Las mujeres que amo ríen y lloran en dos lenguas.
N. HIKMET
***************************************
Las seis de la mañana...
Las seis de la mañana.
He abierto la puerta del día y he entrado,
el sabor de un azul reciente en la ventana ha venido a mi encuentro,
en el espejo las arrugas de ayer en la frente
y en la nuca la voz de una mujer, suave como la pelusa del membrillo,
y en la radio las noticias del país
y ya mi glotonería se desborda
correría de un árbol a otro por el huerto de las horas
y el sol, mi niña, se pondrá
y espero que más allá de la noche
el sabor de un nuevo azul me aguarde, espero...
***************************************
La separación se balancea en el aire
como una barra de hierro...
La separación se balancea en el aire como una barra de hierro
que golpea mi rostro mi rostro
estoy aturdido
huyo la separación me persigue
no puedo escapar
me fallan las piernas me derrumbaré
la separación no es tiempo ni camino
la separación es un puente entre nosotros
más fino que un cabello más cortante que una espada
más fino que un cabello más cortante que una espada
la separación es un puente entre nosotros
incluso cuando sentados nuestras rodillas se tocan
**************************************
No veré tus ojos, tus puros ojos negros
ni tampoco el resplandor fuera del portón
las piedras, los árboles, las ventanas
el rostro de la gente.
Todo se apagará
tus ojos se habrán llevado bajo tierra
la luz de la ciudad
****************************************
Mi mujer me acompañó a Brest...
Mi mujer me acompañó hasta Brest,
bajó del tren y permaneció en el andén,
fue haciéndose cada vez más pequeña
hasta que se convirtió en un grano de trigo
en el azul infinito,
después ya no pude ver nada más que los raíles.
Luego, cuando llamó desde Polonia, no pude responder.
No pude preguntar: «¿Dónde estás, amada mía, dónde?»
«¡Ven conmigo!», dijo, pero no pude ir junto a ella,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.
Luego, la nieve comenzó a disolverse
sobre la tierra arenosa
y de repente me di cuenta de que mi mujer
estaba mirándome
y me preguntaba: «¿me has olvidado?, ¿me has olvidado?»,
la primavera caminaba por el cielo
con los pies descalzos y embarrados.
Luego, las estrellas bajaron a posarse
en los postes de telégrafo,
la oscuridad se abatió sobre el tren
como si fuera lluvia,
mi mujer permanecía al pie
de los postes de telégrafo,
su corazón latía tac tac
como si estuviese en mis brazos,
los postes se acercaban y pasaban,
pero ella no se movía del sitio,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.
Luego, de repente, me di cuenta de que hace años, hace muchos años que vivo en este tren
-pero todavía no sé cómo y por qué lo he comprendido-
y cantando con la misma fuerza
y con la misma esperanza
sigo alejándome de la ciudad
y de las mujeres amadas
y su nostalgia es como una herida abierta,
mientras me acerco a algún lugar, a algún lugar.
Mar Mediterráneo, marzo de 1960
********************************************
Pienso en ti...
Pienso en ti
me llega hasta la nariz el olor de mi madre
de mi preciosa madre.
Montada en un carrusel, eres la belleza
que llevo dentro
vuela tu cabello y gira tu ropa a toda velocidad
tu rostro ruboroso aparece y desaparece.
¿Cuál es el motivo
para que tu recuerdo sea como una puñalada
cuál es el motivo de que estando tan lejos
oiga tu voz
y de un salto me levante?
Arrodillado contemplo tus manos
quisiera acariciarlas
pero no puedo
estás tras un cristal.
Rosa mía, soy un confundido espectador
del drama que represento en mi crepúsculo.
************************************
Rosa mía, tu alma es un río...
Rosa mía, tu alma es un río
que corre entre altas montañas,
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, sin conseguir llegar hasta él,
sin conseguir llegar hasta el sueño de los sauces,
hasta el remanso bajo los grandes ojos del puente,
hasta los cañaverales y los patos de verde cabeza,
sin conseguir llegar hasta la blanda tristeza de la llanura
ni hasta los campos de trigo al claro de luna,
corre hacia el valle,
corre entre altas montañas,
arrastrando las nubes que se amontonan y dispersan,
las grandes estrellas y las noches,
las estrellas de las montañas
y los azules soles de las nevadas cumbres,
corre levantando espuma,
revolviendo en el fondo las piedras negras con las blancas,
corre con los peces que nadan contra corriente,
inquieto en los meandros,
cae encabritado en los precipicios
espantado del propio fragor,
corre entre altas montañas
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, persiguiéndolo,
sin conseguir llegar hasta él.
***************************************
Todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad
tu belleza
o sea una cesta de frutas una mesa en el campo
cuando me faltas tú
o sea cuando me convierto en la última farola de la calle
del último rincón de la ciudad
cuando tengo celos de ti
o sea cuando corro de noche entre los trenes con los ojos vendados
mi felicidad
o sea río soleado que rompe sus diques
***************************************
Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen al rostro endurecido de los niños hambrientos.
***************************************
Gracias a ti todos los frutos se ofrecen a mi mano
como si yo fuera el sol.
Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza.
Gracias a ti late mi corazón.
N. HIKMET
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Las seis de la mañana...
Las seis de la mañana.
He abierto la puerta del día y he entrado,
el sabor de un azul reciente en la ventana ha venido a mi encuentro,
en el espejo las arrugas de ayer en la frente
y en la nuca la voz de una mujer, suave como la pelusa del membrillo,
y en la radio las noticias del país
y ya mi glotonería se desborda
correría de un árbol a otro por el huerto de las horas
y el sol, mi niña, se pondrá
y espero que más allá de la noche
el sabor de un nuevo azul me aguarde, espero...
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La separación se balancea en el aire
como una barra de hierro...
La separación se balancea en el aire como una barra de hierro
que golpea mi rostro mi rostro
estoy aturdido
huyo la separación me persigue
no puedo escapar
me fallan las piernas me derrumbaré
la separación no es tiempo ni camino
la separación es un puente entre nosotros
más fino que un cabello más cortante que una espada
más fino que un cabello más cortante que una espada
la separación es un puente entre nosotros
incluso cuando sentados nuestras rodillas se tocan
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No veré tus ojos, tus puros ojos negros
ni tampoco el resplandor fuera del portón
las piedras, los árboles, las ventanas
el rostro de la gente.
Todo se apagará
tus ojos se habrán llevado bajo tierra
la luz de la ciudad
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Mi mujer me acompañó a Brest...
Mi mujer me acompañó hasta Brest,
bajó del tren y permaneció en el andén,
fue haciéndose cada vez más pequeña
hasta que se convirtió en un grano de trigo
en el azul infinito,
después ya no pude ver nada más que los raíles.
Luego, cuando llamó desde Polonia, no pude responder.
No pude preguntar: «¿Dónde estás, amada mía, dónde?»
«¡Ven conmigo!», dijo, pero no pude ir junto a ella,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.
Luego, la nieve comenzó a disolverse
sobre la tierra arenosa
y de repente me di cuenta de que mi mujer
estaba mirándome
y me preguntaba: «¿me has olvidado?, ¿me has olvidado?»,
la primavera caminaba por el cielo
con los pies descalzos y embarrados.
Luego, las estrellas bajaron a posarse
en los postes de telégrafo,
la oscuridad se abatió sobre el tren
como si fuera lluvia,
mi mujer permanecía al pie
de los postes de telégrafo,
su corazón latía tac tac
como si estuviese en mis brazos,
los postes se acercaban y pasaban,
pero ella no se movía del sitio,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.
Luego, de repente, me di cuenta de que hace años, hace muchos años que vivo en este tren
-pero todavía no sé cómo y por qué lo he comprendido-
y cantando con la misma fuerza
y con la misma esperanza
sigo alejándome de la ciudad
y de las mujeres amadas
y su nostalgia es como una herida abierta,
mientras me acerco a algún lugar, a algún lugar.
Mar Mediterráneo, marzo de 1960
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Pienso en ti...
Pienso en ti
me llega hasta la nariz el olor de mi madre
de mi preciosa madre.
Montada en un carrusel, eres la belleza
que llevo dentro
vuela tu cabello y gira tu ropa a toda velocidad
tu rostro ruboroso aparece y desaparece.
¿Cuál es el motivo
para que tu recuerdo sea como una puñalada
cuál es el motivo de que estando tan lejos
oiga tu voz
y de un salto me levante?
Arrodillado contemplo tus manos
quisiera acariciarlas
pero no puedo
estás tras un cristal.
Rosa mía, soy un confundido espectador
del drama que represento en mi crepúsculo.
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Rosa mía, tu alma es un río...
Rosa mía, tu alma es un río
que corre entre altas montañas,
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, sin conseguir llegar hasta él,
sin conseguir llegar hasta el sueño de los sauces,
hasta el remanso bajo los grandes ojos del puente,
hasta los cañaverales y los patos de verde cabeza,
sin conseguir llegar hasta la blanda tristeza de la llanura
ni hasta los campos de trigo al claro de luna,
corre hacia el valle,
corre entre altas montañas,
arrastrando las nubes que se amontonan y dispersan,
las grandes estrellas y las noches,
las estrellas de las montañas
y los azules soles de las nevadas cumbres,
corre levantando espuma,
revolviendo en el fondo las piedras negras con las blancas,
corre con los peces que nadan contra corriente,
inquieto en los meandros,
cae encabritado en los precipicios
espantado del propio fragor,
corre entre altas montañas
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, persiguiéndolo,
sin conseguir llegar hasta él.
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Todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad
tu belleza
o sea una cesta de frutas una mesa en el campo
cuando me faltas tú
o sea cuando me convierto en la última farola de la calle
del último rincón de la ciudad
cuando tengo celos de ti
o sea cuando corro de noche entre los trenes con los ojos vendados
mi felicidad
o sea río soleado que rompe sus diques
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Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen al rostro endurecido de los niños hambrientos.
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Gracias a ti todos los frutos se ofrecen a mi mano
como si yo fuera el sol.
Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza.
Gracias a ti late mi corazón.
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