viernes, 28 de enero de 2011

OCTAVIO PAZ - Frases


· Agua que con los párpados cerrados mana toda la noche profecías
·  Como el deslumbramiento de las alas cuando se abren en mitad del cielo
· Una presencia como un canto súbito
· Como el viento cantando en el incendio
· Color de día rápido que salta
· Voy por las transparencias como un ciego
· Oh bosque de pilares encantados
· Voy por tu cuerpo como por el mundo
· Tus pechos son dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos
· Eres una ciudad que el mar asedia, una muralla que la luz divide
· Los tigres beben sueño de esos ojos, el colibrí se quema en esas llamas
· Rostro de lluvia en un jardín a oscuras
· Piso los pensamientos de mi sombra
· Piso mi sombra en busca de un instante
· Busco una fecha viva como un pájaro, busco el sol de las cinco de la tarde
· Alta como el otoño caminaba envuelta por la luz bajo la arcada y el espacio al ceñirla la vestía de una piel más dorada y transparente
· voy por tu vientre como por tus sueños
· tienes todos los rostros y ninguno
· Te pareces al filo de la espada y a la copa de sangre del verdugo
· Yedra que avanza, vuelve y desarraiga
· Escritura del fuego sobre el jade
· Espina diminuta y mortal que da penas inmortales
· Pastora de los valles submarinos: guardiana del valle de los muertos
· Señora de la flauta y del relámpago
· Ramo de rosas para el fusilado
· Los sucesivos rostros de la llama
· Escritura del viento en el desierto.
· El instante se abisma y se penetra como un puño se cierra, como un fruto que madura adentro de sí mismo y a si mismo se bebe y se derrama
· Frente a la tarde de salitre y piedra armada de navajas invisibles escribes en mi piel una roja escritura indescifrable
· Y tú me llevas ciego, de la mano, por esas galerías obstinadas hacia el centro del circulo y te yergues como un fulgor que se congela en hacha
· Y en el fondo del hoyo los dos ojos de una niña ahogada hace mil años
· Mirada niña de la madre vieja, mirada madre de la niña sola
· Caer volver soñarme y que me sueñen otros ojos futuros
· Tenía dos hoyuelos donde bebían luz los gorriones
· Y al llegar a mi cuarto no me reconocieron los espejos
· El hijo predilecto de la iglesia se lava la negra dentadura con el agua bendita
· Todos se transfiguran, todos vuelan, cada moldura es nube, cada puerta da al mar
· Todo lo que tocamos fosforesce
· Trampas celdas cavernas encantadas, pajareras y cuartos numerados
· El adulterio en lechos de ceniza
· Mejor ser lapidario en las plazas que dar vuelta a la noria
· El difícil diamante de los santos
· El mundo se despoja de sus mascaras
· morir es despertar
· En el lecho de espinas de su insomnio el viaje en carreta hacia la muerte
· Los perros retóricos escarban el delirio
· El relincho, el ruido obscuro que hacemos al morir
· Ese jadeo de la vida que nace
· El grito del verdugo y el grito de la victima
· Son llamas los ojos y llamas los que miran
· No hay redención no vuelve atrás el tiempo, los muertos están fijos en su muerte y no pueden morir de otra manera
· Cada minuto es nada para siempre
· Un rey fantasma rige sus latidos
· Vida y muerte pactan en ti, señora de la noche, torre de claridad, reina del alba, virgen lunar, madre del agua madre
· Cuerpo del mundo, casa de la muerte
· Recógeme en tus ojos, junta el polvo disperso y reconcilia mis cenizas
· Sopla sobre mi ser, entiérrame en tu tierra
· El día es inmortal, asciende, crece, acaba de nacer y nunca acaba
· ten un rostro para mirar mi rostro y que te mire para mirar la vida hasta la muerte
· Un sauce de cristal
· Mira mi boca en esa lluvia oscura
· Mi sexo, esa brusca sacudida con que desnuda el aire los jardines
· Tu vientre es un jardín petrificado
· En mortales orillas infinita inmóvil y serpiente
· Flechas con que incendio la noche
· El mar combate allá lejos con espadas y plumas
· Golpean mi pecho tus fantasmas, despiertas a mi tacto, hielas mi frente y haces proféticos mis ojos
· Percibo el mundo y te toco, sustancia intocable unidad de mi alma y de mi cuerpo
· Mi boca y mi lengua se formaron para decir tan solo tu existencia
· Eres tan solo un sueño pero en ti sueña el mundo
· Rozo al tocar tu pecho la eléctrica frontera de la vida
· La boca cruel y enamorada ávida aun de destruir lo que ama y revivir lo que destruye
· Las almas desatadas lámparas navegantes sobre el agua nocturna
· El trueno proclama los hechos del relámpago
· Una mujer soñada encarna siempre en una forma amada
· El árbol dormido pronuncia verdes oráculos
· El agua habla sin cesar y nunca se repite
· En la balanza de una lengua que delira
· Entre los años de sequía te abres paso
· Nuestras miradas se cruzan, se entrelazan, tejen un transparente vestido de fuego
· Una yedra dorada que te cubre.
· Alta y desnuda sonríes como una catedral el día del incendio
· Con el mismo gesto de la lluvia en l trópico lo has arrasado todo
· La noche de jade gira lentamente sobre si misma
· Hunde tu ser a oscuras, anégate la piel
· Abre su azul penacho el fuego fatuo
· Labios que sueñan labios, manos que sueñan pájaros
· Y algo que no se sabe dice “nunca”
· Lo que no es piedra es luz
· Entre mis ruinas me levanto, solo, desnudo, despojado sobre la roca inmensa del silencio
· Pero insistes, lagrima escarnecida y alzas en mí tu imperio desolado
· Quemas mi lengua con tus labios, pulpo, y despiertas los furores, los goces, y esta angustia sin fin que enciende lo que toca y engendra en cada cosa una avidez sombría
· Y siento que a mi lado no eres tú la que duerme, sino la niña que fuiste y que esperaba solo que durmieras para volver y conocerme
· La noche borra noches en tu rostro
· Negra escala de ríos llameantes
· Los albos pájaros de los pianos nocturnos
· El obelisco del silencio
· Nombras el cielo, niña, y las nubes pelean con el viento
· Tierra de labios, boca donde un infierno agónico jadea
· Se incendia el árbol de la noche y sus astillas son estrellas
· Fluyen ríos sonámbulos
· Tú eres la yegua de ámbar, yo soy el camino de sangre
· Si tú eres la torre de la noche yo soy el clavo ardiendo en tu frente
· Si tú eres el altar de piedra yo soy la mano sacrílega
· Si tú eres el salto del viento yo soy el fuego enterrado
· Si tú eres el bosque de las nubes yo soy el hacha que las parte
· Si tú eres la ciudad profanada yo soy la lluvia de la consagración
· Si tú eres el sol que se levanta yo soy el camino de la sangre
· Las palabras, guantes grises, polvo mental
· Más allá de nosotros en las fronteras del ser y del estar una vida nos reclama
· Pan que inclinas la balanza del lado de la aurora
· Pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida
· Bajo las rotas columnas entre la nada y el sueño cruzan las horas insomnes las silabas de tu nombre
· Sobreviviente en mis escombros
· En mis ojos te miras y te tocas, te conoces en mí y en mi te piensas, en mi duras y en mi te desvaneces
· Mujer en rotación que se disgrega y es el surtidor de sesgos y reflejos, mientras más se desviste, más se niega.
· Entre mis ruinas me levanto sobre la roca inmensa del silencio
· El corion presiente y se incorpora
· Tu luz moja una fecha adolescente, rozan tus manos formas vislumbradas, los labios besan sombras ya besadas, los ojos ven, el corazón presiente
· El fuego consumió enteramente a la granjera planetaria plantada en el centro del espacio
· Del montón de cenizas brotaron mariposas
· había volcanes portátiles y fuegos de artificio a domicilio
· La gran exclamación con que todos los días comienza el mundo
· Mirar es sembrar
· Para aprender a mirar y que las cosas nos miren
· La cascada es una muchacha que baja las escaleras muerta de risa.
· Saludar a la muerte con una selva de geranios
· De una máscara a otra hay siempre un yo penúltimo que pide
· Y un yo, mi yo penúltimo que solo pide olvido, sombra o nada, final mentira que lo enciende y quema
· Me revolcaba en la ceniza
· El sol no era sino el presentimiento del color amarillo
· Una insinuación de plumas
· La nieve se había extraviado, el mar había perdido el habla
· Estaba ahí desde el principio pero el viento no lo veía
· Con la primera mano golpeaba el tambor de la luna
· Con la segunda agitaba el cubilete de las constelaciones
· Con la tercera sembraba pájaros en el jardín del viento
· Con la cuarta escribía la leyenda de los siglos de los caracoles
· La frente pura como el mar
· Insomne collar de fuego al cuello de la noche
· Se regresa de uno mismo a uno mismo
· Frente a los juegos fatuos del espejo mi ser es pira y es ceniza; respira y es ceniza
· Y ardo y me quemo y resplandezco y miento
· Un yo que empuña muerto una daga de humo que le finge la evidencia de sangre de la herida
· Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche, relámpago
· El mar que muere y nace en un reflejo
· Sed y vaivén y apenas un reflejo
· Oigo el bastón que duda en un peldaño
· El cuerpo que se afianza en un suspiro
· La puerta que se abre, el muerto que entra
· De una puerta a morir, hay poco espacio
· Lo que devoras te devora, tu victima también es tu verdugo
· La espera, el miedo, el acto y su reverso en mí se obstinan, piden comer el pan, la fruta, el cuerpo, beber el agua que les fue negada
· Pero el, allá, del otro lado insiste, aunque cerremos puertas, el insiste.
· Quizá morimos porque nadie quiere morirse con nosotros
· Nadie quiere mirarnos a los ojos
· Y nadie sabe en qué silencio entro
· La pausa sin color que da al vacío
· Abren un corredor para el que vuelve
· Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida
· Negro caballo de espuma
· Cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro
· Boca de horno donde se hacen las hostias
· Dame, llama invisible, espada fría tu persistente cólera para acabar con todo
· La poesía se dice y se oye, es real. Y apenas digo “es real” se disipa
· Los ojos se cierran, las palabras se abren.
· Y un largo quejido cubre con sus dos alas grises la noche de los cuerpos
· Tu espada fluye tranquila sobre mis ojos como la espalda del rio a la luz del incendio.
· Sortija de la ausencia, girasol de la espera y amor en vela, torre de pena.
· Óyeme sin oírme, oyendo lo que digo, con los ojos abiertos hacia adentro
· Relumbra el asfalto húmedo, el vaho se levanta y camina, la noche se abre y me mira, eres tú y tu talle de vaho, tú y tu cara de noche, tú y tu pelo, lento relámpago
· Tú, lento relámpago, cruzas la calle y entras en mi frente
· Es la noche dormida en tu cama
· Escribo lo que me dicta el movimiento de tus pestañas
· Quiero las evidencias de lo oscuro
· Al cerrar los ojos los abro dentro de tus ojos
· Con una máscara de sangre atravieso tu pensamiento en lanco
· Desmemoria que me guía hacia el reverso de la vida
· Era un durazno al aire, deshojado
· Con la misma ternura de la ola que se aleja volviendo la cabeza
· Y la muchacha aquella y su perfume, fantasma de la carne, nube, espuma apenas sostenida por el viento
· La luz de unos cabellos que no apaciguan nunca la sombra de mi tacto
· Una garganta, un vientre que amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora
· Unos muslos nocturnos que se hunden en la música verde de la tarde
· Unas palabras lentas que descienden como arena caída en otra arena
· Esto que se me escapa agua y delicia oscura, mar naciendo o muriendo
· Estos ojos hambrientos me desnudan de mí y su furiosa gracia me levanta hasta los quietos cielos

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