· Agua que con los párpados
cerrados mana toda la noche profecías
· Como el deslumbramiento de las
alas cuando se abren en mitad del cielo
· Una presencia como un canto súbito
· Como el viento cantando en el
incendio
· Color de día rápido que salta
· Voy por las transparencias como
un ciego
· Oh bosque de pilares encantados
· Voy por tu cuerpo como por el
mundo
· Tus pechos son dos iglesias
donde oficia la sangre sus misterios paralelos
· Eres una ciudad que el mar
asedia, una muralla que la luz divide
· Los tigres beben sueño de esos
ojos, el colibrí se quema en esas llamas
· Rostro de lluvia en un jardín a
oscuras
· Piso los pensamientos de mi
sombra
· Piso mi sombra en busca de un
instante
· Busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
· Alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada y el espacio al ceñirla la vestía de una
piel más dorada y transparente
· voy por tu vientre como por tus
sueños
· tienes todos los rostros y
ninguno
· Te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo
· Yedra que avanza, vuelve y
desarraiga
· Escritura del fuego sobre el
jade
· Espina diminuta y mortal que da
penas inmortales
· Pastora de los valles
submarinos: guardiana del valle de los muertos
· Señora de la flauta y del relámpago
· Ramo de rosas para el fusilado
· Los sucesivos rostros de la
llama
· Escritura del viento en el
desierto.
· El instante se abisma y se
penetra como un puño se cierra, como un fruto que madura adentro de sí mismo y
a si mismo se bebe y se derrama
· Frente a la tarde de salitre y
piedra armada de navajas invisibles escribes en mi piel una roja escritura
indescifrable
· Y tú me llevas ciego, de la
mano, por esas galerías obstinadas hacia el centro del circulo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha
· Y en el fondo del hoyo los dos
ojos de una niña ahogada hace mil años
· Mirada niña de la madre vieja,
mirada madre de la niña sola
· Caer volver soñarme y que me
sueñen otros ojos futuros
· Tenía dos hoyuelos donde bebían
luz los gorriones
· Y al llegar a mi cuarto no me
reconocieron los espejos
· El hijo predilecto de la iglesia
se lava la negra dentadura con el agua bendita
· Todos se transfiguran, todos
vuelan, cada moldura es nube, cada puerta da al mar
· Todo lo que tocamos fosforesce
· Trampas celdas cavernas
encantadas, pajareras y cuartos numerados
· El adulterio en lechos de ceniza
· Mejor ser lapidario en las
plazas que dar vuelta a la noria
· El difícil diamante de los
santos
· El mundo se despoja de sus
mascaras
· morir es despertar
· En el lecho de espinas de su
insomnio el viaje en carreta hacia la muerte
· Los perros retóricos escarban el
delirio
· El relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir
· Ese jadeo de la vida que nace
· El grito del verdugo y el grito
de la victima
· Son llamas los ojos y llamas los
que miran
· No hay redención no vuelve atrás
el tiempo, los muertos están fijos en su muerte y no pueden morir de otra
manera
· Cada minuto es nada para siempre
· Un rey fantasma rige sus latidos
· Vida y muerte pactan en ti,
señora de la noche, torre de claridad, reina del alba, virgen lunar, madre del
agua madre
· Cuerpo del mundo, casa de la
muerte
· Recógeme en tus ojos, junta el
polvo disperso y reconcilia mis cenizas
· Sopla sobre mi ser, entiérrame
en tu tierra
· El día es inmortal, asciende,
crece, acaba de nacer y nunca acaba
· ten un rostro para mirar mi
rostro y que te mire para mirar la vida hasta la muerte
· Un sauce de cristal
· Mira mi boca en esa lluvia
oscura
· Mi sexo, esa brusca sacudida con
que desnuda el aire los jardines
· Tu vientre es un jardín
petrificado
· En mortales orillas infinita inmóvil
y serpiente
· Flechas con que incendio la noche
· El mar combate allá lejos con
espadas y plumas
· Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto, hielas mi frente y haces proféticos mis ojos
· Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable unidad de mi alma y de mi cuerpo
· Mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan solo tu existencia
· Eres tan solo un sueño pero en
ti sueña el mundo
· Rozo al tocar tu pecho la eléctrica
frontera de la vida
· La boca cruel y enamorada ávida
aun de destruir lo que ama y revivir lo que destruye
· Las almas desatadas lámparas
navegantes sobre el agua nocturna
· El trueno proclama los hechos
del relámpago
· Una mujer soñada encarna siempre
en una forma amada
· El árbol dormido pronuncia
verdes oráculos
· El agua habla sin cesar y nunca
se repite
· En la balanza de una lengua que
delira
· Entre los años de sequía te
abres paso
· Nuestras miradas se cruzan, se
entrelazan, tejen un transparente vestido de fuego
· Una yedra dorada que te cubre.
· Alta y desnuda sonríes como una
catedral el día del incendio
· Con el mismo gesto de la lluvia
en l trópico lo has arrasado todo
· La noche de jade gira lentamente
sobre si misma
· Hunde tu ser a oscuras, anégate
la piel
· Abre su azul penacho el fuego
fatuo
· Labios que sueñan labios, manos
que sueñan pájaros
· Y algo que no se sabe dice
“nunca”
· Lo que no es piedra es luz
· Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado sobre la roca inmensa del silencio
· Pero insistes, lagrima
escarnecida y alzas en mí tu imperio desolado
· Quemas mi lengua con tus labios,
pulpo, y despiertas los furores, los goces, y esta angustia sin fin que
enciende lo que toca y engendra en cada cosa una avidez sombría
· Y siento que a mi lado no eres tú
la que duerme, sino la niña que fuiste y que esperaba solo que durmieras para
volver y conocerme
· La noche borra noches en tu
rostro
· Negra escala de ríos llameantes
· Los albos pájaros de los pianos
nocturnos
· El obelisco del silencio
· Nombras el cielo, niña, y las
nubes pelean con el viento
· Tierra de labios, boca donde un
infierno agónico jadea
· Se incendia el árbol de la noche
y sus astillas son estrellas
· Fluyen ríos sonámbulos
· Tú eres la yegua de ámbar, yo
soy el camino de sangre
· Si tú eres la torre de la noche
yo soy el clavo ardiendo en tu frente
· Si tú eres el altar de piedra yo
soy la mano sacrílega
· Si tú eres el salto del viento
yo soy el fuego enterrado
· Si tú eres el bosque de las
nubes yo soy el hacha que las parte
· Si tú eres la ciudad profanada
yo soy la lluvia de la consagración
· Si tú eres el sol que se levanta
yo soy el camino de la sangre
· Las palabras, guantes grises,
polvo mental
· Más allá de nosotros en las
fronteras del ser y del estar una vida nos reclama
· Pan que inclinas la balanza del
lado de la aurora
· Pausa de sangre entre este
tiempo y otro sin medida
· Bajo las rotas columnas entre la
nada y el sueño cruzan las horas insomnes las silabas de tu nombre
· Sobreviviente en mis escombros
· En mis ojos te miras y te tocas,
te conoces en mí y en mi te piensas, en mi duras y en mi te desvaneces
· Mujer en rotación que se
disgrega y es el surtidor de sesgos y reflejos, mientras más se desviste, más
se niega.
· Entre mis ruinas me levanto
sobre la roca inmensa del silencio
· El corion presiente y se
incorpora
· Tu luz moja una fecha
adolescente, rozan tus manos formas vislumbradas, los labios besan sombras ya
besadas, los ojos ven, el corazón presiente
· El fuego consumió enteramente a
la granjera planetaria plantada en el centro del espacio
· Del montón de cenizas brotaron
mariposas
· había volcanes portátiles y
fuegos de artificio a domicilio
· La gran exclamación con que
todos los días comienza el mundo
· Mirar es sembrar
· Para aprender a mirar y que las
cosas nos miren
· La cascada es una muchacha que
baja las escaleras muerta de risa.
· Saludar a la muerte con una
selva de geranios
· De una máscara a otra hay
siempre un yo penúltimo que pide
· Y un yo, mi yo penúltimo que
solo pide olvido, sombra o nada, final mentira que lo enciende y quema
· Me revolcaba en la ceniza
· El sol no era sino el
presentimiento del color amarillo
· Una insinuación de plumas
· La nieve se había extraviado, el
mar había perdido el habla
· Estaba ahí desde el principio
pero el viento no lo veía
· Con la primera mano golpeaba el
tambor de la luna
· Con la segunda agitaba el
cubilete de las constelaciones
· Con la tercera sembraba pájaros
en el jardín del viento
· Con la cuarta escribía la
leyenda de los siglos de los caracoles
· La frente pura como el mar
· Insomne collar de fuego al
cuello de la noche
· Se regresa de uno mismo a uno
mismo
· Frente a los juegos fatuos del
espejo mi ser es pira y es ceniza; respira y es ceniza
· Y ardo y me quemo y resplandezco
y miento
· Un yo que empuña muerto una daga
de humo que le finge la evidencia de sangre de la herida
· Dos cuerpos frente a frente son
a veces navajas y la noche, relámpago
· El mar que muere y nace en un
reflejo
· Sed y vaivén y apenas un reflejo
· Oigo el bastón que duda en un
peldaño
· El cuerpo que se afianza en un
suspiro
· La puerta que se abre, el muerto
que entra
· De una puerta a morir, hay poco
espacio
· Lo que devoras te devora, tu
victima también es tu verdugo
· La espera, el miedo, el acto y
su reverso en mí se obstinan, piden comer el pan, la fruta, el cuerpo, beber el
agua que les fue negada
· Pero el, allá, del otro lado insiste,
aunque cerremos puertas, el insiste.
· Quizá morimos porque nadie
quiere morirse con nosotros
· Nadie quiere mirarnos a los ojos
· Y nadie sabe en qué silencio
entro
· La pausa sin color que da al vacío
· Abren un corredor para el que
vuelve
· Entre tus piernas hay un pozo de
agua dormida
· Negro caballo de espuma
· Cueva al pie de la montaña que
esconde un tesoro
· Boca de horno donde se hacen las
hostias
· Dame, llama invisible, espada fría
tu persistente cólera para acabar con todo
· La poesía se dice y se oye, es
real. Y apenas digo “es real” se disipa
· Los ojos se cierran, las
palabras se abren.
· Y un largo quejido cubre con sus
dos alas grises la noche de los cuerpos
· Tu espada fluye tranquila sobre
mis ojos como la espalda del rio a la luz del incendio.
· Sortija de la ausencia, girasol
de la espera y amor en vela, torre de pena.
· Óyeme sin oírme, oyendo lo que
digo, con los ojos abiertos hacia adentro
· Relumbra el asfalto húmedo, el
vaho se levanta y camina, la noche se abre y me mira, eres tú y tu talle de
vaho, tú y tu cara de noche, tú y tu pelo, lento relámpago
· Tú, lento relámpago, cruzas la
calle y entras en mi frente
· Es la noche dormida en tu cama
· Escribo lo que me dicta el
movimiento de tus pestañas
· Quiero las evidencias de lo
oscuro
· Al cerrar los ojos los abro
dentro de tus ojos
· Con una máscara de sangre
atravieso tu pensamiento en lanco
· Desmemoria que me guía hacia el
reverso de la vida
· Era un durazno al aire,
deshojado
· Con la misma ternura de la ola
que se aleja volviendo la cabeza
· Y la muchacha aquella y su
perfume, fantasma de la carne, nube, espuma apenas sostenida por el viento
· La luz de unos cabellos que no
apaciguan nunca la sombra de mi tacto
· Una garganta, un vientre que
amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora
· Unos muslos nocturnos que se
hunden en la música verde de la tarde
· Unas palabras lentas que
descienden como arena caída en otra arena
· Esto que se me escapa agua y
delicia oscura, mar naciendo o muriendo
· Estos ojos hambrientos me
desnudan de mí y su furiosa gracia me levanta hasta los quietos cielos
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