A Thelma Fernández Burzaco
Un día todo empezará a cubrirse con el último pájaro; caerá lentamente como la
tarde unida y desnuda
que, tal vez sonriendo, detrás de las barandas, las glicinas, esperamos despacio
para el río dormido.
Movida por el aire tu mano se habrá abierto en la celeste sombra del verano.
Y guardaré las hojas que caen de tu mirada como un extraño avaro que sonríe
por el ensueño acompañado.
Estarás ya, alejándose inmóvil hacia el tiempo perdido
en el banco de piedra donde el último aromo resplandece, sola entre tus vestidos
de ayer,anocheciendo.
Un día todo dirá que hemos partido. Todo.
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