“La chair est triste, hélas¡
et je lu tous les livres¡
La carne es triste, ¡ay¡, y yo ya he leído todos los libros.
No, tu carne no es triste, amor,
no son tristes tus dientes que muerden el pan de la mañana,
no son tristes tus huesos que levantan tus pasos por el día,
ni el pelo aéreo y alto
ni el más oculto de la rosa que quema.
Sólo ellos, los pérfidos, son tristes,
Los libros
donde no se puede escribir tu belleza.
Tu carne no tiene letras o símbolos o nadie.
Tu cuerpo es el pan de la luna mojada,
es mi cuerpo en tu cuerpo
aunque la muerte diga que es un libro y que es triste
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