su porosidad vegetal.
Nunca la carne firme. Apenas un calco luminoso
desgajándose sobre un mapa de dunas. Huellas de lo que
late. Boca de sombra paseando en los pliegues del cuerpo.


III


La fotografía es (apenas) tiempo retratado.


IV



Flotan cientos de cebras en un parpadeo.
Constelaciones, destellos, la sombra da sentidos del cuerpo.
La piedra rueda hasta volverse piel, carne de los planetas.
Un sol se desbarata en el cuenco del ojo; queda la oscuridad
derramada en la arena.
El gesto narra un paisaje de arenisca y de grava.
El silencio gotea. La oscuridad transpira.

V

Haces de luz sobre campos sembrados de densas
humaredas. La sombra obsequia hebras de lo que late.
Se desmigaja un cuerpo a plena vista, se extravía.
En el bajofondo hay formas que preguntan por sí mismas
Cada parte del cuerpo habla por su cuenta y riesgo.
Hay dos gotas de lluvia en picada al vacío
¿Es eso el amor?
Un fósforo ilumina los labios del cuchillo
El ojo prestidigitador, cabalga sobre una corazonada.


VI

Ningún cuerpo es tierra firme.


DEL CUADERNO DEL IMPACIENTE


El árbol del Después crece en tu casa
no es un árbol cualquiera, no se conoce el fruto.
(Va a dar sombra, Después)
Sus raíces pueden levantar e1 piso de las
habitaciones donde duermes.
(Va a dar flores. Después)
Sus ramas entran ya por tu ventana.
(Va a perfumar. Después)
Hay que cortado. ¡Ahora!



FUEGO POR FUEGO



Golpe por golpe,
que haya trasiego.
fuego cruzado,
cielo por cielo
sismo por sismo,
llamo y espero,
golpe por golpe
y un ruido seco.
Con arañazos
sobre el silencio,
boca por boca,
muerdo por muerdo,
noche por noche
gemido y ruego,
a dentelladas
se muele el tiempo.
Menos no pidas,
no pido menos.
Todo por codo,
fuego por fuego.



CINTAS


Aros para bordar, un costurero, toda
la vida un hilo. Enhebra olores en la cocina, zurce
palabras desgarradas.
Su nostalgia es de lino.

Nunca se nace, siempre
vamos cosidos a una madre,.
Y calados, bocones, bastidores, vivos para
la orilla de la lengua y encajes en la risa
Junto a la rosa triste del alfilerero:
mi madre.
El camino lo alumbran las hebras de una estrella,
un viento de algodón, resplandor de abalorios.
Y en cada cosa que levantó el mundo:
la aguja y el dedal.


MONÓLOGO DEL NECIO

¿Quién escribe? El hambre, La voracidad escarba,
agita un esperpento con los ojos vacíos. No hay letra,
hay den reilada. Lo que repuja y muerde.
Feroz el escribir: cada tecla un muñón, clavo
que raya el muslo del silencio.
. ¿Quién responde? Una voz corroída. Punta
de un corazón mellado que va sobre su presa
respirando preguntas.
Eso se come. Gula del vacío.


RELOJ

inmóvil, inmutable,
sedentario,
fijo el cuadrante,
atónito
y estático.
También en él
la procesión va por dentro.


ESCALONES

a Esteban y Pablo Antonio,
hijos de estos versos.

También soy parte del olvido,
de los pequeños enredos cotidianos,
y me ofrezco en silencio con las noches
en el clamor sereno del abrazo.
La brisa yace, desnuda de sí,
y una lágrima basta:
es suficiente para sobrevivir en media ola,
una lágrima hollando transparencias,
alcanzando estrellas que llegan a tu pelo,
detrás de caracolas y arenas conmovidas.
Yo soy parte también
del adiós que dejamos en los ancianos,
de los ecos cuando ya acuden las primeras canas,
y nos hallan los hijos
la parte superior de la nostalgia.
Vienen ahora a tocarme el corazón para amansarlo
y sujetarlo un poco a los rincones.
Resucito en la sonda del enfermo
mientras la pobre anciana
fabrica su última lágrima,
su pequeña muerte de cobijas y clamores.
Y soy parte también de los que sueñan,
de los que en forma alguna
me olvidan y recuerdan,
me desconocen o aman.
De los que están presentes,
bajan o suben con nosotros los mismos escalones,
te rozan y no te determinan,
te abrazan, te liquidan y sonríen.
Mientras vienes de nuevo
y entre las gentes que pasan
aún estás conmigo.



DESTINO

Tu nombre es lo presente;
me rodea con su abrazo,
sustrae mis escombros.
La pequeña esperanza es suficiente.

He vuelto a tu caricia.
El abrazo persiste en la tormenta
y voy de mi desorden al camino.

Estoy donde la piel nos amanece,
pero mi soledad se aferra
a la garganta del suicida,
como viajero sin destino en este riel.

Y la noche naufraga,
yo lo sé,
mas te busco en la piel cuando despunta.


ASTILLAS 2

Gira la cuerda ciega que hace volar el trompo,
el papalote,
algo que en la garúa
te oscurece los poros;
y está rota la barca de los sueños,
aquella nuestra casa y sus duras ventanas.

¡Ah!

¡Las ancladas paredes de los predios,
allí nacía el semen gritando a las estrellas,
se anidaba en tu piel!

¿Cómo decirte ahora, rasgando las cobijas
en un afán de deslizarnos sin ser vistos,
cómo en los mismos ladrillos
que pusimos en medio del abrazo?

¿Es que el césped no existe,
la misma luna no se ve desde el patio
como una madre dulce que espierta?

Y el mar, ¿acaso huyó de ti,
acaso no moldea ya tus caderas?
¿No duermen los maderos en la playa?

Los sueños quebrantados,
la sed del cielo que en tu boca amé,
tu pecho solidario con la niebla.
Y más aún,
aquel temblor de pasos que me vence.

Está rota la barca
y el viajero
en una astilla canta,
todavía.


ESA FOTOGRAFÍA QUE NOS SACAMOS UNA VEZ

Me molestaban
los ojos de los vagabundos desde árboles vecinos,
ese enorme sombrero
y los ruidos del tren carguero de las doce,
cada vez que hacíamos el amor debajo de los puentes.
Después,
yo me quitaba el barro de las botas
y regresaba alegre a mi fagot,
mientras tu voz tatuada por mis besos
volvía a los sustantivos de costumbre.

Y te olvidabas pronto del color de mis ojos
y pronto me curaba del filo de tu piel.
Y vuelta al juego de encontrarnos
quizá en un bar entre Perú y Defensa,
o en la vieja recova,
si era domingo en plaza San Martín.
Y otra vez tus labios despintados
alimentando pájaros ocultos
en los trapos más negros de mi barba.

Después,
pasó el otoño con el café barato tu pequeña canción,
vino acaso la guerra, volvió a los compañeros
la distancia de a poco lo fue cubriendo todo, como
un lento derrumbe de cartas amarillas que no llegaron
nunca.

Y un nuevo jet cruzó todo el espacio,
una ciudad pasó a llamarse Ho,
se agudizó la histeria del fascismo,
nadie habló del otoño durante doce meses,
y cada vez que pasa un tren carguero, suena esa melodía
"La gradisca si sposa e se ne va".
Y ya nadie se ama debajo de los puentes
donde los vagabundos crecen en número y silencio.

(De "Música de fagot y piernas de Victoria", 1979)


DIARIO DEL MOTOCICLISTA

(fragmento)

El motociclista
que ha tomado la carretera sur
salió en forma sorpresiva de la casa
olvidando zapatos mojados por la lluvia
el nombre en plena almohada
en boca
de no sé qué mujer bañada en fuego.

El sol
cayó en boca de un gato vagabundo
y no hubo forma de encontrarlo.

La noche llegó envuelta
en música de Mikis
y fue mujer corriendo desde un extremo de la calle
hasta el abismo de algún llanto,
porque el motociclista había tomado la carretera
aquella.

Luego tras el insomnio general amaneció,
las vecinas
hicieron de sus tristes rumores un polvo amarillento
arenilla como las maldiciones,
pero el motociclista había partido
y fue la humanidad dos ojos de ternero.
Así transcurrió el día
entre patas mugidos y meada y dura piel reseca
por el viento.

(De "Contra el bufón del rey", 1980)


ALLEGRO MA NON TROPPO


Simplemente una llamada telefónica diaria
justo al amanecer
cuando la voz de ella
todavía no era más que un gemido prisionero
por un terrible ejército de sábanas
Simplemente esa llamada por teléfono
y escuchar las primeras palabras
que esos labios resecos
por la espuma sagrada de la noche dejaban escapar
luego el itinerario de una voz insegura
que inauguraba el día con la saliva
aún no resuelta en saludo o más dulce
Simplemente esa llamada por teléfono
y la profanación de aquel que cree escuchar
el roce de unas piernas
o adivinar el norte o sur de ese cabello negro
e Investigar los pliegues almohadones
y recortes de diario
viejas fotografías sobre la pared descascarada
hasta que esa otra voz,
mañana, cualquier mañana,
dijo: ¿quién? ¿como? ella no vive más aquí


CONTRA EL BUFÓN DEL REY

Febrero es un tiempo difícil
este tiempo de decisión y de conciencia clara
un montón de dientes apretados escucha caer la lluvia atentamente
un pajarraco de cuatro plumas negras y ojos grises
lleva en el pico un trapo blanco
arriba sobre los puentes de suma la memoria pasa ese tren oscuro
abajo se balancea la sombra del ahorcado
Ya no está la muchacha que le lamió las plumas
y el niño que aprendió de su cuerpo
la mano que le abriera la jaula
Febrero es un tiempo de guerra
nuestro tiempo nos han dado migajas de ignorancia
el pajarraco permanece inmóvil
no se decidía nada
el Horizonte en tanto se adormece como línea de fuego
mordida por el viento
que él observa a lo lejos
las provincias negras de sus ojos
recorren lentamente el paisaje
goterones de odio
paredes ofrecidas a los dientes del humo
y ventanas golpeando sin cesar
en la deshabitada casa de la guerra
ahora vuela pesadamente hasta la rama del árbol más antigua
y es un saco de huesos sobre la mano sucia
de una orden absurdo y desdentado
Febrero el ángel de la cara tiznada anuncia los días rojos
y ese que está en la mira
bufón o pajarraco
ya es recuerdo



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