viernes, 28 de enero de 2011

POEMAS DE ANDRÉ BRETON

EN LA RUTA DE SAN ROMÁN

"La poesía se hace en el lecho como el amor,
sus sábanas deshechas son la aurora de las cosas.
La poesía se hace en los bosques,
tiene todo el espacio que necesita.

No éste sino otro que condicionan
el ojo del Milano,
el rocío sobre la planta cola de caballo.

El recuerdo de una empañada botella de Traminer sobre una bandeja de plata
una alta verga de tumolina sobre la mar
y la ruta de la aventura mental
que sube vertical
y al primer alto se enmaraña.

No se grita por las calles,
es inconveniente dejar la puerta abierta
o llamar testigos.

Los bancos de peces la banda de pájaros.
Los rieles a la entrada de una gran estación.
Los reflejos entre dos orillas.
Los surcos en el pan.
Las burbujas del arroyo.
Los días del calendario.
La hierba de San Juan.

El acto de amor y el acto de poesía
son incompatibles
con la lectura en voz alta del periódico.

La dirección del rayo del sol.
El fulgor azul que enlaza los hachazos del leñador.
El hilo del palote en forma de corazón o de nasa.
El golpear acompasado de la cola de los castores.
La diligencia del relámpago.
El chorro de almendras de lo alto de viejos peldaños.
La avalancha.

La cámara de los hechizos
No señores, no es la Cámara de diputados
Ni los vapores de la recámara una tarde de domingo.

La figuras de danza en trasparencias sobre las charcas.
La delimitación contra un muro de un cuerpo de mujer al lanzarlos puñales.
Las volutas claras del humo.
Los bucles del pelo.
La curva de la esponja de Filipinas.
Los lazos de la serpiente coral.
La entrada de la hiedra en las ruinas.

Tiene todo el tiempo para ella
El abrazo poético como el abrazo carnal
mientras dura prohíbe toda caída en la miseria del mundo. "

EL MARQUÉS DE SADE

El marqués de Sade ha vuelto a entrar
en el volcán en erupción
de donde había salido
con sus hermosas manos todavía ornadas de flecos
sus ojos de doncella
y ese permanente razonamiento de sálvese quien pueda
tan exclusivamente suyo.
Pero desde el salón fosforescente iluminado por lámparas de entrañas
nunca ha cesado de lanzar órdenes misteriosas
que abren una brecha en la noche moral
Por esa brecha veo
las grandes sombras crujientes la vieja corteza gastada
que se desvanecen
para permitirnos amarte
como el primer hombre amó a la primera mujer
con toda libertad
esa libertad
por la cual el fuego mismo ha llegado a ser hombre
por la cual el marqués de Sade desafió a los siglos con sus
grandes árboles abstractos
y acróbatas trágicos
aferrados al hilo de la Virgen del deseo.

DE "EL AIRE DEL AGUA"

Tus miembros van desplegando a tu alrededor unas sábanas verdes
Y el mundo exterior
Hecho de puntos
No funciona ya las praderas han desteñido los días los campanarios se reúnen
Y el Puzzle social
Entregó su última combinación
Todavía esta mañana esas sábanas fueron apartadas hicieron vela contigo de un lecho prismático
En el castillo revuelto del sauce de ojos de lama
Para el cual con la cabeza abajo
Partí en otro tiempo
Sábanas almendra de mi vida
Cuando te vas el cobre de Venus
Inerva la hoja resbaladiza y sin bordes
Tu gran ala líquida
Se agita entre el canto de las vidrieras .
LO ESCRITO SE LO LLEVA EL VIENTO

El satén de las páginas que se hojean en los libros modela una mujer tan hermosa
que cuando no se lee se contempla a esa mujer con tristeza
sin atreverse a hablarle sin atreverse a decirle que es tan hermosa
que lo que se va a saber no tiene precio.
Esta mujer pasa imperceptiblemente entre un rumor de flores.
A veces se vuelve en medio de las estaciones impresas
para preguntar la hora o mejor aún simula contemplar unas joyas bien de frente
como no hacen las criaturas reales
y el mundo se muere una ruptura se produce en los anillos de aire,
un desgarro en el lugar del corazón.
Los diarios de la mañana traen cantantes cuya voz tiene el color de la arena en las riberas tiernas y peligrosas.
Y a veces los de la tarde dan paso a muchachas que conducen animales encadenados.
Pero lo más bello está en el intervalo de ciertas letras
donde unas manos más blancas que el cuerno de las estrellas a mediodía
saquean un nido de blancas golondrinas
para que llueva siempre
tan bajo tan bajo que las alas no puedan ya mezclarse
Unas manos por donde se sube hasta unos brazos tan leves que el vapor de los prados en sus graciosas volutas por encima de los estanques es su imperfecto espejo.
Unos brazos que no se articulan más que con el peligro excepcional de un cuerpo hecho para el amor
cuyo vientre llama a los suspiros desprendidos de los matorrales llenos de velos
y que sólo tienen de terrestre la inmensa verdad helada de los trineos de miradas sobre la extensión toda blanca
De lo que no volveré a ver más
a causa de una venda maravillosa
que es la mía en el juego de la gallina ciega de las heridas


MUNDO EN UN BESO...

Mundo en un beso
El músico con baquetas de avellano cosidas en las mangas
Apacigua a un enjambre de jóvenes monos-leones
Que descendieron con gran estrépito de la cornisa
Todo se vuelve opaco veo pasar la carroza de la noche
Arrastrada por los ajolotes de zapatos azules
Que penetra resplandeciente por la violencia que conduce a la tumba
Pavimentada de párpados con sus pestañas
La ley del talión utiliza un pueblo de estrellas
Y tú te matizas para mí de un negro rocío
Mientras los horribles bornes mentales
Se hienden en el sentido de la longitud
Dando paso a unos penachos
Que miran al lago próximo
Los barrotes del espectáculo están maravillosamente retorcidos
Un largo huso de aire atestigua sólo la huida del hombre
De madrugada entre la ilustre alfalfa
La hora
Sólo es lo que hacen sonar las piezas de oro de la bohemia
En las aspas de coriaria
Una amazona de pie sobre un caballo tordo anaranjado al galope
Desde lejos los brazos están siempre en extensi6n lateral
El rombo polvoriento del forro me recuerda
La tienda decorada de bisontes azules
Por los indios de la almohada
Afuera el aire se prueba los guantes de muérdago
Sobre un mostrador de agua pura
Mundo en un beso limpio
Para mí las escamas
Las escamas de la gran tortuga celeste con vientre de hidrófilo
Que se debate cada noche en el amor
Con la gran tortuga negra la gigantesca escolopendra de raíces

A LA MIRADA DE LAS DIVINIDADES

Un poco antes de medianoche cerca del desembarcadero.
Si una mujer desmelenada te sigue no te preocupes.
Es el azul. No tienes que temer nada del azul.
Habrá un gran jarro claro en un árbol.
El campanario del pueblo de los colores disipados
te servirá de punto de referencia.
Tómate el tiempo.
Recuérdalo.
El oscuro geyser que lanza al cielo los brotes de helecho
«Te saluda.»
La carta sellada de los tres ángulos de un pez
pasaba ahora entre la luz de los suburbios
como una enseña de domador.
Y al permanecer
la bella, la víctima, la que se llamaba
en el barrio la pequeña pirámide de reseda
se descosía para ella sola una nube semejante
a un saquito de piedad.

Más tarde la blanca armadura
que vacaba de los cuidados domésticos y demás
tomando a sus anchas más fuerte que nunca
al niño en la concha, el que debía ser...
Pero silencio
Un brasero daba ya presa
en su seno a una encantadora novela de capa
y espada.
En el puente, a la misma hora,
así se entretenía el rocío con cabeza de gata.
Con la noche, se perderían las ilusiones.

He aquí a los blancos Padres que regresan de las vísperas
con la inmensa llave por encima de ellos suspendida.
He aquí a los grises heraldos, por fin he aquí su carta
o su labio: mi corazón es un cuclillo para Dios.

Pero del tiempo que habla, no queda más que un muro
golpeando en una tumba como un velo podrido.
La eternidad busca un reloj de pulsera
un poco antes de medianoche cerca del desembarcadero.

MÁS BIEN LA VIDA

... Más bien la vida con sus salones de espera
Cuando sabe uno que no será nunca introducido
Más bien la vida con esos establecimientos termales
Donde el servicio se hace por medio de collares
Más bien la vida desfavorable y larga
Aún cuando los libros se cerrasen aquí sobre rayos menos dulces
Y aún cuando allí hiciese un tiempo mejor que mejor
Más bien la vida
Más bien la vida como fondo de desdén
A esa cabeza insuficientemente bella
Como el antídoto de esa perfección que ella reclama y teme
La vida el afeite de Dios
La vida como un pasaporte virgen
Una pequeña ciudad como Port-à-Mousson
Y como todo está ya dicho
Más bien la vida.

DAME JOYAS AHOGADAS

Dame joyas de ahogadas
Dos pesebres
Una cola de caballo y una manía de modista
Después perdóname
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en donde se abre una mirada amarilla
También se abre el sentimiento
Pero las princesas se agarran al aire puro
Tengo necesidad de orgullo
Y de algunas gotas comunes
Para calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la escalera
Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por amiga
La amiga de los hogueras y los hurones
Te mira en dos veces
Lee tus penas
Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos...


SUEÑO QUE TE VEO...

Sueño que te veo superpuesta indefinidamente a ti misma
Estás sentada sobre el alto taburete de coral
Delante de tu espejo siempre en su cuarto creciente
Dos dedos sobre el ala de agua del peine
Y al mismo tiempo
Regresas de un viaje te quedas la última en la gruta
Rezumante de relámpagos
No me reconoces
Estás tendida en el lecho te despiertas o te duermes
Te despiertas donde te dormiste o en cualquier otra parte
Estás desnuda todavía rebota la bala de saúco
Mil balas de saúco murmuran sobre ti
Tan ligeras que en cada instante tú las ignoras
Tu aliento tu sangre salvados de la loca juglaría del aire
Atraviesas la calle los coches que sobre ti se lanzan no son más que sombras
Y la misma
Niña
Presa en un fuelle de lentejuelas
Saltas a la comba
Bastante tiempo para que aparezca en lo alto de la escalera invisible
La única mariposa verde que frecuenta las cimas de Asia
Acaricio todo lo que fue tuyo
En todo lo que debe serlo aún
Oigo silbar melodiosamente
Tus brazos innumerables
Serpiente única en todos los árboles
Tus brazos en cuyo centro gira el cristal de la rosa de los vientos
Mi fuente viva de Sivas

UNIÓN LIBRE (Andre Breton)

Mi mujer de cabellera de llamas de leña
De pensamientos de relámpagos de calor
De talle de reloj de arena
Mi mujer de talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas
de última magnitud
De dientes de huellas de rata blanca sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de cristal frotados
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura de niño
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de tejado de invernadero
y de vaho de cristales
Mi mujer de hombros de champán
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillas
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de encinas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de bobina
De movimientos de relojería y de desesperaci6n
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben
Mi mujer de cuello de cebada imperlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente
De senos de noche
Mi mujer de senos de pinera marina
Mi mujer de senos de crisol de rubíes
De senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de apertura de abanico de los días
De vientre de zarpa gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de mercurio
De espalda de luz
De nuca de piedra rodada y de creta mojada
Y de caída de un vaso en el que se acaba de beber
Mi mujer de caderas de lancha
De caderas de lucerna y de plumas de flecha
Y de tallos de pluma de pavorreal blanco
De balanza insensible
Mi mujer de muslos de greda y de amianto
Mi mujer de muslos de lomo de cisne
Mi mujer de muslos de primavera
De sexo de gladiolo
Mi mujer de sexo de placer y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja inmantada
Mi mujer de ojos de llanura
Mi mujer de ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer de ojos de leña siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego
Versión de Manuel Álvarez Ortega

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