Fatigado de andar entre fantasmas
Huelen a mares lejanos
Solo me quedan las palabras para despedirme de todo lo que ame desesperadamente
Todos los días me preguntó si ha sucedido algo
Qué lejos hemos ido del lado de la muerte
Y en qué silencio negro cayeron nuestros pasos
Y en la piel de mis labios el beso helado de tu frente
De qué substancia leve de que tendón de eternidad está construido nuestro lazo
Dónde En qué lugar de la mente es de poner esa palabra de adiós de hembra feroz que se despide de su razón de vivir y de su vida
Y qué he de hacer con Tus recuerdos y nunca supe qué hacer con tu mirada
Porque ha de preguntarse el árbol por la hoja el pez por el anzuelo la rata por el gato la mujer por el hombre El hombre por la muerte
Existe la conciencia o es algo que inventamos para tener de qué hablar
Largo llamado de la tarde para el hombre perdido en las espigas el que montando un caballo de sudor entra en la iglesia flotante sobre el río
Un toro muge entre las nubes con el anillo de hierro en el hocico y su cabestro trenzado por la muerte con sus lujosas manos de abanico
La voz del mar me aturde cuando duermo
Aquellas ciega madrugada en que vi la luz
Será la voz del mar la fuente del olvido
Y un hombre y su hijo muerto para siempre abrazados en el Sur
Anduvo por el mundo a paso lento pintando con sus ojos la faz del universo
Seducía con su sonrisa abierta como un río Bbanco sobre Arenas negras
El hombre sigue sentado en su sillón de fuego muerto frente al mar y la lujuria de las olas
Un hombre se ha sentado en su sillón de ceniza frente al mar para observar el paso de su vida como un largo y majestuoso cisne que se desliza hacia la orilla del final
Ondean los jirones de su corazón
Ya todo está del otro lado del río de la vida donde retozan Heráclito y el fuego
Anoche estaba cantando como cuando era pequeño al pie de un país de largas escaleras estaba cantando anoche estaba cantando como cuando era el hijo de un país de largas escaleras muy largas escaleras sin saber quién era el que cantaba
Oh jardinero mastica tu ojo de vidrio mientras las mujeres de la casa van cocinando mi sabrosa muerte
Entraré por tus puertas secretas y sagradas con mis dedos de hambre
Penetrare tu Ávila boca recibiré tu lengua en la constante fuente de mi sangre
Perdurare en tu carne será un recuerdo nocturno cuando esté lloviendo y en tu cuerpo se termine el mundo
Hoy he comido un bocado de tu lengua
La he saboreado lentamente como un amante qué tiembla de dolor
Tienen sus pechos ese peso denso del Mercurio
Sus piernas son delgadas como la fragancia de la hierba
Sus manos bailan al son de las caricias son de azúcar sexual que se perpetra como un crimen
Entre mis muslos te mueves y penetras como un mensaje de Dios
La veo sentada junto a todo aquello que he perdido cuánto lugar ocupa en ese cruel paisaje!
No me devuelvas los besos de tu boca no la retornes a mi lecho donde se esforzaba por extraer mi alma
No me devuelvas, Señor, tanta locura
Una vez más el viento sano y fragante nos absuelve
El corazón da al mar
Esa ciudad que avanza como un lecho de furia
Esa mujer apostada sobre todos los garfios de la memoria sobre los gestos del olvido sobre las palabras del alcohol y la demencia
Cementerios de ojos, osarios de pupilas y miradas juramentos como charcos de sangre y las hogueras del perdón los murmullos de La piedad La bala negra que Silba como el viento
El corazón da al mar y el mar separa sus piernas de mujer ardiente
Un bello paño tejido con lágrimas de carne
Su corazón como dos partes de una misma noche
Aquella que alcanzó con su inocencia toda la furia del mundo todo el rencor de La pureza todo la gracia del amor que nunca llega y la desgracia del amor que nunca basta
Ese raro calor que se despierta entre tus piernas cuando se te abre el corazón
Y amas a van los panes del deseo con sus cristales de sal bajo las faldas
Y las hormigas de la provocación
No es para dormir el agua
La prostituta azul hace la seña sentada en la vereda con su vestido de agua Verde en el sitial del monseñor
En el salón del profesor debajo de la casa suenan a un tiempo todos los relojes
Aguas que escapan de la mano enguantada en plata vieja como la seda brillante
Los habitantes de la casa están poseídos
Y la mujer de vientre herido penetra en nuestro lecho para fingir amor con un anillo de sangre entre los dedos
Ya no podremos decir si hemos soñado con la gitana dormida
Hemos nacido ayer y hoy hemos muerto
Nosotros soñamos que vivimos somos el tiempo
Se vende el alma -reza al cartel de la futura edad-
"Él está ahí" nos repetimos sin saber dónde estamos nosotros
No soportamos lo real lo hacemos trizas en la mente Para tornar lo aceptable Y acaso para amarlo
Soñar es visitar la vida indescifrable la incompresible vida de la muerte
Mañana empieza entonces la otra edad
Las ninfas están prontas levantaremos las torres de pasión en el jardín de las hermanas
Después veremos qué hacer con la manzana de oro
Seremos una anémona, alabaremos al Señor
la mañana abre sus puertas transparentes de cristal oceánicos
Ella cabe en mis ojos como una estrella cabe en el cielo
Sentada sobre mis párpados desata sus cabellos
La mañana abre sus puertas para que entre el mundo
En su cáliz iluminoso mi pensamiento toma forma
Salvaje como el pájaro que cae de tu mirada
En mi ventana la ceniza del sueño limita con tus ojos
Mientras mi canto se sacude y vuela como un astro embrujado
Un ancla dormida en la arena de tu cuerpo
Cae sobre el mundo en cascadas cenicientas una voz larga y hermosa
Una voz que se prolonga en el abismo de tus ojos una voz hecha de estrellas y aeroplanos encendidos
mil veces más tremenda que un horizonte apagado por el viento
Dormida dulcemente en tu columna de lámparas
Y ese andar de fantasma tenebroso y doliente
Como una catarata de pétalos sonámbulos
Crecer a mi palabra en esta tierra como un árbol secreto
Volaré hacia el ocaso donde sé que estás ardiendo
Y donde baila la noche con su bolsa de escombros preguntar y por tus ojos
Dos ojos plenilunio que asoman del recuerdo y escapan por la mente como el barco que pasa
A través de los párpados sonoros que cubren mi destino
Suspendido en la barca de los cielos y viendo arder el mar de la bahía
Con la ciudad colosal entre los labios
Solo deseo caer desde lo alto girando con el tiempo que se va y el tiempo que retorna
Ciudad Ciudad de picaportes de oro estoy llegando a ti
Tú atronadora voz Es la más bella entre los tules del sol
La tonta dama francesa de 50 metros
Tienes los ojos azules como Dios
Con la nieve la vieja nieve negra de las alcantarillas
Todo lo sabes de ti mismo y de los otros fantasmas
Cuando los dedos de loro apretaban mi garganta
Recibiendo caricias de graciles langostas
Esa preciosa hoguera de mujeres delgadas como hierbas
El caminante ha visto el mundo en una esfera de cristal en cuyo centro cae la nieve eternamente
La túnica blanca de sus antepasados
Sentado siempre en tu sillón de hielo
tu corazón amarillo seguirá amando la vida y anhelando el sueño
Detrás de un paso otro pasó hacia el infierno blanco
Las piernas de la chica eran perfectas como el aire
Perlas de lluvia mezquina le adornaban el cuello y ella avanzaba con una cala mortuoria en las quijadas una caricia de hielo
Se está acabando el siglo se está acabando como una bebida negra y maloliente como una purga de aceite de castor hijos míos hijos míos se está acabando el mundo la enorme noche del mundo se está acabando el alma de los hombres
Una capilla habitada por el viento
Quién cruzar a esa puerta con sigilo
La noche y yo A dónde iremos juntos
Tenían sus ojos como un agua quieta en medio de una travesía
Hablarán tus ojos con su voz de niebla junto a la espuma blanquísima del mar de los caballos
Chiva las bestias a buen puerto, arriero: entre ellas va tu corazón
He descendido del celeste camión de los deseos en una madrugada de pueblo de campaña y he hecho rodar mis espuelas por un polvo de luz
Alguien ha roto ese pacto esa campana de sangre de cristal la gloria de ese instante alguien ha roto ese lacre de sol que se escabulle como un ladrón de caballos entre las piernas purisimas del viento
Alguien ha roto Los sellos de la tarde y ya se escapa la luz con las ovejas
Todo ha sido bello alguna vez en algún punto del día o de la noche
Bajo la Luna escarlata en la alegría del alma todo lo que ha de morir
Pero era para mí el aroma del abismo
Es el poeta que se va adiós adiós ave ciega
La invisible deidad se ha presentado junto a la luz de la vela en el desierto sueño con aleteo de aves llega
Mientras los peces bailan en la mañana de la red sobre qué soy el aire y el sueño y la palabra
No callar a mi voz mientras los peces bailen su agonía en las mañanas del acero del mar
Detrás de la tormenta que amenaza como una mujer despechada envuelta en su melena de lluvia
Los negros de dos bailan sobre las teclas ligeras y el gran espejo los refleja como si existieran
Bella mujeres de labio de Paloma tragan minúsculas esferas de cristal bajo la tierra bajo el bullicio que flota suspendido Los vapores azules
Esta mañana ha retornado el pájaro jaguar de la Silvestre noche de vientre tumultuoso ensangrentado en el altar del sacrificio bajo un puñal de luz
Ni una moneda de cobre para vestir su desnudez de hetaira limpiar su costra de mendiga
Vengan a ver a la imposible a la inalcanzable a la magnífica reina traicionada a la que es dueña de la libertad pasen el dedo tembloroso por su collar de trapos por su traila de mono y por su ardiente sexo de pimienta y furia pasen la mano por su vientre preñado por los siglos y por algunas grandes almas pasen los ojos por su desnudez y la mirada detengan detenga latidos y tiemblan de vergüenza por lo que han hecho con ella con la desnuda Hembra de Dios
Hemos querido cantar y solo hemos gritado, hemos enfrentado a Dios y él ha escapado brincando por los bosques
hemos querido mostrarnos y nadie nos ha visto
Un país de potros dibujados en el viento
Yo por ti a cada día con ese afán de contemplar los negros faros
Me he asegurado de haber visto las vestiduras del Ángel sus grandes alas azules y afiladas de acero colosal
En dónde estaba usted noche tras noche cuando El espanto bailaba en el jardín de las horas
En fabulosos templos la buscado en los paisajes más finos de los magos
Me envuelvo en el brocado de una mujer de ensueño y sueño y adivino
Las mañanas plagadas de fantasmas
Dónde estabas entre qué ramas de los sueños
Qué sido víctima de príncipes magníficos
Por sus finanzas mis despojos son ahora sus collares
Áspera voz de la sonriente Luna sobre las aguas quebradas por un destino de hombre
Me encuentro bajo la impresión de que no soy tu predilecto
Toca la flauta afinada de Las Rosas y las palabras se mezclan con el aire se detienen en los hombres que cuelgan de los árboles
Es el invierno en las calles en los corazones de los vagabundos de Los amantes despechados
Ya se respira ese viento que golpea como un puño que siembra sombras ocultas iluciones mares de sexo de tinta mar es de sangre caliente en los cerebros mares de aceite en las gargantas mares de muerte en las muchachas emboscadas como parcas en las cavernas sedientos de mi corazón
No pienso en nada más que el Ángel de los árboles la cruz de su cuchillo y una osamenta de fantasma
Un pueblo entero de fantasmas se reparte la savia de los pastos
El alimento de Dios bajo las almas de los eucaliptus dónde anidan los santos y sus flautas de ocio
Brilla con un fulgor que todos imaginan y que nadie ve
Va y viene el Tiempo, lo hemos visto
Va y viene el tiempo y no se espanta con su trompo inmóvil
Dónde está Dios como no sea en esa gracia a la que hay que retornar?
Se acercan los jinetes muertos se aproximan al cuerpo que vaga entre las nubes con cicatrices impalpables palabras transparentes ojos abiertos a la nada
Un vago brillo en sus ojos me hace pensar que el muerto
En este templo de sudor nada es posible
Sus fantasmas bullen los pliegues de los terciopelos
Grandes prodigios que harán de cada puerto un alma
Sus pechos flotan en el aire y sus nalgas se estremecen bajo el destello implacable de los dientes
Marineros dormidos como perros de la hembra del océano
Pájaros azules del fondo de los mares
La ondina de coral chupa sus dedos con lascivia
El relincho del potro agita La pollera de la mujer del rancho y la hace penetrar en la entrepierna donde es fragante el sexo como el mar
Me gusta tanto mi casa que jamás la miro. Casi no vivo en ella tan solo duermo y deliro
Se ocupa de ella una mujer extraña que pone flores en esquinas persigue a las arañas y hace tronar constantemente un monstruo negro y horrible que lo aspira todo
Mi Dios me oigo igual que cuando había un planeta con vida en mi cabeza y la fragancia de la hierba Recién llegada se apoderaba de mis sueños Como esos bálsamos de oriente que hacen bailar a Las musas entre árboles de carne
Parece poseída por un extraño amor
Como una espina obstinada en los párpados de un rey
Detrás del horizonte hay un ladrón bañado en lágrimas un príncipe del sol
El hijo de las cabras aplastaba su rostro contra el fuego
Mis pensamientos se hacían de ese rumor de piedras de ese guantazo caliente de la adoración
El prestigioso alunado qué devora las carnes de su tierra
Así cayó estás arpa en mi inocencia así creció mi orgullo en este mundo
Quién ha quemado tu carne de luz negra
Quién es el príncipe en tu fiesta de rencores
Yegua sagrada de los grandes vientos se bondadosa y terrible
Cepeda sanos y sangra como una fuente de inocencia
Has de saber que mi cerebro es visitado por un gran sol
En el desierto hay una huella y un pájaro de azufre
Los vientos malos son el sebo del cuerpo
el amo de la calma nos exhibe sus blancas posesiones
En el desierto hay un caballo sentado como un muerto
Hay cuando llueve entre los ojos de las bestias un latigazo de armonía
esta es a veces la casa del martirio
Un otro miedoso viene tratando a nuestro encuentro
Un martillazo lunar
Mañana los dos adores furtivos Los héroes de la calma devorarán su corazón
Corazón de mil panteras
La boca se abre sobre el tiempo como una rosa equinoccial
Floreciendo en el pánico el poeta invade la nave solitaria
Cómo no hablar de insondable que despiertan las inglés de la noche capacitado para el mal?
Los escorpiones han comido un animal de grandes ojos blancos
El habitante verdadero el que agoniza de pura inmensidad ha establecido El dominio de sus furias y el hijo de sus cantos
La piedra mala Está brillando en los paneles del trópico
Los desdichados echan el fuego sus miradas
Un gozne gira sobre el agua y su resuello es un ángel pestilente un miedo negro que dispersa y envilece
O iluminado la boca blanca de tu corazón la boca negra de la ira se juntan en tu lecho como una cruz de los misterios
La despiadada lealtad nos estremece
La bestia Dios se nos despeña se nos reto va en la piel como Una llaga savia
Solo un Relámpago es el fin de los amores
Destilado el fruto de la Aurora y su pureza me ha dado las llaves de la raza
Mi amante negra es heredera de los grandes magos
Ha hecho un proverbio de la alquimia
Escapaba hacia los grandes templos
Abandonaba una morada invisible
Amaba El brillo de esas fieras que se descubren en el canto y que son dueñas de la guerra
Caía cómo los reyes en el trópico en un tornado indescriptible
Puertos atados a las piedras
Luces sagradas del océano dadme esa leche madura del mundo son como una ofrenda insuperable
La danza va por el sendero hacia los labios maternales
La danza envuelve el oxígeno avaro del desierto
Un alacrán de ojos azules embajador de la tormenta
Cierto animal fabuloso me ha iniciado en las caricias solares
He visto el cuerpo de la gloria en una diosa subalterna
Un pájaro flamante ha reclamado el aliento de mi oro
He entrado he salido por una puerta inolvidable
Una mañana el corazón salto hacia los pantanos y habría una celda en la frescura
La curandera atormentada ausenta El crimen de su pueblo como una reina de la amnesia
La bellota Marina ha propagado un hálito caníbal
Como un hermano del tiempo de las víboras
Salud al vecino caliente que refulge en el fondo de las noches marcando al ritmo del dolor y una orden en las muertes
La cacería comenzó cuando unas llenas de paso descubrieron la química perfecta
Yo he presenciado esa epidemia como un testigo muy viejo muy santo y muy enfermo
Pise los mármoles que amaba
Bebí los jubilos del nácar en los templos de la carne en los oficios mortales en las piedras
Nadie danzó con esa virgen mía
El joven náutico en frente a sus instintos y estremecido en una peste brumosa hace progresos en maldad
Con una gracia muy antigua Los huracanes y las bestias repetirán los verbos de la creación
Las almas negras los guardarán de la sangre en que mojamos el pan
Ha establecido su palco frente al mar
La madre fría como un pez va por la calle saboreando el salivazo del vigor
La Ribera frecuentada por la princesa polar
Como una barca de gran música Los horizontes felinos
Dejad un germen de pureza la fecundidad en la fecundidad del día
Como esos pájaros qué tiemblan en el canto Y qué hace bella a la muerte
Sus arañas de lluvia se han vendido a mi paciente hedor
Alguien ha puesto una piedra en su memoria un tóxico en su cuerpo una herida en su cama
O flor de esclavitud o amante peligroso
Señora de alta pluma La noble tierra se ha secado bajo el Orin de tus preciosas amenazas
Mi terror es verte en los paisajes sobre un caballo afeminado desdichada y gloriosa como una lengua herida soplando un hálito de sangre en las jornadas de gran paz
Escapó a Los arroyos carnales donde se estiran y se doblan las falanges del sueño
Tu piel será un festejo majestuoso
De la garganta del fuego y el Rubí una decencia loca inundar a tu cabellera jardinera del infierno
Y así serás para mí altura de Príncipe la bárbara dorada la irrenunciable
Su rostro azul de limosnero me estremece, la sombra de su pánico me ahuyenta, los insectos rabiosos son el diamante de mi fuga
A la delicadeza de vuestros sentimientos debemos este pulso del mundo
Está sonrisa que revienta en nuestras sienes y nos posee con un vago rencor
Levantaremos la alfombra de los bosques
El pan de los clásicos reposa en las heridas de la Tierra
Una serpiente respira en el pabellón del pánico
Pero los días perdidos para siempre siguen juntando mi vivienda de pomadas lascivas
El corazón gradual. El absoluto corazón
Para dormir Es con el puñal caliente de la gracia y aquí los tóxicos finales
Como una flor de grandes astas la voz nos llega del fondo de los órdenes
Y allá junto a las almas de artificio la espuma negra de los siete fuegos del método del tiempo
Nos ha invadido la fuerza de tu amor
Válida selva de pequeños cráneos oh necesaria y total y milagrosa
Una fanfarria de asnos y mujeres
Y tú fósforo blanco rugiendo al sol de los desiertos representando a mi alma en Las batallas del pudor
La dimensión del mal el instructivo horror
Perdiendo ganando en el maullido nocturno
He sido pues el hijo experto de la Aurora el que arrebata y expulsa con grandes movimientos su idílica alegría
He aquí la muy sagrada y astuta existencia del avaro para que arde está rencor en la apariencia del bosque
Me buscaréis en vano entre mis bestias
Mi roja música ha triunfado
Me encontrareis en lo más hondo del bosque temblando al grito de la lava sirviendo a un mágico idiota
Royendo el hueso nocturno un Dios decapitado
Las plañideras se disputan en combate la posesión de las grandes hierbas
Los licores del gólgota
Para el viajero cansado de su sangre depositario de una gran tristeza esta es la puerta del cuarto en que se muere
Partido para el juego en las antiguas naves reconstruyendo el alma y sus imperios y a grandes golpes de sangre a rebanadas hirviendo un mundo de cantos y visiones e descendido a la herida que gravita al pánico que inspira al pan que duele
He respondido a la inocencia
La nueva edad aproximado el imperio diluviano iba creciendo en grandes ramas sordas en Santa procesiones hacia el aullido blanco del metal
Dedo enjoyado por una gran traición
Soplando un polvo de ratas forjando a la distancia una osamenta de amor una espada de consagración
Entre dos noches puras como el sol de oriente así te he conocido
Y es tu nombre que aparece sobre un pueblo brillando como un ojo largo tiempo visitado por un alma humana
Esa gran ave confesora del planeta y sobre cuya dignidad no abre de pronunciarme
Los que se entregan al cuidado secreto de sus manos lo que enriquecen sus ojos con almizcle los que atraviesan un desierto con el oro de sus dientes los que padecen en tierra de un mal de los océanos los que son mudos y ciegos y se sientan a la sombra de su Dios
Qué saben ellos y sus hijos de este oficio de perros de esta parálisis del día de este sombrero de cal viva?
Degolladas el mar como una bestia blanca y asentada en la dignidad de la vigilia
La gran marea a bajado a nuestras manos a nuestro lecho ha descendido a lepanto de los ojos aullando masticando oliendo a incienso y a peste
Aprisionando el néctar de los grandes viajes
Su mermelada de horror
El que ha llegado sin ver el que no sabe el que se espanta y se afirma el que maldice el que se evade y calcula el que sucumbe el que se hiere en el alma y que desea el que abomina y bendice y sacrifica
Plantada entre dos cruces grávidas y alertas la portadora ha dicho su mensaje transmitido el sabor de su saliva la imnosis de su lengua avisado el humus de la infancia
Reconocida en mí como un exilio como una hoguera
No exhalar has el calor de tu visera de oro
Y la maduración de un trono entre dos ojos entre una noche y su huésped entre un demonio y su bitácora
Lecho tatuado por un gran suplicio
Fruto de un polen más agrio que el deseo más blanco que una ofrenda
Y esa cascada de sangre que galopa con su cabello heroico ese animal de presa que se tiende sobre el fuego como una víscera solar
Perseguida por un oro inextinguible
Nuca radiantes del amor que Silba en su guarida como el tornado impaciente
No habrá refugio para el ojo bañado en inocencia
No habrá otro rastro que esté tallo que crece sobre tu alma esa pequeña corrosión como una queja impartida a un cuerpo ausente
Y un día vendrá en el que un pueblo de sombras te frecuente
Y el redactor de blancas tempestades ha devorado su noche con ternura
Zoe combinados con mi destreza en el sueño y esa fusión me ha procurado un instrumento atroz y desde entonces cuando la noche me expulsa o cuando toso cuando confundo olvidó cuando sangró cuando segrego o exprimo cuando lloró sé que hay un ojo que mira y otro Qué es mirado y que no basta un solo Dios para cerrarlos
Un solo gesto del cuerpo en su guarida
No está perdido el hombre que entrelaza sus venas con la noche el que se enjuagan las fuentes de oro negro el que corrompe su pan con una lágrima
Oxidación de un cuerpo en su colmena de algas
Pliegue irascible del alma envenenada
Oh río de azufre cuajado en mi garganta
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