Felices los que creen en el Espíritu Santo
felices los que creen en el partido comunista
felices los que creen en el dragón del Sol
o en el oscuro río de la noche
eternamente inmóvil.
Felices, felices los que en la flor del cáncer
encuentran la paloma
de la última hora.
Y feliz vos
y yo,
tan perdidos
en la soledad del amor,
cuerpos que fueron sombra
y ahora resplandecen en las viejas almohadas,
felices,
porque ya está el pan que quema.
Felices mis amigos que perdí
porque me perdieron
feliz el vaso roto
en la noche
sin el Señor,
feliz la espuma de los dientes
del lobo
tan solo,
en el bosque dorado;
feliz alma mía
que no comprendes nada,
nada, nada,
feliz cuerpo mío
que ardes como un árbol
de tierra
en la noche
del Pan.
que no comprendes nada,
nada, nada,
feliz cuerpo mío
que ardes como un árbol
de tierra
en la noche
del Pan.
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