Aquí las imágenes
de piedra se levantan y la mano de un muerto las implora
Porque no espero
una vez más volver
Qué imágenes
retornan, oh, hija mía!
¿Qué eres pues,
tú, triste corazón? ¿Una alcoba adormecida, un espejo o una tumba que el ladrón
ha despertado?
Deja que renuncie
a mi vida por esta vida y a la palabra por la que es inefable.
Otros ecos habitan
el jardín ¿los seguiremos?
Encuéntrenlos,
están allí a la vuelta
Un tiempo pasado y
el tiempo futuro apenas permiten algo de conciencia.
Convirtiendo la sombra
en belleza instantánea.
Descienden
solamente al mundo de perpetua soledad.
Las palabras se
mueven, la música se mueve.
Sólo en el tiempo,
lo que vive, sólo puede morir.
Bordado por un
lema silencioso.
Únicamente nos
desengañamos de aquello que, engañándonos, ya no puede dañarnos.
Todas las cosas
yacen bajo el mar.
Oh, Tiniebla,
Tiniebla, todos descienden de lo oscuro.
La oscuridad será
la luz, la inmovilidad será la danza.
Deja que caiga
sobre ti la oscuridad, porque será la oscuridad de Dios.
Para llegar allí
donde uno está, desde donde no está, hay que ir por un camino que no existe.
Para llegar a lo
que uno no sabe, hay que ir por el camino que no se conoce.
Para poseer lo que
uno no posee, hay que ir por el camino donde uno no está.
Para llegar a lo
que uno no es, hay que ir por el camino donde uno no existe.
Eso que uno no
sabe es lo único que sabe.
Eso que uno no
posee es lo que no posee.
Y donde uno está
es donde uno no está.
Resolviendo El
enigma del mapa de la fiebre.
La tierra entera
es nuestro hospicio donde, si mejoramos, nos morimos.
Hogar es el lugar
donde empezamos.
En mi principio
está mi fin.
El río está en
nosotros, el mar alrededor.
El aullido del mar
y el ladrido del mar son voces diferentes que a menudo se oyen juntas.
La campana que
suena midiendo un tiempo que no es nuestro tiempo.
¿Cuándo terminarán
los callados lamentos?
No podemos pensar
un tiempo sin océano.
¿Cuándo dejarán de
errar los pecadores?
La plegaria del
hueso a la muerte de Dios.
Esa mirada por
encima del hombro hacia el espanto primitivo.
El oleaje lo
cubre, las neblinas lo ocultan.
En la súbita furia
es lo que siempre fue.
No adiós, sino
¡adelante, viajeros!
El ángelus
perpetuo de la campana del mar.
Reina del paraíso.
Es una ocupación
digna de un santo.
Este es el fin,
que no se logra nunca.
Hay muchos otros
sitios que también son el fin del mundo.
Es todo lo que
dejan las rosas al quemarse.
Lo que no pudieron
decir cuando vivían por carencia de lenguaje, lo dicen ahora que están muertos.
La comunicación de los muertos emplea una lengua de fuego más allá del lenguaje
de los vivos.
Los roídos
cimientos del santuario y del coro.
Recorrimos la calle
como una ronda muerta.
Existen dos
estados que parecen iguales, pero que, sin embargo difieren totalmente: el
apego a sí mismos, el desprendimiento de sí mismo y la indiferencia.
Se les parece como
a veces la muerte se parece a la vida.
Sin florecer, entre
la ortiga viva y la muerta.
Cualquier cosa
heredamos de los afortunados pero de los derrotados hemos tomado todo lo que
tenían para darnos: un símbolo perfeccionado de la muerte.
Solamente vivos,
consumiéndonos dentro de un fuego u otro fuego.
El amor; ese
nombre tan peculiar que está detrás de aquellas manos que tejieron la camisa de
llama intolerable, la que el humano poder no ha conseguido arrancarse jamás.
Es el amor aquel
que inventó el tormento.
Cada acción es un
paso hacia el fuego, hacia la garganta del océano.
Morimos con los
muertos, nacemos con los muertos, ¿lo ves?. Ellos parten y nosotros los
seguimos.Ellos retornan y nosotros con ellos.
El momento de la
rosa y el momento del ciprés son de igual duración.
La historia es una
trampa de momentos sin tiempo.
El fin de nuestra
búsqueda será llegar al principio, donde el último rincón de tierra sea el
lugar del comienzo, y, por fin, conocer el lugar.
Y todo saldrá
bien, cuando las lenguas ardientes se incorporen al nudo de fuego coronado y la
rosa y el fuego sean uno.
Te mostraré lo que
es el miedo en un puñado de polvo.
El árbol muerto no
cobija, el grillo no consuela.
Sólo hay sombra
debajo de esta roca.
Ah tu sombra que
al atardecer se levanta para encontrarte.
Tus brazos
cargados, tus cabellos húmedos.
Ocultaba sus ojos
bajo el ala.
Me parece que
estamos en un callejón de ratas donde los hombres perdieron sus huesos.
Oigo a mi espalda
sacudidas de huesos y risas ahogadas, en el viento frío.
Ella retrocede y
se mira en el espejo.
Pero ¿Quién es ese
que va siempre a tu lado?
He amontonado
estos fragmentos sobre mi tumba.
Me atrevo a
perturbar al Universo.
La he visto
cabalgar hacia mí sobre las olas.
He visto parpadear
el momento de mi grandeza.
Soy Lázaro vuelto
de entre los muertos, vuelto para decíroslo todo.
Me pondré
disfraces desconcertantes: un abrigo de rata, un plumaje de cuervo.
Bajo el parpadeo
de una estrella que se va.
La luz del sol es
una columna rota.
No se ven estos
ojos en el reino de la muerte.
Más solemnes y más
distantes que una estrella que se va.
Ojos que no me
atrevo a mirar de frente cuando sueño.
Los que han
cruzado con los ojos fijos hasta el otro reino de la muerte.
Entre el
movimiento y el acto, cae la sombra. Entre la concepción y la creación,
entre la emoción y la respuesta, cae la sombra. Entre el deseo y el espasmo,
cae la sombra. Entre la potencia y la existencia, entre la esencia y la
abyección cae la sombra.
De este modo se
acaba el mundo, no de un golpe seco, sino de un largo plañido.
En espera del
viento de la muerte, como una pluma sobre el dorso de mi mano.
Porque yo sé que
el tiempo es sólo tiempo. Y el lugar siempre y nada más el lugar.
Y Dios dijo:
Profetiza el viento, únicamente el viento, porque sólo el viento escuchará.
Y yo que estoy
aquí deshecho, ofrezco mis hechos al olvido.
Esta es la tierra
que vosotros os dividiréis en porciones.
Esta es la tierra.
Hé aquí nuestra posesión.
Hé aquí el momento
tenso entre morir y nacer.
El corazón se
regocija con las voces perdidas del mar.
El sitio solitario
por donde cruzan tres sueños entre rocas azules.
Son ellos los que
traen la muerte.
Ven aquí a
cernirte, ala negra.
Busca allí
solamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario