domingo, 24 de mayo de 2020

JULIO LLINAS - FRASES

Fatigado de andar entre fantasmas

Huelen a mares lejanos

Solo me quedan las palabras para despedirme de todo lo que ame desesperadamente

Todos los días me preguntó si ha sucedido algo

Qué lejos hemos ido del lado de la muerte

Y en qué silencio negro cayeron nuestros pasos

Y en la piel de mis labios el beso helado de tu frente

De qué substancia leve de que tendón de eternidad está construido nuestro lazo
Dónde En qué lugar de la mente es de poner esa palabra de adiós de hembra feroz que se despide de su razón de vivir y de su vida

Y qué he de hacer con Tus recuerdos y nunca supe qué hacer con tu mirada

Porque ha de preguntarse el árbol por la hoja el pez por el anzuelo la rata por el gato la mujer por el hombre El hombre por la muerte

Existe la conciencia o es algo que inventamos para tener de qué hablar

Largo llamado de la tarde para el hombre perdido en las espigas el que montando un caballo de sudor entra en la iglesia flotante sobre el río

Un toro muge entre las nubes con el anillo de hierro en el hocico y su cabestro trenzado por la muerte con sus lujosas manos de abanico

La voz del mar me aturde cuando duermo

Aquellas ciega madrugada en que vi la luz

Será la voz del mar la fuente del olvido

Y un hombre y su hijo muerto para siempre abrazados en el Sur

Anduvo por el mundo a paso lento pintando con sus ojos la faz del universo

Seducía con su sonrisa abierta como un río Bbanco sobre Arenas negras

El hombre sigue sentado en su sillón de fuego muerto frente al mar y la lujuria de las olas

Un hombre se ha sentado en su sillón de ceniza frente al mar para observar el paso de su vida como un largo y majestuoso cisne que se desliza hacia la orilla del final

Ondean los jirones de su corazón

Ya todo está del otro lado del río de la vida donde retozan Heráclito y el fuego

Anoche estaba cantando como cuando era pequeño al pie de un país de largas escaleras estaba cantando anoche estaba cantando como cuando era el hijo de un país de largas escaleras muy largas escaleras sin saber quién era el que cantaba

Oh jardinero mastica tu ojo de vidrio mientras las mujeres de la casa van cocinando mi sabrosa muerte

Entraré por tus puertas secretas y sagradas con mis dedos de hambre

Penetrare tu Ávila boca recibiré tu lengua en la constante fuente de mi sangre

Perdurare en tu carne será un recuerdo nocturno cuando esté lloviendo y en tu cuerpo se termine el mundo

Hoy he comido un bocado de tu lengua
La he saboreado lentamente como un amante qué tiembla de dolor

Tienen sus pechos ese peso denso del Mercurio

Sus piernas son delgadas como la fragancia de la hierba

Sus manos bailan al son de las caricias son de azúcar sexual que se perpetra como un crimen

Entre mis muslos te mueves y penetras como un mensaje de Dios

La veo sentada junto a todo aquello que he perdido cuánto lugar ocupa en ese cruel paisaje!

No me devuelvas los besos de tu boca no la retornes a mi lecho donde se esforzaba por extraer mi alma

No me devuelvas, Señor, tanta locura

Una vez más el viento sano y fragante nos absuelve

El corazón da al mar

Esa ciudad que avanza como un lecho de furia 

Esa mujer apostada sobre todos los garfios de la memoria sobre los gestos del olvido sobre las palabras del alcohol y la demencia

Cementerios de ojos, osarios de pupilas y miradas juramentos como charcos de sangre y las hogueras del perdón los murmullos de La piedad La bala negra que Silba como el viento

El corazón da al mar y el mar separa sus piernas de mujer ardiente

Un bello paño tejido con lágrimas de carne

Su corazón como dos partes de una misma noche

Aquella que alcanzó con su inocencia toda la furia del mundo todo el rencor de La pureza todo la gracia del amor que nunca llega y la desgracia del amor que nunca basta

Ese raro calor que se despierta entre tus piernas cuando se te abre el corazón

Y amas a van los panes del deseo con sus cristales de sal bajo las faldas

Y las hormigas de la provocación

No es para dormir el agua

La prostituta azul hace la seña sentada en la vereda con su vestido de agua Verde en el sitial del monseñor

En el salón del profesor debajo de la casa suenan a un tiempo todos los relojes

Aguas que escapan de la mano enguantada en plata vieja como la seda brillante

Los habitantes de la casa están poseídos

Y la mujer de vientre herido penetra en nuestro lecho para fingir amor con un anillo de sangre entre los dedos

Ya no podremos decir si hemos soñado con la gitana dormida

Hemos nacido ayer y hoy hemos muerto

Nosotros soñamos que vivimos somos el tiempo

Se vende el alma -reza al cartel de la futura edad-

"Él está ahí" nos repetimos sin saber dónde estamos nosotros

No soportamos lo real lo hacemos trizas en la mente Para tornar lo aceptable Y acaso para amarlo

Soñar es visitar la vida indescifrable la incompresible vida de la muerte

Mañana empieza entonces la otra edad

Las ninfas están prontas levantaremos las torres de pasión en el jardín de las hermanas

Después veremos qué hacer con la manzana de oro

Seremos una anémona, alabaremos al Señor

la mañana abre sus puertas transparentes de cristal oceánicos

Ella cabe en mis ojos como una estrella cabe en el cielo

Sentada sobre mis párpados desata sus cabellos

La mañana abre sus puertas para que entre el mundo

En su cáliz iluminoso mi pensamiento toma forma

Salvaje como el pájaro que cae de tu mirada

En mi ventana la ceniza del sueño limita con tus ojos

Mientras mi canto se sacude y vuela como un astro embrujado

Un ancla dormida en la arena de tu cuerpo

Cae sobre el mundo en cascadas cenicientas una voz larga y hermosa
Una voz que se prolonga en el abismo de tus ojos una voz hecha de estrellas y aeroplanos encendidos

mil veces más tremenda que un horizonte apagado por el viento

Dormida dulcemente en tu columna de lámparas

Y ese andar de fantasma tenebroso y doliente

Como una catarata de pétalos sonámbulos

Crecer a mi palabra en esta tierra como un árbol secreto

Volaré hacia el ocaso donde sé que estás ardiendo

Y donde baila la noche con su bolsa de escombros preguntar y por tus ojos

Dos ojos plenilunio que asoman del recuerdo y escapan por la mente como el barco que pasa

A través de los párpados sonoros que cubren mi destino

Suspendido en la barca de los cielos y viendo arder el mar de la bahía

Con la ciudad colosal entre los labios

Solo deseo caer desde lo alto girando con el tiempo que se va y el tiempo que retorna

Ciudad Ciudad de picaportes de oro estoy llegando a ti

Tú atronadora voz Es la más bella entre los tules del sol

La tonta dama francesa de 50 metros

Tienes los ojos azules como Dios

Con la nieve la vieja nieve negra de las alcantarillas

Todo lo sabes de ti mismo y de los otros fantasmas

Cuando los dedos de loro apretaban mi garganta

Recibiendo caricias de graciles langostas

Esa preciosa hoguera de mujeres delgadas como hierbas

El caminante ha visto el mundo en una esfera de cristal en cuyo centro cae la nieve eternamente

La túnica blanca de sus antepasados

Sentado siempre en tu sillón de hielo 

tu corazón amarillo seguirá amando la vida y anhelando el sueño

Detrás de un paso otro pasó hacia el infierno blanco

Las piernas de la chica eran perfectas como el aire

Perlas de lluvia mezquina le adornaban el cuello y ella avanzaba con una cala mortuoria en las quijadas una caricia de hielo

Se está acabando el siglo se está acabando como una bebida negra y maloliente como una purga de aceite de castor hijos míos hijos míos se está acabando el mundo la enorme noche del mundo se está acabando el alma de los hombres

Una capilla habitada por el viento

Quién cruzar a esa puerta con sigilo

La noche y yo A dónde iremos juntos

Tenían sus ojos como un agua quieta en medio de una travesía

Hablarán tus ojos con su voz de niebla junto a la espuma blanquísima del mar de los caballos

Chiva las bestias a buen puerto, arriero: entre ellas va tu corazón

He descendido del celeste camión de los deseos en una madrugada de pueblo de campaña y he hecho rodar mis espuelas por un polvo de luz

Alguien ha roto ese pacto esa campana de sangre de cristal la gloria de ese instante alguien ha roto ese lacre de sol que se escabulle como un ladrón de caballos entre las piernas purisimas del viento

Alguien ha roto Los sellos de la tarde y ya se escapa la luz con las ovejas

Todo ha sido bello alguna vez en algún punto del día o de la noche

Bajo la Luna escarlata en la alegría del alma todo lo que ha de morir

Pero era para mí el aroma del abismo

Es el poeta que se va adiós adiós ave ciega

La invisible deidad se ha presentado junto a la luz de la vela en el desierto sueño con aleteo de aves llega

Mientras los peces bailan en la mañana de la red sobre qué soy el aire y el sueño y la palabra

No callar a mi voz mientras los peces bailen su agonía en las mañanas del acero del mar

Detrás de la tormenta que amenaza como una mujer despechada envuelta en su melena de lluvia

Los negros de dos bailan sobre las teclas ligeras y el gran espejo los refleja como si existieran

Bella mujeres de labio de Paloma tragan minúsculas esferas de cristal bajo la tierra bajo el bullicio que flota suspendido Los vapores azules

Esta mañana ha retornado el pájaro jaguar de la Silvestre noche de vientre tumultuoso ensangrentado en el altar del sacrificio bajo un puñal de luz

Ni una moneda de cobre para vestir su desnudez de hetaira limpiar su costra de mendiga

Vengan a ver a la imposible a la inalcanzable a la magnífica reina traicionada a la que es dueña de la libertad pasen el dedo tembloroso por su collar de trapos por su traila de mono y por su ardiente sexo de pimienta y furia pasen la mano por su vientre preñado por los siglos y por algunas grandes almas pasen los ojos por su desnudez y la mirada detengan detenga latidos y tiemblan de vergüenza por lo que han hecho con ella con la desnuda Hembra de Dios

Hemos querido cantar y solo hemos gritado, hemos enfrentado a Dios y él ha escapado brincando por los bosques 

hemos querido mostrarnos y nadie nos ha visto

Un país de potros dibujados en el viento

Yo por ti a cada día con ese afán de contemplar los negros faros

Me he asegurado de haber visto las vestiduras del Ángel sus grandes alas azules y afiladas de acero colosal

En dónde estaba usted noche tras noche cuando El espanto bailaba en el jardín de las horas

En fabulosos templos la buscado en los paisajes más finos de los magos

Me envuelvo en el brocado de una mujer de ensueño y sueño y adivino

Las mañanas plagadas de fantasmas

Dónde estabas entre qué ramas de los sueños

Qué sido víctima de príncipes magníficos

Por sus finanzas mis despojos son ahora sus collares

Áspera voz de la sonriente Luna sobre las aguas quebradas por un destino de hombre

Me encuentro bajo la impresión de que no soy tu predilecto

Toca la flauta afinada de Las Rosas y las palabras se mezclan con el aire se detienen en los hombres que cuelgan de los árboles

Es el invierno en las calles en los corazones de los vagabundos de Los amantes despechados

Ya se respira ese viento que golpea como un puño que siembra sombras ocultas iluciones mares de sexo de tinta mar es de sangre caliente en los cerebros mares de aceite en las gargantas mares de muerte en las muchachas emboscadas como parcas en las cavernas sedientos de mi corazón

No pienso en nada más que el Ángel de los árboles la cruz de su cuchillo y una osamenta de fantasma

Un pueblo entero de fantasmas se reparte la savia de los pastos

El alimento de Dios bajo las almas de los eucaliptus dónde anidan los santos y sus flautas de ocio

Brilla con un fulgor que todos imaginan y que nadie ve

Va y viene el Tiempo, lo hemos visto

Va y viene el tiempo y no se espanta con su trompo inmóvil

Dónde está Dios como no sea en esa gracia a la que hay que retornar?

Se acercan los jinetes muertos se aproximan al cuerpo que vaga entre las nubes con cicatrices impalpables palabras transparentes ojos abiertos a la nada

Un vago brillo en sus ojos me hace pensar que el muerto

En este templo de sudor nada es posible
 
Sus fantasmas bullen los pliegues de los terciopelos

Grandes prodigios que harán de cada puerto un alma

Sus pechos flotan en el aire y sus nalgas se estremecen bajo el destello implacable de los dientes

Marineros dormidos como perros de la hembra del océano

Pájaros azules del fondo de los mares

La ondina de coral chupa sus dedos con lascivia

El relincho del potro agita La pollera de la mujer del rancho y la hace penetrar en la entrepierna donde es fragante el sexo como el mar

Me gusta tanto mi casa que jamás la miro. Casi no vivo en ella tan solo duermo y deliro

Se ocupa de ella una mujer extraña que pone flores en esquinas persigue a las arañas y hace tronar constantemente un monstruo negro y horrible que lo aspira todo

Mi Dios me oigo igual que cuando había un planeta con vida en mi cabeza y la fragancia de la hierba Recién llegada se apoderaba de mis sueños Como esos bálsamos de oriente que hacen bailar a Las musas entre árboles de carne

Parece poseída por un extraño amor

Como una espina obstinada en los párpados de un rey

Detrás del horizonte hay un ladrón bañado en lágrimas un príncipe del sol

El hijo de las cabras aplastaba su rostro contra el fuego

Mis pensamientos se hacían de ese rumor de piedras de ese guantazo caliente de la adoración

El prestigioso alunado qué devora las carnes de su tierra

 Así cayó estás arpa en mi inocencia así creció mi orgullo en este mundo

Quién ha quemado tu carne de luz negra

Quién es el príncipe en tu fiesta de rencores

Yegua sagrada de los grandes vientos se bondadosa y terrible

Cepeda sanos y sangra como una fuente de inocencia

Has de saber que mi cerebro es visitado por un gran sol

En el desierto hay una huella y un pájaro de azufre
Los vientos malos son el sebo del cuerpo 

el amo de la calma nos exhibe sus blancas posesiones

En el desierto hay un caballo sentado como un muerto

Hay cuando llueve entre los ojos de las bestias un latigazo de armonía

esta es a veces la casa del martirio

Un otro miedoso viene tratando a nuestro encuentro

Un martillazo lunar

Mañana los dos adores furtivos Los héroes de la calma devorarán su corazón

Corazón de mil panteras

La boca se abre sobre el tiempo como una rosa equinoccial

Floreciendo en el pánico el poeta invade la nave solitaria

Cómo no hablar de insondable que despiertan las inglés de la noche capacitado para el mal?

Los escorpiones han comido un animal de grandes ojos blancos

El habitante verdadero el que agoniza de pura inmensidad ha establecido El dominio de sus furias y el hijo de sus cantos

La piedra mala Está brillando en los paneles del trópico

Los desdichados echan el fuego sus miradas

Un gozne gira sobre el agua y su resuello es un ángel pestilente un miedo negro que dispersa y envilece

O iluminado la boca blanca de tu corazón la boca negra de la ira se juntan en tu lecho como una cruz de los misterios

La despiadada lealtad nos estremece

La bestia Dios se nos despeña se nos reto va en la piel como Una llaga savia

Solo un Relámpago es el fin de los amores

Destilado el fruto de la Aurora y su pureza me ha dado las llaves de la raza

Mi amante negra es heredera de los grandes magos

Ha hecho un proverbio de la alquimia

Escapaba hacia los grandes templos

Abandonaba una morada invisible

Amaba El brillo de esas fieras que se descubren en el canto y que son dueñas de la guerra

Caía cómo los reyes en el trópico en un tornado indescriptible

Puertos atados a las piedras

Luces sagradas del océano dadme esa leche madura del mundo son como una ofrenda insuperable

La danza va por el sendero hacia los labios maternales

La danza envuelve el oxígeno avaro del desierto

Un alacrán de ojos azules embajador de la tormenta

Cierto animal fabuloso me ha iniciado en las caricias solares

He visto el cuerpo de la gloria en una diosa subalterna

Un pájaro flamante ha reclamado el aliento de mi oro

He entrado he salido por una puerta inolvidable

Una mañana el corazón salto hacia los pantanos y habría una celda en la frescura

La curandera atormentada ausenta El crimen de su pueblo como una reina de la amnesia

La bellota Marina ha propagado un hálito caníbal

Como un hermano del tiempo de las víboras

Salud al vecino caliente que refulge en el fondo de las noches marcando al ritmo del dolor y una orden en las muertes

La cacería comenzó cuando unas llenas de paso descubrieron la química perfecta

Yo he presenciado esa epidemia como un testigo muy viejo muy santo y muy enfermo

Pise los mármoles que amaba

Bebí los jubilos del nácar en los templos de la carne en los oficios mortales en las piedras 

Nadie danzó con esa virgen mía

El joven náutico en frente a sus instintos y estremecido en una peste brumosa hace progresos en maldad

Con una gracia muy antigua Los huracanes y las bestias repetirán los verbos de la creación

Las almas negras los guardarán de la sangre en que mojamos el pan

Ha establecido su palco frente al mar

La madre fría como un pez va por la calle saboreando el salivazo del vigor

La Ribera frecuentada por la princesa polar

Como una barca de gran música Los horizontes felinos

Dejad un germen de pureza la fecundidad en la fecundidad del día

Como esos pájaros qué tiemblan en el canto Y qué hace bella a la muerte

Sus arañas de lluvia se han vendido a mi paciente hedor

Alguien ha puesto una piedra en su memoria un tóxico en su cuerpo una herida en su cama

O flor de esclavitud o amante peligroso

Señora de alta pluma La noble tierra se ha secado bajo el Orin de tus preciosas amenazas

Mi terror es verte en los paisajes sobre un caballo afeminado desdichada y gloriosa como una lengua herida soplando un hálito de sangre en las jornadas de gran paz

Escapó a Los arroyos carnales donde se estiran y se doblan las falanges del sueño

Tu piel será un festejo majestuoso

De la garganta del fuego y el Rubí una decencia loca inundar a tu cabellera jardinera del infierno

Y así serás para mí altura de Príncipe la bárbara dorada la irrenunciable

Su rostro azul de limosnero me estremece, la sombra de su pánico me ahuyenta, los insectos rabiosos son el diamante de mi fuga

A la delicadeza de vuestros sentimientos debemos este pulso del mundo 

Está sonrisa que revienta en nuestras sienes y nos posee con un vago rencor

Levantaremos la alfombra de los bosques

El pan de los clásicos reposa en las heridas de la Tierra

Una serpiente respira en el pabellón del pánico

Pero los días perdidos para siempre siguen juntando mi vivienda de pomadas lascivas 

El corazón gradual. El absoluto corazón

Para dormir Es con el puñal caliente de la gracia y aquí los tóxicos finales

Como una flor de grandes astas la voz nos llega del fondo de los órdenes

Y allá junto a las almas de artificio la espuma negra de los siete fuegos del método del tiempo

Nos ha invadido la fuerza de tu amor

Válida selva de pequeños cráneos oh necesaria y total y milagrosa

Una fanfarria de asnos y mujeres

Y tú fósforo blanco rugiendo al sol de los desiertos representando a mi alma en Las batallas del pudor

La dimensión del mal el instructivo horror

Perdiendo ganando en el maullido nocturno

He sido pues el hijo experto de la Aurora el que arrebata y expulsa con grandes movimientos su idílica alegría

He aquí la muy sagrada y astuta existencia del avaro para que arde está rencor en la apariencia del bosque

Me buscaréis en vano entre mis bestias

Mi roja música ha triunfado

Me encontrareis en lo más hondo del bosque temblando al grito de la lava sirviendo a un mágico idiota

Royendo el hueso nocturno un Dios decapitado

Las plañideras se disputan en combate la posesión de las grandes hierbas

Los licores del gólgota

Para el viajero cansado de su sangre depositario de una gran tristeza esta es la puerta del cuarto en que se muere

Partido para el juego en las antiguas naves reconstruyendo el alma y sus imperios y a grandes golpes de sangre a rebanadas hirviendo un mundo de cantos y visiones e descendido a la herida que gravita al pánico que inspira al pan que duele

He respondido a la inocencia

La nueva edad aproximado el imperio diluviano iba creciendo en grandes ramas sordas en Santa procesiones hacia el aullido blanco del metal

Dedo enjoyado por una gran traición

Soplando un polvo de ratas forjando a la distancia una osamenta de amor una espada de consagración

Entre dos noches puras como el sol de oriente así te he conocido

Y es tu nombre que aparece sobre un pueblo brillando como un ojo largo tiempo visitado por un alma humana

Esa gran ave confesora del planeta y sobre cuya dignidad no abre de pronunciarme

Los que se entregan al cuidado secreto de sus manos lo que enriquecen sus ojos con almizcle los que atraviesan un desierto con el oro de sus dientes los que padecen en tierra de un mal de los océanos los que son mudos y ciegos y se sientan a la sombra de su Dios

Qué saben ellos y sus hijos de este oficio de perros de esta parálisis del día de este sombrero de cal viva?

Degolladas el mar como una bestia blanca y asentada en la dignidad de la vigilia

La gran marea a bajado a nuestras manos a nuestro lecho ha descendido a lepanto de los ojos aullando masticando oliendo a incienso y a peste

Aprisionando el néctar de los grandes viajes

Su mermelada de horror

El que ha llegado sin ver el que no sabe el que se espanta y se afirma el que maldice el que se evade y calcula el que sucumbe el que se hiere en el alma y que desea el que abomina y bendice y sacrifica
Plantada entre dos cruces grávidas y alertas la portadora ha dicho su mensaje transmitido el sabor de su saliva la imnosis de su lengua avisado el humus de la infancia
Reconocida en mí como un exilio como una hoguera

No exhalar has el calor de tu visera de oro

Y la maduración de un trono entre dos ojos entre una noche y su huésped entre un demonio y su bitácora

Lecho tatuado por un gran suplicio

Fruto de un polen más agrio que el deseo más blanco que una ofrenda

Y esa cascada de sangre que galopa con su cabello heroico ese animal de presa que se tiende sobre el fuego como una víscera solar

Perseguida por un oro inextinguible

Nuca radiantes del amor que Silba en su guarida como el tornado impaciente

No habrá refugio para el ojo bañado en inocencia

No habrá otro rastro que esté tallo que crece sobre tu alma esa pequeña corrosión como una queja impartida a un cuerpo ausente

Y un día vendrá en el que un pueblo de sombras te frecuente

Y el redactor de blancas tempestades ha devorado su noche con ternura

Zoe combinados con mi destreza en el sueño y esa fusión me ha procurado un instrumento atroz y desde entonces cuando la noche me expulsa o cuando toso cuando confundo olvidó cuando sangró cuando segrego o exprimo cuando lloró sé que hay un ojo que mira y otro Qué es mirado y que no basta un solo Dios para cerrarlos

Un solo gesto del cuerpo en su guarida

No está perdido el hombre que entrelaza sus venas con la noche el que se enjuagan las fuentes de oro negro el que corrompe su pan con una lágrima

Oxidación de un cuerpo en su colmena de algas

Pliegue irascible del alma envenenada


Oh río de azufre cuajado en mi garganta


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