Caballos grises
que llevan el despojos de los hombres
Tan alto que todas
las manos extendidas no alcanzan
Su sangre es un pájaro
Una mujer de 40
años perdía intencionalmente un pañuelo en un café.
Las patas de los
insectos y el camino del niño recogían juntos la hermosa flor de la simetría
El niño abandonara
su cuerpo en el bosque de las transformaciones
Hay tanta gente en
la calle que será necesario vestirse de rojo o llevar un niño pequeño de la mano
hasta el lugar en que nadie camina
Por esta puerta
abierta los señores pueden entrar en el recinto de los fantasmas
El misterio
comienza en el aparente final de todos los caminos
El orgullo muerde
al alma a una altura increíble, por esa razón el hombre es un concepto
irritante y solitario.
El rumiante
sentado se compenetra en la inmortalidad del alma
El tiempo hace de mí
una multitud
El cementerio aúlla
de placer
Si delante de cada
tren se colocara un espejo, velocidad seria penetrar dentro de sí mismo sin el
peligro de las catástrofes ferroviarias
En el día de las lámparas
los ojos brillaban como la medianoche
En toda la
superficie y en toda la profundidad del mundo los cefalópodos devoran a los
aventureros del espíritu
Todos los lugares
toman la forma del placer
Un nombre crea las
ventanas cerradas
Es imposible
reposar sin morir
Árbol que se
olvida o guante que se pierde
Como un sueño pasa
el silencio vertiginoso de las casas deshabitadas
La risa inmóvil de
la torre de acero
Que alas
abandonadas podrán mostrar sus secretos
La quiromántica
pronto volverá a preguntar “¿qué queréis?”
Levantaba al
hablar el polvo imperceptible de tu nombre
Pero ella en lo
alto de la escalera me muestra su rostro sin relieve, su aliento sólido. En el vértice
de la torre es un punto negro que se lanza al vacío, se mezcla con los pájaros,
se disuelve en la atmosfera, se precipita sobre la lengua jadeante de los canes
mayúsculos, se aleja triste con los brazos caídos, pisoteando su propio cuerpo
y su propia sangre.
¿Así pensáis
alejas la angustia de ese rostro seductor?
La puerta se abrió
para no dejar pasar a nadie
Imaginada con gran
esfuerzo la memoria sería un mazo de cartas que se arroja desde una ventana a
una manada de cerdo.
Donde hay un
hombre el silencio lo acompaña como una esperanza de muerte
El sonámbulo
marchaba lentamente sobre los pasos perdidos, sobre las noches de amor, en el
lugar en que una mujer desaparecida daba de comer a un perro muerto.
Eran las doce de
la noche y los durmientes se diferenciaban de los cadáveres solamente por la
vulgaridad de sus sueños
Despertar es ese
gesto de asco que cotidianamente hacemos ante la realidad
Los banquetes se
realizan en la palma de la mano
Los suicidas
quitan las lagañas de cobre de los ojos irónicos de las estatuas
Cambia los motivos
de vivir, arrepiéntete de haber nacido y de pie, vacilante en la puerta, escupe
en la cara del hombre que te trae tu sombrero, apartando con un gesto el
acostumbrado grito del espanto
Con las caligrafías
del aire se comprenden todos los misterios
Un hombre provoca
la desaparición de otro al sacarse el sobretodo
Al caer la mitad
izquierda del cuerpo cubre de letras temblorosas la transparencia del aire
La sangre que
reposa en los lugares irremplazables
La calle hacia una
mueca parecida a un hombre que camina
Un perro frenético
desentierra un trozo de carne sucia. Si lo dejas escapar has de saber que lleva
entre los dientes la mujer ideal, la sombra que ha respirado el oxígeno de tus
sueños
Un pequeño hotel
lleno hasta los bordes de la sombra sigilosa del vacío
Llega el viento y
arroja su corazón endemoniado
Tiene la cara
apacible como los pájaros cuando resucitan
Cuando nadie lo
esperaba los dos hombres más alegres se suicidaron para permitir que el tercero
se transformara en ángel.
Para revelar lo
oculto comienza por disipar lo visible
Un termómetro y la
sombra del mar en la frente
Los tartamudos
heredan la reverencia
La llama se nutre
de planos elípticos y persigue a lo lejos al caballo fugitivo
En el extremo de
la calle más angosta el pregonado de esperanzas une el pasado el presente y el
futuro
Es demasiado
temprano para recordar qué crímenes habría que cumplir
En el centro de la
frente una gran herida y a través de ella se ve el muro secreto
Nada ocultes a
aquel que azota las paredes
Son las hebras
musicales del viento
Las esperanzas se
venden a un precio irrisorio
Los escalofríos se
deslizan como arañas por el espacio arrastrando a los pequeños seres desnudos nacidos
de la claridad del pensamiento
Un buen remedio
para la vida es ignorarse a sí mismo
Hay una mujer o
una sombra de espaldas, frágil, tan frágil como el amor
El amor es esta
enorme fatiga que nos circunda
El canto nace del corazón
nocturno
Hay incendios
circulares y un cuerpo inmóvil
Todos se aparatan
cuando la existencia palpitante avanza por el centro de la calle
El incendio
extinguido se reclina
Solo lo puramente
vivido y lo puramente soñado construyen la inalcanzable realidad
Al alejarme de ti
renuncio definitivamente a la vida y a la muerte
Los que se buscan
no se encuentran. He aquí la base de la felicidad humana
Solo queda la
espuma de su rostro vacío
Rueda el olvido
sobre el llanto y hace florecer la misteriosa planta de los castigos
No existe el gesto
que pueda crear el olvido total
Abres los ojos en
los que se posa el mundo, para borrar la vida
Un pájaro de luz salió
de tu cuerpo transparente
¿Cuándo podrás
alejar a la jauría enloquecida?
Te has destrozado
al caer. Los restos de tu cuerpo se arrastran por todos los rincones del mundo
Una voz se
entreabre para mostrar su oscuro deseo
El amante oscuro
sube la escalera arrebatado por la danza frenética
El ahorcado se
balancea al eco de sus ladridos
¿Cómo podría
llegar hasta lo que no se ve de ti?
¿Cómo hacer brotar
el deseo ardiente de tu carne entreabierta?
¿A quién buscas
por ese camino palpitante?
Tu corazón galopa
lejos de mí
Buscándose en el
infinito los reflejos se torturan
Es necesario
destruir la máscara, la impasible mascara de la espera
Los ciegos traen
una luz que hace resplandecer las cosas
Hay que eludir el
punto donde lo invisible se hace dolorosamente visible
Todo lo envuelve
la niebla en la que se extravían los ojos
Se permite adorar
al dios de la distancia
¡Cuántos destinos
rodeados de obsesionantes melodías!
Una calle desierta
es la que buscamos doblando la esquina de los aullidos
No es llanto, es
el tiempo que fluye
Si cesa la lluvia
todo será lo mismo
El desconocido se
aleja lentamente
Vivir significa
despertar en el sueño
Oh tu marchar inmóvil
ha recorrido ya todos los caminos
La maravillosa
calle del límite
Tu mirada es un roció
de asombro sobre el mundo
Las horas giran
como ratas minúsculas
Ahí estas erguida
y sola nunca más te alcanzaras.
Los hombres
resplandecen cuando sueñan
Ah no esperes
zarpar hacia el país del descanso
Todo es tan solo
un interminable escalofrió
Gota a gota desde
una desenfrenada altura, cae tu sangre
Sola en el vitral
danza una bailarina de polvo
La amante de luz
se desliza hasta los parpados ciegos
El sembrador de
angustias yergue su rostro en llamas
Cuando la esfera
silenciosa deja de girar todo se hiela
Ahora marchas inmóvil
hacia la nada arrastrando tu eterna sed como un gran goce
¿No hubo nadie
capaz de iluminar esa noche que convirtiera en llamas la sombra espesa que nos
separa a todos?
Cuando llegaste a
la luz ya estabas herida de muerte
Tu ignorancia de
amor te aproximo al destino de los inocentes
Noche de los
tumultos atravesada por pájaros de humo
El que interroga
se yergue en un marco de silencio
He ahí la alegría
de vivir perdida entre columnas derribadas
Detrás de tu
inmensa fuga tu desnudez flota como una nave
La multitud se
inclina y los tiranos resplandecen
El viajero
apresurado ha perdido el corazón
Lentamente la mano
del sueño me entrega su noche secreta
Una tempestad de
mordiscos hace sangrar los mármoles
A cada instante
nacen y mueren infinitamente seres invisibles que fecundan el tiempo
Cuando se invita a
los súcubos hay demasiados invitados
Si no es posible
atravesar los muros, es posible huir de uno mismo y no retornar jamás
¿Es posible
atravesar los muros?
Por cada paso
adelante hay una doncella asesinada
En los grandes
banquetes los cadáveres cumplen una función estrictamente decorativa
Los amantes
extraviados se deslizan lentamente
Todos los caminos
destruyen vidas inocentes
¿A quién puede
sorprender la visita de la pequeña ausencia envuelta en su repetido vértigo?
Todos hemos nacido
en el día más trágico de todos los tiempos
El sol vacila en la
puerta
Los líquidos se
derraman para que hable la sangre
La curiosidad de
los niños perdidos
La palabra puede
tornar transparente al hombre
No se pueden
palpar las palabras, solo los gritos
Detrás de la piel
del hombre está el hombre
El mordisco
luminoso que hace sangrar la realidad ultima de los seres y las cosas
Un invisible
mariscal de tinieblas
Viaja en tus venas
un pensamiento que no descansa
Cuando tiendo la
mano te alejas hasta más allá de la niebla
Navegante
nocturno, te traigo el milagro de las palabras luminosas
La llave de la
puerta del tiempo está hecha con el metal del sueño
Un poco más acá y
un poco más allá recogen a los extraviados en la niebla
Protegidos por
religiones de tierra y de ceniza
Con oraciones de
miel y orquestas de pájaros
Al partir se entra
en el desconocido aposento del espacio donde todo es igual, todo es diverso,
pero todo con las mismas sombras: el despertar de los que huyen
Rosa de ultramar
que todos los viajeros buscan disuelta por el viento
Cinco continentes
con la sonrisa en los labios, ojos de astrónomos locos multiplican las
estrellas
Almirantes voraces
dan caza a la eternidad
Mírame hasta el
agotamiento donde el temblor se deshace en la inmovilidad de tus ojos
¿Desde qué día has
dejado de creer en la noche?
Y tú has comenzado
a caminar por la cuerda de mis sueños y embellecer la muerte de mis pasos
Un inmenso órgano
vibrante es tu cuerpo que suena en silencio. Música de locura que arrebata al
desconocido que vive en mí
¿En qué lugar de
indeclinables nombres has anclado?
Te envuelven
murmullos de seda que ascienden por escaleras infinitas hasta que una extrema
fatiga los derrumba
He aquí la calle
habitual siempre desconocida en esa calle te descubro diariamente
Los paraguas
desfilan ante la ceguera complaciente de los arboles
En esa calle
aparece tu voz de caracol amarrado reverbera la pereza nacarada de tu cuerpo
Sigilosamente
penetro en el aposento de tus ojos atravieso el puente imperceptible de tu
aliento
De pronto a ciegas
en el preciso centro de tu silencio derramo tus cantaros secretos
Para que un líquido
de orgullo infinito acaricie la tierra
El último árbol de
la noche ha dejado una huella sobre tu frente
Si te has
despertado agitando tu manto de telarañas
Agitaste el tropel
de ratas ciegas que te roían dormida
Ya estas
despierto. ¿Adónde vas ahora?
Ya estas
despierto. Subamos por la angosta escalera hasta el confín del tiempo para
sorprender allí a los minutos perdidos
Con inexplicable
dulzura, nieves aterradas transforman en viento a los que avanzan
Horas inútiles se
ocultan tras la puerta dorada
Las palabras se
encadenan a un profundo secreto
Los que se atreven
a sonreír pierden su lugar en el mundo
¿Adónde vas sin mí?
Prepárate para tu
fiesta
La fiesta de las
manos que se resquebrajan, del sudor, de los crujidos, allí donde el letargo de
tu carne se precipita en una oscura danza
Tu fiesta es la
fiesta de las arañas que devoran ferozmente tu riqueza nocturna para alimentar
su miseria inagotable
Allí sumergida en
un olvido sin límites compraras motivos para tu risa, compraras estruendos para
llenar tu silencio
¿Desde qué abismos
de destemplanzas surgió tu mano para aferrarse a este mundo?
Castellana asomada
a la última torre en su castillo de carne mordida
Azotan grandes
oleajes de un océano de lentitud
¿Dónde está la
multitud que busca a una mujer?
Solo la castellana
asomada a la torre más alta lleva en su boca los restos del naufragio de los
besos, rodeada de castillos de silencio, de castillos de niebla, de castillos
de espera
Solo la castellana
asomada a la última torre desde donde solo ve castillos de humo, del humo de la
carne que despierta en la noche del deseo, del humo del insomnio
Apenas el sol que
ha encontrado su cabellera, su desnudez que busca los mil lugares del mar sus
ojos querer instruyen al mundo
Completamente
nada, solo la castellana asomada a la torre más alta de un castillo de aire
sostenido por las manos de todos los hombres, por la mano de cualquier hombre,
del hombre último, del hombre que no existe
Los pasos y los
latidos de la noche, noche tras noche, noche delante de los ojos cerrados; la
noche el cuerpo de la noche y los habitantes de la noche para el ansia sin límites
de la castellana
La castellana
desciende a arrancar el amor en las calles, naufraga de un océano de vida,
naufraga de un mar de indiferencia, naufraga, naufraga recogida en un continente
de desamparo a la búsqueda de hombres olvidados en la playa de la soledad
Un perro que
persigue espejos
Una mujer que
despierta y llama a su hijo y al hijo que no existe
Cuando se abre la
puerta la casa esta vacía
Persiguiendo a las
manzanas maduras del insomnio
Abriendo tu pecho núbil
que siempre llega tarde, que retrasa los relojes y proclama la torpeza de la
presencia
Para examinar las
calles tortuosas transformadas en relámpagos
Solo viven en el
profundo silencio que se hace a cierta hora en que de pronto todo se vuelve
incandescente y las mujeres bajan los ojos resplandecientes de pudor nocturno
Mirando siempre a
tu alrededor para encontrar la hora oportuna la hora de desnudar tu esqueleto
de diamante
Tu belleza no
depende de tu piel sino de un sistema de resplandores fugaces
Cuando todos
acarician en sueños los terciopelos que ocultan las fabricas imposibles
Te levantas
cautelosamente para iluminar a los perversos trabajadores nocturnos
Adiós. Nos veremos
solo muy tarde en el lugar sin nombre donde se amontonan las estrellas enfermas
Tema que cambia en
un hombre que no cambia
Ya soy uno
encaramado en mi árbol de silencio
En la oficina de
objetos perdidos escucho latir todos los corazones
Usando un lenguaje
comprensible logro apagar el corazón
¿Quién ha
despertado tus monstruos, tus salvajes caballos en la lluvia?
El cielo está
lleno de ojos perdidos
Adónde van tus
monstruos. Los he visto caminar con talones de plumas, de acero y de mercurio y
perderse en la niebla
Has descubierto
que la soledad es un canto.
Tú hacías surgir
vampiros de las piedras
¿Cómo se entienden
los hombres con los cadáveres?
Azotaste al
lenguaje para después llenarlo de vino
Yo oculte en las
entrañas del verbo un diamante que corta las almas
Para buscar la
calma hay que predicar el desorden
Palabra y vida
incendio y sueño se mezclan. Recojamos la cosecha
Marchemos hacia
ese mundo de locura sediento de veneno con nuestro vino embriagador
Vino de las
hogueras para encender la luz de las tormentas
No te alejes del
tiempo, no te alejes de la hora indescriptible. La hora que todos tratan de
ignorar, esa es tu hora, la hora de arrojar los relojes a la calle, la hora
burlesca del tiempo maldito, la hora que se detiene para ti
El labio sagrado encendía
el parpado siniestro
Relámpagos de azúcar
No se puede
encontrar el mundo
Y un vaso de noble
vino que espera al bebedor decapitado
Un día la
epidemia de la inocencia destruirá al mundo
Imposible esperar
la luz del rostro que resplandece
En el límite de la
luz la mujer se entrega
La mujer que vive
de modo invisible
De noche al pie de
la escalera la mujer verdugo vacía los ruidos y hace ondear su espanto
perfecto, tentación irresistible para los cuatro puntos cardinales del amor
Princesas
quebradizas se ocultan detrás de las canciones de fieltro
Procesión de
lavanderas y sonámbulas adoran a un extraño silencio
Los pobres
persiguen el humo tenue de las caricias
Una sola mirada lo
disuelve todo o lo crea todo
Con el nácar de
los rebaños y la ceniza de las pasiones
La buena voluntad
engendra peces dorados
Evitad toda confusión:
comienzo y fin son una misma cosa
Qué alegría vivir
tras las preguntas que iluminan la conquista final sobre el silencio
Muy cerca se
detienen los enigmas
Despidámonos para
quedarnos
A través de la
mano se ve el acero
Acerquémonos a la
silla vacía
El camino de todas
las cosas
Un solo camino
conduce a todo y todos los caminos conducen a nada
Los parpados
apagan la catedral
Con nieve las
amenazas fabrican murciélagos y los murciélagos quiebran el espejo del océano
Estamos en la
encrucijada de todos los caminos
Solo queda avanzar
en un mundo que se resiste
Dientes de niebla
que repiten la misma canción
Con mis pasos más
veloces que el tiempo, con mis pasos de cólera quiero morder el aire que me
inunda
En un ritmo lento
y cruel, en una interminable sacudida arroja mis pasos perdidos, pisotea la
indiferencia de los muros y en el eco feroz de los rumores, repite, repite la
misma canción
La mano nos deja
su sombra de humo
Para el maniático
de las alturas plataformas de piedra, plataformas de bronce, plataformas de
acero donde rondan cabezas de hombres
La señora esta
transida de frio, está cansada de todo, no sabe navegar en las sombras, y lleva
un cuchillo a la altura del pecho
La buena señora
confunde el canto de las sirenas con el canto de la vida y sonríe
La semejanza del árbol
con la niebla
Observa
atentamente la danza de la transformación de los sentidos
Oirás la música de
la luz, oirás la voz del árbol que cristaliza tu mirada
Por frondas de petróleo
circulan arcos de espanto
Tus dedos apuntan
a una edad perdida
Tijeras que cortan
huracanes de silencio
Tijeras de petróleo
como leones en celo
El prisionero de
sus fantasmas rompe su cárcel inútil de llamas
Todo lo cercano
agoniza. Todo lo lejano renace
El punto en que
todo lo existente estalla, ese es el punto que buscas para empezar a vivir, se
le denomina morada sutil de la zona sensible del amor
Cuando un
personaje vestido de negro se arroja a un abismo otro vestido de rojo se arroja
a un carruaje. He aquí el misterio que no se solucionara jamás
Retornemos al
canto del fuego
Aquellos que
mastican mañana tarde y noche y piensan al compás de sus mandíbulas
Oh hermoso niño te
llevaré a tu cálida cuna atravesando los siglos y mediante la ciencia de unos
puntapiés te arrancaré de tu sueño
Retornaremos al
canto de hielo
Las chispas eléctricas
surgidas del roce de las vírgenes satinadas al compás de la inocencia
El canto de hielo,
el canto que congela a las viejas cotorras que penetran contoneándose en su túnel
de olvido
Padres feroces
arrasan castillos de hadas
Harapos de piedra
cuelgan del vientre de dios
Retornemos a la vida
fugaz del hombre inventor de la melancolía
Los argumentos de
la muerte se cierran en la valija de fuego
¿Y a quién llama
entonces el niño? A su madre, la portadora de la gran valija de fuego, la
primera y última, la que muestra su perenne sonrisa triunfal, la que siempre
retorna
Retornemos al niño
que busca sus juguetes en el centro del espacio
Retornemos a la
valija de fuego donde se consumen los mortales, donde se encierran las cenizas,
donde se amontonan los triunfadores
Retornemos al
fuego de alejarnos y al fuego de acercarnos mientras dios camina
incansablemente a tu lado por toda la eternidad, heroicamente solo, humanamente
solo
He aquí el gran espectáculo
que la valija de fuego no puede contener. El espectáculo de la soledad de dios
Simulando una
sonrisa recoge tu valija de fuego extinguido, tu valija de noche abandonada por
sus fantasmas
Juguete
inolvidable, revelador del gran secreto
Con los argumentos
de la muerte se puede triunfar en la vida
El lenguaje es mi
caracol privado
Estoy frente al
espejo como un cansancio que se prolonga
Ya no quiero
detenerme en los caminos acosado por las migraciones de las medusas
Es necesario
despreciar a los ojos muy dulces hasta el límite en que la mano se convierta en
sombra y amarlos cuando aparecen en la calle sorpresivamente unidos a un mundo
distante
Despreciaras a
todo lo que se ama y amaras a tu prójimo hasta la extrema dimensión del
desprecio
Como la saciedad
cuando se deja su limosna en la mano del sueño
De pie ante el
altar soportaras la fiebre del alto desamparo
Oh dios desenmascarado
apoyando la mano en la gran frente del mar
Nada queda sino
despreciar a los bellos ojos sin castigarlos
Y cuando hayas
aprendido a despreciar, conquistaras la belleza
Ellos te pagaran
con odio hasta que el odio alcance la voluptuosidad del ruido
Amaras a los imbéciles
con su irresistible mirada de sombrero
La lluvia desborda
donde el pecado se multiplica
No camines sobre
tu delirio: espera y canta
La tierra te
abandona, en el polvo se escribe tu nombre
Cuando acuden los
sudarios se descubre solitaria la evidencia
Persigue a tu
dios, cede a tus indulgencias, queda en el país sin sombra
Las frentes casi
se tocan nutridas por el increíble poder de la distancia
Oh dolorosa,
esperas sentada en el corazón de la aventura
Hasta que podamos
crear la noche más pequeña, noche a la medida exacta de nuestra grandeza
Como el retorno
del ave fénix que prefiere su mundo de cenizas
Tu piel ilumina el
camino del abandono
Nosotros dos, únicos,
creados no de barro sino de un soplo de lo divino
Avergonzados de
lo divino nunca podremos encontrarnos
Nunca podremos
encontrarnos porque sobre los dioses pesa la sagrada incapacidad de sufrir y
vencidos por la necesidad de amar ascendemos hasta la cima misma del
conocimiento armados solo de ceguera
Los buitres de la náusea
esparcen su sordo rencor
Un hambre vertiginosa
cultivada en el desierto de los hombres
Impulsada por un
curioso sentido de orientación te atrae la fuerza irresistible de olas melodías
de lo oscuro
Abandonando el límite
de ti misma donde la máxima claridad agita sus tentáculos
El mar golpea a la
altura de la puerta con su llamado de ondas y su oculto mensaje de naufragios
La memoria recorre
un horizonte estéril que agoniza y cambia de ruta para encontrar siempre la dirección
de la asfixia
Una gota de sangre
donde no hay nadie
En el amanecer de
tus plumas eleva tu cabeza
Despierta con
prudencia a los corales que duermen
Deja que tu piel
encienda en el aire olvidadas luces
Cuando te
incorporas un largo estremecimiento sacude al rebaño de las cosas
De tu pequeño océano
de vida surge el mundo
Danza tu sigilo,
tu sigilo de oro
La danza te
encadena a lo distinto, la danza que roza el espacio pero no lo penetra
Solo la danza
atraviesa la transparencia
Una lluvia de
formas nacientes restablece el mundo de los objetos
Tus manos llaman
en vano hacia el corazón de las cosas
Tus manos ávidas
del dinero que compra la pureza
Mendigas felices, huérfanas
de suave fascinación
La ternura de los
galopes a flor de tierra tan lejos de la atadura del polvo celeste
Extranjera
derrotada por el fulgor de los relámpagos
Dura comarca en
que las mujeres esperan como leyendas en los umbrales inmóviles con sus
ornamentos funerarios donde se abre la puerta del amor
Faisán de la
alabanza, tu corazón extraviado me guía
En tus ojos asoma
el prodigio de los relámpagos
Las hijas del
verdugo exhiben sus pies de plata
Los perros husmean
las mejillas en busca de los caminos mentales
Cualquier espera
es infinita
Ni llegan ni se
van echan raíces en la desolación
Los relojes
tiemblan, la eternidad está lejos
La fecha frágil de
los encuentros
Perder los naipes
y asomarse a la molesta ventanilla del suicidio
Con la agonía
interpretaras fielmente la locura de los dioses
La locura nos
observa inaccesible a discreta distancia de la tierra
Las antiguas
historias que tiemblan a la espera de tu presencia recatadas en sus amplios
vestidos de niebla, de polvo, de rincones de seda, de dientes de terciopelo, de
piel de salamandra, de tela de pasos que se van, vestida hasta lo imposible
Hay un lugar en el
espacio, una morada de reposo para los descontentos lejos de la velocidad y el
desorden con una calle sin término y una multitud sin gente allí dejaras de
pensar, dejaras de mirar fijamente y de tender los brazos y te acostaras para
lograr sin esfuerzo la conquista del último deseo
Un día huyendo de
ti descubriste que el límite del espacio era el contorno de una mujer
Esqueleto de agua
turbia
Solo ante ti me
inclino y te obedezco servidora de la llave del viento
Pensamientos que
rondan la casa y despiertan al hombre para el pensamiento
Despertador
nocturno para bestias solares
Una mano que se
agita aclara la rabia del mundo
Una atmosfera
coronada de incendio
Los noctámbulos
penetran en las jaulas pronunciando palabras ardientes
La bella magdalena
con su humilde manjar de culpa, su tristeza erótica y su roto marfil
Las mujeres comercian
con el fuego
Los enemigos
marchan de la mano
Las lágrimas
brotan de las puertas
Los ciclistas
ruedan sobre los principios morales
La alegría hace
estallar las venas de los ángeles
El sacerdote
acompaña con los ojos la danza
Un gemido
alucinante guía los pasos del sacerdote hacia el deleite
Luminosa y mínima
como una lámpara emergiendo de un oscuro llamado inolvidable
En vano llamas a
la puerta, peregrina
Existe un
horizonte que se despeja de tu presencia
Los sueños hacen
rechinar las puertas sin molestar a los niños
Atormentados por
pastores celestes los cazadores de caricias se pierden en las callejuelas
La oscuridad nos
acerca
La noche se
prolonga más allá de las promesas
Cofre de la
sonrisa con un minúsculo mundo de tormenta
Las amenazas
encienden las lámparas
Adiós, hasta que
la tierra se torne indescifrable, entonces volveré aunque ya no me recuerde, volveré
a restituirle su sombra
Qué falsas noches
invitan a los camellos
Los péndulos
engendran la alta marea
La rotación de la
tierra se persigue a si misma
En el espacio donde
las manos se posan simplemente para soñar
El viento pasa
por los caminos prohibidos
Las madres se
deslizan por el terror ofreciendo la leche de su voz
La ferocidad del
viajero alimenta a las señales distantes
Relojes del paraíso
perdido para marcar el tiempo del hombre más rápido que el tiempo del universo
Las abejas anidan
en los espejos para emigrar más tarde hacia las miradas distantes
Todo lo que vemos,
todo lo que soñamos, todo solo existe en la sagrada iluminación de la carne
Una hora inmóvil
que abarca todas las direcciones
Una ciudad que
brota del más mínimo gesto
La vida es muy frágil.
Los que la aman la acompañan muy seriamente, en silencio
Los objetos frágiles
están preparados para la gran danza de la destrucción
Y un corazón caído.
Inmenso. Inmenso.
Ahí tu nombre
inmenso, inmenso
He aquí tu nombre
inmenso que nadie pronuncia
Tierra confusa la
sangre que regresa y una flor callada
No levantéis la
voz. Es la época de las barcas violentas de los remos atormentados y los
puertos taciturnos
Y el agua de mar
se hará potable para apaciguar la sed corrosiva de los náufragos
Unos ojos azules
recogen el viento para mirar
Y olas
enloquecidas llegan hasta la orilla de un país silencioso
En una calle de
apretado silencio transcurre el asombro
Tu cuerpo y el mío
se adelantan y aproximan y aunque nunca se toquen aunque un enorme vacío los
separe tú y yo existimos
La tierra azul
nace de un silbido
Un ciego declama
en medio de la tormenta
Un cristal que se
destroza deja tras de sí una enorme huella de transparencia
Estoy sentado
junto al más bello de los cuerpos. Un cuerpo que cambia en cada nuevo encuentro
Solo hasta que la
incalculable profundidad del grito señale la hora de la caricia ardiente
Es la puerta que
cruje y da entrada al dolor
Descansas. Porque
ya no existes, porque nunca exististe
Extraña muerte
bella como un sueño en un lugar desconocido del espacio
No puede lo que no
existe
Y ahí estas sola
carente de muerte, envuelta por el musgo y los torrentes sola en el silencio
mineral de la luz
Una sombra el
labio herido un arco sobre el cielo y el parpado nocturno
El vuelo tardío
del rostro sin amor
El rodar de los más
dulces sentimientos despierta el eco de las maquinas
Un puñal hace
sangrar la niebla
Se utiliza la emoción
desbordante para acelerar los gemidos
No se puede ser
niño y dios
La espada en alto,
la cabellera hendida en la zona del terror
La entrada al
territorio de las vestiduras desgarradas
Embriagados,
apuran el sorbo de la luz desconocida
Mueca del
silencio, huella de la rueda, no te veré nunca más
El mundo es mío,
te lo doy
Los hambrientos
devoran como siempre las manos que los socorren
El suicidio oculta
una inmensa victoria
La voz que llama está
cada vez más distante
Mirar es como una
casa abierta a media noche
Una inexorable dimensión
que pulsa
Esa voz insistente
entre el vacío y la desdicha afirma que el hombre no es esa cosa despreciable
que todos conocemos
La ilusión es cada
vez más secreta
Se abre de par en
par el corazón del mundo
Hay un engaño que
transita por el espacio reservado a dios
Laberinto diáfano,
remedio para la evasión, útil para transitar dentro de sí mismo y cultivar el
caos
Despiertan los
sombreros
La manecilla del
reloj defiende el instante
Un esfuerzo increíble
para despertar a los relámpagos
Las lenguas
recorren el muro de la ceguera
La crueldad de las
mendigas la fiesta de los harapos
Se recapitulan las
circunstancias oscuras
Un árbol que crece
en palabras liquidas hasta desbordar el cielo adormecido
La hostilidad del órgano
de la sorpresa y la sumisa devoción del cansancio
¿Acaso los dueños
del amor no suelen perder la memoria?
El compás se
resiste y aproxima a sus labios cansados la flor abierta del jardín
Me ofrecen el
regalo de la distancia
La rueda de la
fortuna atraviesa la calle
Ninguna comarca de
la tierra me acepta
Sonríe pequeño
monstruo para evitar la alegría del tiempo
Se distribuye el
pan de la angustia
Concluye el viaje:
enrolla los ríos y guarda el paisaje para una oportunidad mejor
Un minuto de
reposo para que renazca el mal humor
La vida y la
muerte pierden las señales
Las estaciones
descargan la libertad
La pequeña risa de
hincha hasta desgarrar la carne
Se distribuyen
migajas mientras un dios de sobremesa observa conmovido el martirio de las
sagradas criaturas
Pequeño monstruo
desecha la altura inmóvil y el cobre del canto
Los viajes tienen
el sentido de una condena
¿Dónde estás? Ya
no lo sabes
La tierra te
arrastra y una empobrecida alegría nocturna te acecha el rostro
Se multiplica la humillación
y un gran pájaro irónico devora el tiempo
Un 1% de
esperanzas se recoge en el agua helada de la catarata del odio
Una especie de
tintineo rutilante que suele conocerse con el nombre de compasión
Pequeño monstruo apresúrate
a encontrar la desorientación, quítate el sombrero (acido), desnuda tu paso,
conquista tu posición impersonal, medita la insuficiencia del amor, ensaya
clamores peligrosos, busca los caminos de auxilio, ejercita tus manos
desgarrando las vestiduras del cielo. Inmenso es el sueño, inmenso es el
porvenir.
Toda la sorpresa
del espacio te espera.
Una araña en el
centro de la crueldad
Es la hora de los
naufragios
Huyes y las
palabras te persiguen con el vértigo multicolor del infinito
Los secretos de un
mundo desconocido
La oscura densidad
se adelanta a las columnas
Quiero entenderte,
quiero amarte
Araña o dios te
busco detrás de tus múltiples mascaras
Los instrumentos
tratan de revelar el silencio
Inexplicables
botellas encierran el gas del olvido
La cautela de
vivir toma la forma de una despedida
Una nube de polvo
acosa a las puertas fugitivas
El camino
invisible genera rumores del rio
Allí donde esferas
concéntricas invaden el espacio de las grandes madres nebulosas
El flujo de la fascinación
incendia los inmensos jardines
Hay seres que
buscan a otros seres y nunca los encuentran
Y para guas en
forma de perchas magnéticas recogen los temporales surgidos de la hipótesis
El diablo da a su
angustia la forma del sol y así mueve la palanca de la creación para que un
infierno bello como la inminencia de la vida se abra en dos
Ese es el momento
en que se miran el desamparado y la materia y todo esto acontece a la intemperie
con un cielo sin formas sin sorpresas sin dios
Agitadas gaviotas
se alimentan
Un fuego para
viajeros que nunca retornaran
Se cruzan los
peregrinos y se intercambian los rostros
Las miradas crecen
y se alimentan de distancias
La belleza es
innecesaria un manto de palabras la zozobra
Lagrimas esféricas
penden de una piedad vertical
Un impecable
aposento reservado a la residencia de miedo
Dentro de ti un
fuego que se prolonga y anuncia la insoportable continuación del tiempo
Un galope prepara
la precipitación de la lluvia
El obsesivo tema
de los visitantes perdidos
La deliciosa profanación
del mar
Los náufragos
cultivan las más bellas flores
Los dones de las
tinieblas
Aquí está la
ciudad que intenta vivir con una multitud que se niega a vivir
En medio del vacío
hay una verdadera ciudad con estremecimientos de piedra con cemento rugiente
con bocas verdaderas y niños perdidos
Un niño sueña con crímenes
resplandecientes
Oh sueño impávido
de una interminable noche de pureza
Esa alma helada
que incita a una vida mejor
Un confortable
lugar se reserva para el crimen
Y arrastrando
todos los peligros se ejecuta la caída musical de lo obsceno con un diabólico
director de orquesta lanzado verticalmente desde la más alta negación de sí
mismo
El movimiento se
enciende
Solo un paisaje
acude a vestir el último recuerdo
Un día u otro proseguiré
Lo que arranca mi
mano vuelve la tarde y lo repone
El ave fénix cubre
un imperio de cenizas
Que la sierpe
encienda su llama para ahuyentar a los ángeles
Que salten los
negadores de sí mismos y estallen las hormigas
Y el venerable
fosforo ilumine la parte de las manos que giran infinitamente cansadas de
esperar
Sonámbulos de pie
en las ventanas de inmensos rascacielos prontos a caminar por el vacío
Un despertar
rigurosamente místico
Buscan los días
imposibles los días inmóviles envueltos en hermosos terciopelos grises
En la cruda dirección
de las pirámides
La sabiduría
manejada por los recién nacidos
Horcas altísimas
para que la muerte sea voluptuosa adornada con perfiles de vagabundos en
la niebla
Agita el látigo
sobre el esplendor de las caricias
Hasta que jueguen
la carta desesperada de la bruma
El emperador posa
su agonía en la más alta cúspide de la noche
Por la ruta de los
días imposibles toda comarca es eterna
Dame la moneda de
sueño para comprar el contra sueño
Donde el caminador
se oculte, allí mismo lo persigues con tu alfiler de nieve
Los pozos
insondables seducen a las vírgenes borrachas
Azul y rojo donde
los pasos se detienen
Con un gesto
calmas la ferocidad del acero
Estalla un canto
que no se puede detener
Los automóviles
giran a tu alrededor con la elegancia de mártires hipnotizados
Dioses de
pesadilla se guían por tu brújula extraña
El tiempo de tu
sonrisa despierta los relojes
El tiempo de tu
sonrisa acelera a los relojes
Manejando la química
de la aventura paralizaste el mundo delirante de las maquinas
Al destruir se
crea, al crear se destruye
La eternidad nos
crea, la vida nos destruye
Simulando nacer
ayer crecerás mañana
Vivir en la travesía
de la muerte donde la alegría de crear y la alegría de destruir se mezclar en
la misma y única alegría
Burlador del
presente engañaste a la muerte
Dame tu moneda de
sueño para destruir lo que nos destruye
A mitad de la ruta
un desconocido preguntara por tu templo de risa
Los mensajeros del
tiempo no obedecen las órdenes
Las esclavas se
mueven en el infinito espacio de las palabras
El tiempo cambia
los cuerpos de lugar
Un viento de
piedra nos envuelve
Las iglesias se
reconcilian mientras los mártires se embriagan
Una astucia
aberrante busca asirse de cualquier cosa
El mercader del
renunciamiento se convierte en propietario de su propio destino
La realidad
adquiere las características de un dolor inconfesado
Los espectadores
perfeccionan su ceguera
El aire
irrespirable se despliega sobre los hombres y la tierra pertenece finalmente a
los vencidos
La luz engendra
sus bailarines turbios
Los difuntos rezuman
su maligna inmortalidad
Las piernas de la
ilustre ramera señalan la nueva hora
La imagen no es un
objeto. Es quizás una forma que mira
Tú estabas lejos
de mí, yo estaba lejos de mí, pero tu mano quedo crispada en la mía
Nada preguntabas,
pero mirabas de un modo extraño. Un viento breve agitaba tus cabellos. Yo no podía
acercarme. Tú no podías acercarte.
Alguien asciende
por la escalera de los sonámbulos
En una mañana
inmortal como tantas otras se alcanza el límite estremecedor de la vida.
Envuelta en su atmosfera
de murmullos la dama de la distracción se pone en marcha
La tierra asediada
por la respiración anhelante de los moribundos
Como una hora
perdida bajo un cielo idéntico a la espera
Como una presencia
que adquiere la forma del silencio
En el interior de
un palacio se desarrolla el festín de la locura
Aquellos que
viajan de noche arrastran dioses turbulentos
Al mirarte al
espejo comprobaras que esa sonrisa no es la tuya
Cuando he dejado
de comprender todo se ha vuelto claro
Buscando tu cuerpo
encuentro la ciudad incendiada
Buscando tu cuerpo
encuentro la irreverente melodía de un pianista desamparado
La irreparable
creencia en los milagros
Un eco violento en
el instante violento deja de ser el lenguaje de dios
Del fondo del
desgarramiento surge la rebelión de los instintos
El brillo esférico
de la piedad
Dolores antagónicos
se desgarran mutuamente
Se obtiene un sol
obligatorio por un torpe precio
No todo se pierde
si alguien viene y pregunta adónde vas
La miseria se
contempla en perspectiva y viaja de noche llena de paciencia
Lo irreal cambia
el color de las almas
La voz deja en la
noche un silencio por donde transitan todos los lenguajes
Cada uno mora en
un mundo silencioso pero palpable
Aquel que no
necesita un nombre tampoco necesita compañía
El minuto en que
cambia el nombre de las cosas
El tiempo vuelto
del revés deja su pálida huella en la arena
El camino se
incorpora a tus pasos pero ya es tarde
La lluvia
contribuye al éxito de los mendigos
No temas, todo volverá
a ser como antes
La variedad
temblorosa de la espera
El pensamiento se
mantiene en equilibrio sobre el espacio del terror
Cándidas señoras
desnudan su inocencia al pie de las estatuas
El calor cambia la
dirección de la ausencia
Los vivos
renuncian al poder en favor de los muertos
Los
acontecimientos se encienden en la ansiedad de tu mirada y jamás retroceden
Así se perfecciona
el fuego de la humillación
La invasión de los
piojos y el servilismo de los poetas
Situados a gran
altura los culpables adquieren el esplendor monstruoso de lo inmaculado
Como una gota
siempre idéntica. Ni lagrima, ni lluvia.
No intentes
detenerte pequeña salvaje con ojos de asesino acorralado ene ese fondo mágico
de los errores
Nada debe ser
visto y nada debe ser comprendido
Oh muerte bella déjame
alcanzar la caída de los prodigios
El cambio
constante de la curva del amor
La dolorosa parábola
que trazan los objetos inútiles
Los amigos que te
buscan han extraviado el camino
No se sabe si el
mar es de otro mundo
En un mar de otro
mundo descubres la vida sin heridas
Una burla en forma
de higo se oculta bajo los sombreros
La sangre es un cuchillo
que se derrama
Repentinamente el
mundo se ha vuelto alegre
Comienzan a
multiplicarse los inciertos caminos de salvación
Los testigos se
roban unos a otros la fórmula del terror
Con rapidez meteórica
una muchacha extraviada en el malecón decide arrojarse al agua
Los ahogados
invitan al juego de la mansedumbre para recobrar el amor silencioso
El tono
convincente de las cenizas
Un cielo que
adquiere la forma irresistible de la miseria
Un rumor vacío, un
atrayente color de incendio surgen de la profundidad del océano
El imperio del
desacuerdo, la humareda de los hechos irreparables
Un árbol tardío
crece en la soledad del recuerdo
Entre el miedo y
el odio la madre sedienta de sangre se aclimata al horror
El creador
inmortal se avergüenza de sus hijos
Alguien que esta demás
abre las puertas del miedo
Crímenes sagrados
se abren paso hacia la ausencia
El alma vencida no
logra desprenderse de la tierra
Paladines
nocturnos embalsamados en el silencio perforan los incendios para verte
Días imprecisos se
derraman desde tus ojos
Lenta muy
lentamente cae una frase incomprensible
Corre por mis
venas la sangre del desierto
Qué esperas de la
mañana oscura
Solo arboles de
miedo, nubes de silencio
Das nacimiento a
un dios que también busca la muerte
La resurrección es
una respuesta a la dulzura
Ya se ha dicho,
todo.
Los acróbatas
recogen sus cadáveres
La mano dulce que
acaricia el pasado
La esplendida
multitud de los encadenados
Los intrusos
encienden las lámparas
Vivid de sueños si
podéis
El desorden está
en todas partes
Es imposible descubrir
la solución de todos los enigmas
Nada tan
inalcanzable como el presente
El dolor se
extiende y el cristal del silencio se quiebra
Los paraguas
invertidos desbordan el tiempo
Ya es tiempo de
robar la risa que brota en los jardines oscuros
Los hijos de la
ramera llegan montados en sus camellos
Oh la mirada
corrosiva del ahogado en la galería de la lluvia
Los traficantes de
la tristeza cuelgan de los tejados
Camino a su casa
la vendedora de serpientes pierde el rumbo
Las manos abiertas
reciben el homenaje del incendio
Se acumulan las
cenizas del incendio de la locura
Inmenso sueño de
los harapos en los mercados vacío
La voz
ensangrentada. La ciudad invadida por legiones de ciegos
La miel del
asombro se consume como minúsculas formas de horror
Alguien escupe,
susurra o muere muy lentamente mientras descifra el lenguaje de dios
Corren los
desolados a recoger ese lenguaje perdido
Nada podrá detener
al que nunca ha comprendido
Niños incansables
buscan refugio en el alma de los bufones
Los mártires
retroceden abandonando el pasado
El hombre
perseguido busca refugio en las cavernas de la mente
Se llama dolor
solo aquello que no puede expresarse
Los hambrientos
mastican mecánicamente el pasado
El peso de la mañana
oprime a los amantes desenfrenados
El desdén de la
niebla frente al desesperado empuje del recuerdo
La niebla de la sabiduría
evita la caída en el vacío
La minuciosa descripción
de los lugares prohibidos
No agradezcas la
vida que te han dado
Con un espantoso
esfuerzo se atraviesa la transparencia del amor
La recolección del
espanto se vuelve universal
El cascabel remoto
de la risa
Fracasan los
ensayos de domesticación de la risa
Los derrotados
nunca alcanzan a morir en paz
La sombra deja una
sombra entumecida
El humo de las
noches incendiadas
Todo lo que
resplandece recibe la hostilidad del mundo
Las miradas
olvidan apagar los rostros
El vacío y la
oscuridad se comunican a través del espanto
Triunfo y derrota
son iguales cuando navegan en el rio de la cólera
En el pozo del
viento se arroja la osamenta de los delirios
Desde un horizonte
insospechado aparece bruscamente un puñal invisible
Insoportable es la
piedad con su cortejo de gatos despavoridos
Las maldiciones
derriban a la mujer que espera
Con un cálculo
preciso el océano se detiene a un paso del horror
Visto de perfil el
martirio adquiere una repentina belleza mientras dios oculta su nombre y marcha
descalzo por las constelaciones
El mar conserva su
posición equidistante del horror
Así se alcanza lo
irreparable
El tiempo
inmovilizado en el vacío de los espejos
Para quien observa
atentamente los errores de cálculo se tornan azules
Cuando la mano
toca el grito se produce y nada más
A través de la
niebla se alcanza el espíritu del sol
El cielo toma el
color de la tierra y aún sigue siendo bello
La opacidad invade
los rostros y crea la máscara perfecta
Lo inestable puede
ser sumado y multiplicado pero el resultado es siempre cero
Hierve una gran
cresta de espuma
Multiplicaciones
irreparables se suceden en la historia del hombre para que la carne se
transforme en espíritu
Un singular cambio
habita en el corazón del hombre y sin embargo todo es eterno
Y adonde quiera
que vaya es un retorno
El misterio
hirviente de la vida enlaza al instante con sus brazos plateados
Con las migajas de
un martirio anónimo se alimentan los pájaros
Diferentes
especies de consuelo se extraen de los objetos solados
En todas partes
asoma el soplo helado del milagro
En una noche de
constelaciones apagadas se despliega la última despedida de los amantes
El árbol de la sabiduría
ha sido tronchado y sobre su oscura corteza brillan las cabezas de los
decapitados
Los enemigos
irreconciliables reúnen las monedas para la compra del placer instantáneo
Los dioses
perdonan sin saber de qué se trata
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