viernes, 28 de enero de 2011

VICENTE ALEIXANDRE - Frases


· Un aspa de tijeras con que yo podría interrumpir mi vida silenciosa.
· Esos límites del horizonte que en lo más alto hacen coincidir la tierra con el cielo.
· Esperar en los límites de la vida.
· Adormecer la criatura débil que nace con la risa crepitante en el extremo de la ropa.
· Hay quien se ufana de haber tocado un día los límites de la tierra.
· A veces se ha visto salir una forma.
· No lo creáis porque no podríais respirar.
· En el umbral del pecho me llamaron. No era la buena voz.
· Las dos violetas pálidas del ansia.
· Eres la virgen de ti misma.
· La materia sin tino que alienta entre lo negro, buscando al hormiguero que no grite cuando le hayan hurtado su secreto.
· Dónde dormir sobre una rosa sepultada.
· No lloren tus pelos caídos, porque yo los recojo sobre tu nuca.
· Un niño sobre mi brazo cabalga secretamente.
· Reclínate clandestinamente.
· No me ciñas el cuello que creeré que se va a hacer de noche.
· Los truenos están bajo tierra.
· Tus dientes blancos están en el centro de la tierra.
· Cuando yo muera crecerán las magnolias.
· Las rosas serán tan grandes que ahogarán todos los ruidos.
· Tu voz escupirá las flores oscuras.
· Ese instante en los labios en que se adivina que la sangre no existe.
· Allí me dormí sin saberlo. Me fui quedando helado.
· No grité aunque me herías, me ocultabas la forma de tu pecho.
· Si aciertan las puntas del erizo pueden salir de dentro de sí mismo y atraer la venganza, atraer relámpagos y niños que penetran a buscar el misterio.
· La cámara vacía donde la madre no vivió, aunque gime, aunque el mar con mandíbulas la nombra.
· Sombras de Sud, venid. Venid todas las ruedas velocísimas y salvadme del mar que va a caerme de las alas.
· Muere, muere exclama la fría, la gran serpiente larga que se asoma por el ojo divino y encuentra que el mundo está bien hecho.
· Pero el mar está lejos.
· No puedo perdonarte.
· Me quiso besar sobre la sombra muerta.
· Una rosa, un pétalo de carne colgaba de su cuello y se ahogaba mientras la frente ensombrecida de alas palpitantes se cargaba de sueño y de muerte.
· Yo podría haberlos tenido en esta mano, acaso para besarlos, acaso para sorberlos.
· Contemplaba una esquina de duelo.
· Sobre tu pecho unas letras de sangre fresca dicen que el tiempo de los besos no ha llegado.
· Estás esperando la caricia del mar que navega persiguiéndote y acabará rescatando tu largo cuerpo.
· Dulce crepúsculo que dibujaría mi reino con sus lenguas.
· Se levanta como los anillos de una serpiente monstruosa.
· Que se pueda clavar en la tierra blanca como un rosal enfermo donde los ojos no acabarían de abrirse nunca.
· Oh viento, perdóname esta húmeda pendiente que como un alud me sube hasta los ojos cerrados.
· La instantánea mariposa del níquel.
· No permanezcas, crece pronto.
· Estaba tan alto el cielo que no hubieran llegado tus suspiros.
· Tienes una cadencia tan fina que ensordecen los pétalos de doloroso esfuerzo para conservar sus colores.
· El misterio no puede encerrarse en una cáscara, no puede saberse por más que lo besemos diciendo las palabras adecuadas.
· Todo es por culpa de un cabello rubio, de una piedra imantada que tengo encerrada en esta mano.
· Lo que yo siento no es el mar, no es esta lanza sin sangre que escribe sobre la arena.
· Las mareas saben que su reinado es un beso.
· Humedeciendo los labios en los ojos, las letras azules duran más.
· Vencer tu castidad sin luna a fuerza de terciopelo.
· No te duermas sobre el cristal que las arpas bajarán al abismo.
· Si yo me acostara sobre el mar en mi frente responderían todos los corales.
· Cierra los ojos, fealdad, y laméntate de tu desgracia.
· Asómate y te convencerás de todo tu horror.
· Apoya en tus manos tus ojos y cuenta tus pensamientos con los dedos.
· Una caracola. Una luminaria, un alma oculta.
· Un brazo es un corazón estirado que arrastra su lamento.
· He olvidado que el día está en lo alto.
· Silencios de humo que se anillan entre los dedos.
· No me olvidéis cuando os llame.
· La nada es un cuento de infancia que se pone blanco.
· Se adivinaba la certidumbre de que las montañas acabarían reuniéndose fatalmente sin que pudieran impedirlo las manos de todos los niños de la tierra.
· En los bolsillos vacíos no pretendáis encontrar un silencio.
· Soy mentira yo mismo que me yergo a caballo en un naipe de broma.
· Es mentira que tenga la baraja entera y que al abrirse el abanico de fuerza respete el color de mis ojos.
· Tengo miedo de quedarme con la cabeza colgando sobre el pecho y que la sequedad del cielo me decapite definitivamente.
· Tengo miedo de que una mujer muy de terciopelo y acero me diga “Te nombro, te nombro y te creo, te venzo y te lanzo”
· Ese castillo exterior que malvende las caricias que besa los pies borrando las huellas del camino.
· Espadas del instante, burbuja de naipes, tomadme, envolvedme en la capa más roja y conducidme a otro reino; a la heroica capacidad de amar.
· Las rosas naufragan junto al puente tendido de la salvación.
· Si me muero, dejadme, no me cantéis. Enterradme envuelto en la baraja que dejo en ese bello tesoro que sabrá alzarme como una mano imponente.
· La madriguera inmensa donde se agitan los cuerpos.
· Yo sé que un día tomarás la forma de mi corazón.
· gobernaré con polvillo de santos.
· ¿Por qué me tocas si sabes que no puedo responderte?
· Algo que es como un arpa que se hunde.
· Contra tu azul profundo no puedo más que cerrar los ojos.
· Esa cristalina palidez que se sucede siempre cuando un piano se ahoga.
· Oh, noche de los espacios cardinales, de los torrentes de silencio y de lava.
· No quiero saber si el color rojo es antes o después; si Dios lo sacó de su frente o si nació del pecho del primer hombre herido.
· No quiero saber si los labios son una larga línea blanca.
· Te beso, oh pretérita, mientras miro el río en que te va copiando por último el color azul de mi frente.
· Oh amor del mar, del bien. Del lobo, del cordero, que creces monstruoso hasta venir a un primer plano a darme en la frente y destruirme.
· Yo quiero saber dónde se esconden todos los pájaros.
· Porque dos huesos largos hacen de cuerdas y sostienen a un ángel niño que espera saltar luego a los brazos o deshacerse en siete mariposas.
· Una a una voy a quitarme todas las espinas.
· Serpiente magna! Sal! Rodea al mundo.
· Surgiré de mi cadáver alzando mis anillos.
· Oh robusto cuerpo que te levantas como un látigo gigante y con tu agudo diente de perfidia hiendes la carne de la luna temprana.
· Soy la forma y no el infinito.
· Por eso es bueno encontrar un navío.
· Estoy perdido en el océano.
· Porque estáis muertos e insepultos.
· Tú que muestras tu espalda sin temor a las risas de las paredes.
· Si saliéramos, si nos perdiéramos en el bosque, encontraríamos a la luna cambiando, ajustando a la noche su corona abolida, prometiéndole una quietud como un gran beso.
· Mi frente es un arco por el que puede pasar nuestro destino.
· Corramos antes que los telones se desplieguen. Antes de que los pelos del lobo, el hocico de la madriguera y los arbustos de la catarata se ericen y se detengan en su caída. Antes de que los ojos subterráneos de este abismo se abran y te pregunten aquello que no sabes.
· La luna que me aguarda tras de ti.
· Tus uñas no son hierro ni cemento, ni cuna, ni catedrales, para sorprender al éxtasis de lo niños.
· Por eso tú llevas la cruz violeta. La cruz toca tu pecho pero no te hiere.
· ¿Qué espejo cóncavo recogió el corazón y dejó su forma en la esquina difícil, allí donde la flor dejada antenoche era del color de la espera?
· Soy un plano perfecto donde mis pisadas no se notan con tal que las pongáis en mis ojos.
· Desciende desde el fondo del relámpago como un pecho partido.
· El fondo del mar puede encontrarse en un anillo.
· Una cabeza rota ha dado a luz a serpientes vivas.
· No me jures que el mar está lejos.
· Lograré explicarte mi inocencia.
· Si yo quiero la vida, no es para repartirla.
· Sobre la espalda una catarata de agua helada te recordará tu destino.
· Tierra y fuego en tus labios saben a muerte perdida.
· Una lluvia de pétalos me aplasta la columna.
· Un pozo de lengua seca clavado en el vacío alza su furia y golpea mi frente.
· Mis mitades se arrastrarán por la Tierra.
· Un humo de lejanía salvaba todas las cosas.
· Tú bebías de un agua muy triste.
· Qué oscura misión la mía de amarte.
· Sus alas crecían hacia el espanto.
· Es el romance antiguo de la legión de condenados que aspiraban el perfume de las espinas dolorosas entre los dedos.
· La flor redonda del pecho enseñaba unos dientes de lobo bajo un tímido susurro de dolor.
· Había caído bajo tu magia.
· Cuánto se sienten sobre la espalda los besos que no se han dado.
· Como una promesa que no se nombra.
· Como un vaso de sangre condenada que no se acaba nunca.
· Tú, la que viene arrastrando una cola que da siete vueltas a la tierra.
· Tú, la clara y justa denominación del amor que pasas y repasas ya como una cadena articulada de huesos sin límite como una noria de mi desdicha.
· Ese gran dedo largo que se bifurca.
· Estoy vestido de hojalata para impedir el arroyo clandestino que va a surtir mi silencio.
· Dejadme soñar con el silencio.
· Acaso la sequedad del corazón proviene de ese dulce pozo escondido donde mi mejilla de carne cayó con sus dos alas en busca de dos brazos entreabiertos.
· Dadme una afiladísima espada con que yo parta en dos la ceguera de la bruma, esta niebla que estoy acariciando como al agua de la fuente.
· Garganta partida por un cuchillo de esmeralda.
· Dime el peso exacto de tu pena y te diré cómo querrías llamarte.
· Ese rumor no es el de tu cuerpo.
· Son tantos los resplandores, que quiero ignorar el número de estrellas.
· Salvadme de mi ceniza desmoronándose
· Oh, dulce corazón que he perdido.
· Donde la más bella hada no puede romperse aunque la fustiguen las barras doradas que se desclavan del cielo cuando cae la noche.
· No importa que los ojos no duelan.
· El latir se ha hecho un hueco en este aire que yo acabo de respirar y en el mueve sus alas como espejos.
· Si te empapas de todas las tristes melancolías que volaban evitando rozarte con sus maderas huecas se detendrán justo en la garganta decapitándote, dejando tu cabeza como la flor, el alga, el verde amaranto más concreto que busca el accidente para sumirse.
· ¿Por qué me saco del pecho este redondo pájaro de ocasión que abre sus luces en abanico duende y espía los rincones para desde allí encantarme con su pausado enigma?
· Un mar extenso me sostiene en la palma de su mano y me pide respeto.
· El corazón apenas puede con mi peso en su profundo mar oscuro.
· Una cabeza fina, entera, dueña, vuela de gris a gris bajo la nube nueva y cae en forma de silencio, mojándome los ojos con su roce, callándose su forma decisiva.
· Perdidamente enamorada la mujer del sombrero enorme, caía torrencialmente en forma de pirata que viene a sacudir todos los árboles.
· Tras la lluvia el corazón se apacigua, empieza a cantar y sabe reír para que los pájaros se detengan a decir su recado misterioso.
· Está lleno de lo inmóvil para lo que está prohibido el corazón.
· Quiero ignorar tu nombre.
· Esos lingotes de carne que no pueden envolverse con nada.
· Soy tú rodando entre velos.
· El mar era un latido, el hueco de una mano, una medalla tibia.
· Esta pena que me impregna hasta hacerme más negro que un ala.
· Acaso el corazón está creciendo, acaso se ha escapado como un ave dejando lejanía como un beso.
· Vírgenes que rodean el mundo con sus besos.
· Bajo la inmensa llama.
· Soy la luz perdida.
· Un mundo entre las manos o la frente.
· El abismo ha insistido toda la noche.
· A mi paso he cantado porque he dominado el horizonte.
· Dormido como una tela.
· Un alma, un velo o un suspiro.
· Una boca imponente como una fruta bestial.
· Eres el mayor monstruo del océano.
· Oh viajadores del mundo, los que dormís sobre el agua.
· Un coro de muñecas sentado sobre un niño.
· Mientras yo te beso ¿qué importa si las luces se quedan mudas?
· Esa flor que hacia abajo busca el cielo.
· Yo, cuando la noche un día...
· Arena, arena, tu clamor es mío.
· Un viento furioso va a empujar tu sombra hasta la espuma robándole a la sangre sus navíos.
· Una gota de sangre sobre el césped.
· Un mármol con latidos y el amor que avanza.
· Un farol que renace como un seno sangrante.
· Pienso quedarme así hasta que el agua se alce
· Si cantas te prometo la castidad final.
· Al fin comprendes, cuando ya es tarde.
· Un hombre que persigue, perderá siempre su bastón, su lento apoyo enhebrado en la hermosura de su ceguera.
· La luz no desciende en forma de naipes.

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