viernes, 28 de enero de 2011

CHARLES BAUDELAIRE - Frases

Sin cesar se despertaba y sin cesar volvía a dormirse
El cielo se cerraba lentamente como una gran alcoba
Y el hombre impaciente se cambia en fiera.
Por todos los sitios se abre un oculto camino.
Mi corazón prefirió el dolor a la muerte y el infierno a la nada.
Mi alma abrirá largamente sus alas de tumba.
El aire está lleno del temblor de las cosas que se esfuman.
El hombre está cansado de escribir y la mujer de amar.
...como un sollozo cortado por la sangre o la espuma.
Su cálido pecho es una dulce tumba.
De nuestro amor nacerá la poesía que brotará hacia Dios como una bella flor.
El viento azota la llama y atormenta el cristal.
Vienen del mar en barcos de humo y sombra: Son los ángeles que han bajado a fundirse y confundirse con los mortales.
El orgullo: ese tesoro de toda miseria que nos hace triunfantes y semejantes a los dioses.
Sigamos al espejismo lejano.
Ah, qué grande es el mundo a la claridad de las lámparas y qué pequeño a los ojos del recuerdo.
Tú que metes en los ojos y el corazón de las muchachas el culto por las llagas y el amor por los andrajos.
Voy a recostarme y deslizarme en vuestros cortinajes Oh refrescantes tinieblas.
La circe tiránica de los furiosos/peligrosos perfumes.
La fiesta que sazona y perfuma la sangre.
Castillo de trono constelado. Este país te enoja. Derramemos tu veneno para que nos reconforte.
Yo volví la espalda al cortejo infernal.
Oh repugnante fénix hijo y padre de ti mismo.
Yo conté siete veces, minuto por minuto ese viejo siniestro que se multiplicaba.
Mi alma aullaba, se arrastraba en un mar monstruoso y sin orillas.
Tienes los ojos brillantes como esos hoyos donde el agua duerme de noche.
Esos ojos son huecos hechos de un millón de lágrimas.
Crisoles que un metal extraño adornó con lentejuelas.
¿Reclamabas la noche? Héla aquí.
Mira colgarse los difuntos a los en los balcones del cielo.
Oye querida mía. oye la noche que se va.
El sol como un largo sudario se arrastra hacia el Oriente.
Fugitiva belleza. ¿No te veré más que en la eternidad?
¿Qué cosecha extraña arrancáis?
La nada es traidora e incluso la muerte nos miente.
He aquí la noche: Viene como un cómplice a paso de lobo
Jesús, acuérdate del Jardín de los Olivos
Ella se mueve como una diosa y descansa como una sultana
Guarda tus sueños: El sabio no los tiene tan bellos como los locos
Ah! qué grande es el mundo a la claridad de las lámparas
Satán, ten piedad de mi larga miseria


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