Ciega a las
sombras terrestres: Morirás con los ojos abiertos
Tengo que
adivinarlo todo, me siento seguro en las tinieblas
Estás de pie sobre
mis párpados.
Desciendo no como
un hombre desciende de una escalera sino como un soberano cuya estrella declina
Quisiera descender
eternamente.
Muero por las
noches en un fuego sagrado
La vida ondea como
un mar interminable.
Cercan su corazón,
no deja que haga ruido.
Conoces el
regreso, amiga mía.
El mar entero
resplandece
…Es el mar eterno
abandonando la Tierra.
Te han dejado solo
sobre un abismo!
Conozco todos los
cantos de los pájaros.
No es la Noche, es
la Luna.
Amigo mío, son
demasiados lo que no son felices.
Mi llanura es
inmensa y en ella bebo el olvido.
Sueño con todas
las hermosas que pasean en la noche.
Hice un fuego,
para entrar en la noche.
Como un muerto,
tenía un único elemento
¿Qué mosca de la
vida es madre de las moscas de su muerte?
Ya nada temeremos
en la Tierra.
Solamente el
hombre lo ha encontrado todo.
Si un niño muere,
la noche ocupará su sitio.
Tejer el hierro y
amasar la piedra: he ahí la tarea del hombre.
Nada envuelve en
su sueño a este corazón de vidrio.
Un corazón se
libera de todo lo que ignora.
La tierra no lleva
más que lo necesario.
Todo se acurruca
en un fuego que se apaga.
Tú podrías dormir
en el mar.
No se trata de
creer sino de saber.
Ya no hay
verdaderos pájaros.
Las cuerdas
tendidas por la noche en los caminos de regreso no hacían tropezar a nadie.
Llevaba en sus
huesos el más dulce de los climas y hacía el amor en/con los campanarios.
Una aguja en medio
del aire registra los temblores y las variaciones de su agonía.
En sus escondites
de encaje las pirámides se hacen grandes reverencias y los perros se esconden.
Era dulce. Nunca
azotó al viento ni aplastó al barro.
Duerme con un amor
en la boca y un hermoso pájaro en los cabellos.
Hermosa y adornada
como la vuelta al mundo.
Huye a través del
paisaje, entre las ramas del humo y los frutos del viento.
Soy de fácil
belleza.
Amo a la más
desnuda en sus gestos de pájaro.
La sombra que baja
de las ventanas hondas siempre perdona al negro corazón.
Mía, usas como
espejo el sol.
Oh Estatua
volteada por mi amor! Mi deseo inmóvil es tu último regazo.
Hace una noche
negra.
Una sombra...todo
el infortunio del mundo y encima, mi amor, como un animal desnudo.
Se hunde dentro de
mi sobra como una piedra sobre el cielo.
El mundo es tan
liviano que ya no está en su sitio y tan alegre que no le falta nada.
Con tus ojos yo
cambio igual que con las lunas, a veces soy de plomo y a veces soy de plumas.
Soy un agua
misteriosa y negra.
Todo lo que dices
se mueve detrás de ti.
Ha caminado
siempre debajo de los arcos de la noche.
Y donde ha pasado
ha dejado la huella de las cosas rotas.
De un lado de mi
corazón se oscurecen las vírgenes.
Esta mezcla de
espejos.
Cuando duermo mi
garganta es un anillo con una insignia de tul.
Está abajo con las
piedras y las sombras.
A través del
diamante, toda medalla es falsa.
El sol nos va
buscando y la nieve está ciega.
Dejar el horizonte
es colocarle las alas.
El amor lo
cambiáis por temblores de espadas.
La audacia y el
peligro por la carne sin sombras.
Caigo y mi caída
eterniza mi vida.
Maravillas,
bailáis en las fuentes del cielo.
La aurora que ella
olvida agacha la cabeza
Su vuelo sacude mi
miseria, su vuelo de estrella y de luz.
Todo lo que quema,
todo lo que roe, todo lo que muerde, todo lo que mata, es el acuerdo entre el
hombre y el oro del hombre; es una mirada que une a la tierra.
En la bruma donde
las serpientes buscan leche, en un monumento de seda, es allí donde, la última
noche entraron todas las mujeres
La mujer se alzará
con manos peligrosas, con ojos de perdición y con un cuerpo devastado.
El cielo tendrá
que ser tan puro como la noche.
Lo que la mano ha
tomado se niega a tomar la forma de la mano.
Lo que se ha
comprendido ya no existe.
Tu cabellera en el
vacío del mundo y en el vacío de los vidrios cargados de silencio y de sombra,
donde mis manos desnudas buscan todos tus reflejos.
Yo tenía miedo de
las ramas irrompibles que purifican las ventanas de todos los confesionarios.
Estoy en tu gracia
como un niño en el agua, como un ramo de flores.
Se acabó, ya no
hay más pruebas de la noche.
La sangre
derramada te lleva con delicia.
Oh tú que suprimes
la ausencia y me echas al mundo...
Estoy seguro de
haber sido amado por el más misterioso de los dominios.
¿A qué criatura
fantástica me he confiado?
¿En qué mundo
subyugante me ha encerrado mi imaginación?
Ella habita algún
escondite sagrado.
He aquí las
fronteras del error, he aquí los ciegos que no consienten poner el pie donde
falta el peldaño, he aquí los mudos que piensan con palabras, he aquí los
sordos que hacen callar los ruidos del mundo.
Mi rostro ya no me
comprende.
El amor cuya
mirada, o bien se encuentra, o bien se pierde.
Los tesoros son
muros y su sombra está ciega.
El amor está en el
mundo para el olvido del mundo.
Los caminos de tu
belleza.
Era muy necesario
que un rostro respondiera a todos los nombres del mundo.
Vistes una
armadura más temible que un arma.
Te falta mucho
lugar para estar siempre conmigo.
La noche está
decapitada y los pájaros no saben ya dónde posarse.
Los pájaros
perfuman los bosques.
Una ágata para
moldear la más bella de las máscaras fúnebres.
El lobo huirá
hacia las sombrías telas del miedo.
Y resucitará
súbitamente el cuervo más rojo que nunca para ornar el bastón del jefe de la
tribu.
Un rostro en las
balanzas del silencio.
Hermosa y
semejante, los labios más pobres te denuncian.
Hé aquí la
muchacha inmaterial, bañada de noche y de miseria.
Pero tú ¿por qué
no estás aquí para despertarme?
El bastón del
vagabundo y la cabeza del enano.
Cien mujeres están
reunidas en ti, y tienen cien rostros que ponen en jaque tu belleza, pero tú destrozas
el parecido que las une.
Casas deshabitadas
, os he poblado de mujeres excepcionales, de mujeres más seductoras que
posibles.
La razón, pobre
mástil improvisado por un hombre enloquecido.
Traté de destruir
mis razones para amarte.
De noche tus ojos
se pierden para unir despertar y deseo.
En las cáscaras de
arcilla han sembrado cuervos.
Mujeres hechas de
piedra que se desmorona y de pluma que se desparrama.
El rostro cubierto
de hiedra.
Un navío inútil
une mi infancia con el hastío., la tempestad a las noches que estoy solo, una
isla sin animales a los animales que amo.
Guardé falsos
tesoros en armarios vacíos.
Ya nadie me
reconoce. Mi nombre y mi sombra son lobos.
Bellas, siempre
bellas. Más simples que la desgracia. Más valiosas que la belleza.
Ella hizo
construir un palacio que se parecía a un estanque.
De día con los
ojos abiertos, de noche con los ojos cerrados y en el intervalo, el gesto
mínimo de morir.
Soy una espada que
mezcla de golpe la vida y la muerte.
Conocí soñadores
puntuales y niños sin edad. No daban nada a cambio. Vivían sobre su propio
fondo.
Otras moscas
atacan ahora lo más negro de mi corazón.
Las pulseras de un
beso alrededor de un brazo interminable.
Busco en la tierra
las llamas de la lluvia.
Hay demasiadas
huellas en el camino de regreso.
Era una
desconocida o una muerta.
Cuchillos como
astros del furor, como astros definitivos.
Cuchillos para
llorar y para nunca más llorar.
Como los brazos
desnudos de un luto deslumbrante.
Frágil, dolorosa y
marcada por los cinco dedos que la han poseído.
Los felices de
este mundo hacen un ruido de látigo.
Risas hasta perder
la cabeza, llantos hasta perder la vida.
Luz negra, viejo
incendio.
Con los cabellos
perdidos en un laberinto.
Acuna sombras
confundidas, sin embargo el sol brota de ella cantando.
Detrás de los
palacios o detrás de los escombros.
Una plantación de
espadas azules.
Es la cosecha
grave del placer.
La flor de lino
rompe las máscaras y sus águilas de agua pura.
Este canto que
sostiene la noche.
Este canto que da
su amor a los fantasmas.
Las violetas
fúnebres suenan a hueso.
Bajo el viento,
los nervios,
Bajo las venas, la
Tierra.
Bajo el mar, la
ceniza.
Bajo el sol, el
corazón.
No iremos a la
meta de a uno sino de a dos.
Para todos el pan,
para todos las rosas.
Te levantas y
el agua se extiende.
Eres el agua
retornando del abismo.
Estás en todas
partes, suprimes todos los caminos.
Cantas himnos
nocturnos sobre las cuerdas del arcoirirs.
Mujer tú das a luz
un cuerpo siempre igual.
Eres la semejanza.
Las manos tocan
las mismas cosas.
Tus ojos hacen
florecer los espejos.
Los espontáneos
espejos donde viajan las auroras donde se asocian los horizontes.
El hueco de tu
cuerpo recoge avalanchas.
Porque bebes el
sol, diluyes el ritmo, lo reintegras al mundo y envuelves al hombre.
Los caminos
tiernos que traza tu sangre unen a las criaturas.
Ya no estás más
sola que un tesoro liberado.
Entre ojos que se
miran desborda la luz.
Un mar que tiene
las formas y el color de tu cuerpo.
Surcos profundos
donde germinará tu cuerpo.
Todavía me río de
la orgullosa que tratas como una mendiga.
Ah los locos que
respetas y los inocentes en los que te bañas!
Me maravillo de la
desconocida en que te conviertes.
Eres la semejanza,
el manantial de un posible indefinido, de un porvenir, de algo desconocido,que
no angustia, sino, al contrario, ilumina.
Tus ojos han dado
a los gestos y los caminos un sentido alejado de la tierra.
Mundo antiguo que
me ignora, sombra enloquecida.
Ellos no sueñan
más que con morir.
Ven a vaciar tus
bolsas de sangre fresca sobre mi corazón.
Al viento sus
máscaras y al mendigo sus harapos.
Hay un fuego
oculto para quien apaga el fuego.
De pronto,
empapada de aurora, me entró en el corazón por sorpresa.
Sus manos hacen
subir la tierra.
El arcoiris que se
anuda, la serpiente que se arrastra, el niño que surge de tu espejo de carne.
Apareció en la
nieve a dos pasos de ella misma que se une y se separa
Y como un bloque
de cristal se mezcló con la noche.
Mostradme el cielo
en una sola estrella.
Las piedras
oscuras, las hierbas fantasmas
Mostradme los
cabellos tensos y los ojos perdidos.
Mostradme esos
secretos que unen sus sienes a los palacios ausentes que hacen subir la tierra.
Te deslizas en la
leche helada.
Espera, que vas a
sonreír para siempre.
Te hice a la
estatura de mi soledad.
Hay tantas
maravillas en un vaso de vino como en el fondo del mar.
Hay más maravilla
en una mano tendida que en todo lo que nos separa de lo que amamos. No dejemos
perfeccionar, ni embellecer lo que se nos opone.
Renacerás en el
horizonte.
Que sueñen otros
con un cementerio ardiente.
Venenoso telón de
caoba.
La tierra volverá
a tomar la forma de nuestros cuerpos vivientes.
Mirad cómo
trabajan los que construyen ruinas
Océano hecho con
una gota de agua salvada.
Sus senos libres
mezclan la ciudad con lo eterno.
La muerte, corazón
volcado.
Cada uno muestra
sus sangre.
Abramos juntos el
último capullo.
Ella arroja sus
hijos a las fieras y sus sueños a los locos.
Era la hora entre
perro y lobo, entre hollín y alquitrán.
Nuestro pié
tropezón con el último escalón oculto en las tinieblas.
No ir hacia el
corazón de los demás, sino salir de él.
La roca está
excluida y la tierra abandonada.
Mujeres que
descienden de su espejo antiguo.
En tu pecho las
tinieblas cubren el cielo para siempre.
Como una espada en
un telón de seda.
En tus pupilas no
tendrás otra cosa que sangre.
Yo romperé tus
llaves ruinosas.
Nunca otra cosa
que fuego.
Devuélveme la
angustia.
Ese fardo de
lluvia en el agua de tu frente.
Perderán de vista
el mar.
Los escombros
sostienen un cordero podrido.
Los árboles dan
color y frescura a los ahorcados.
Los diamantes
pulen una dura sangre.
Sólo el fuego
crece bien en la tierra de los amos.
Lo que hiere a la
noche es esta estrella sobre el horror.
Ruta de la espuma
y los árboles; de la niebla y el rocío.
Del placer a la
furia, de la furia a la luz.
Mi sangre se alza
sobre mis ruinas.
Yo quiero que ella
sea reina! (Rimbaud)
Es la noche que
prepara un día interminable.
Venían del mar
iban hacia el cielo.
Lo que es digno de
ser amado contra lo que se hunde.
Vivo y reino entre
muros.
Tu corazón que
duerme todo lo olvida, todo menos mi corazón.
He extendido los
límites del grito.
Mi grito desnudo
como un peldaño.
Gritemos para que
duerman mejor los soñadores.
Yo desciendo entre
muros por mi espejo, como un muerto en su tumba.
El trueno se ha
escondido tras unas manos negras.
El fuego de los
locos es miserable.
La lluvia anduvo
todas las rutas de la sangre.
Pesada imagen de
plata.
A los que lloran
de pena les reventarán los ojos y a los que ríen de horror recibirán
recompensas.
Piedad mezclada al
mal.
Prepárale a la
venganza el lecho en que naceré.
La hierba alza la
nieve como una piedra la tumba.
No oigo hablar a
los monstruos.
Garganta
suspendida. Reverencia que esconde todo el cielo en su gracia.
Se abrazaban los
cielos implacables, los mares prohibidos.
Los abovedados
dominios de una aurora.
Salió de su cama
como quien entra en la historia.
Este pequeño mundo
criminal mezcla a los muertos con los vivos.
Este pequeño mundo
criminal le arranca el pan de la boca y libra su casa del fuego Belleza, tú
corres un grave peligro.
Las manos cruzadas
sobre tus rodillas son las herramientas de un asesino.
Los pobres
recogían su pan en el arroyo.
Al fondo de su
sombra se llevaban su cuerpo.
Le bastaba apenas
un íntimo lenguaje.
Viví como una
sombra.
En las armas del
guerrero, en las coronas reales.
En los nidos, en
las ramas,en las alas de los pájaros y el molino de las sombras escribo tu
nombre.
En cada soplo de
aurora, y el sudor de las tormentas, en las formas que chispean, escribo tu
nombre.
En la lámpara
encendida y en la lámpara apagada, escribo tu nombre.
En la bendición
del fuego el mis refugios perdidos, en mis faros derrumbados, en los muros de
mi hastío, escribo tu nombre.
Su sol aumentaba
el peso de la pobre cosecha humana.
Nuestra lámpara sostiene
la noche.
Es en la noche, la
noche que nos injuria, la noche en que se hunde el lecho vacío, en la que nos
unimos en una lucha débil y loca.
Es un niño que
golpea en la puerta de la madre...en la puerta de la tierra.
Ruido de pasos
bajo la bóveda negra por el horror con la miseria y con la tristeza.
En nombre de la
frente profunda,
En nombre de las
risas que hacen temblar,
Debemos drenar la
cólera y hacer que se alce el hierro.
Alzo mi mano en la
calle como se sostiene un vaso lleno de luz encantada.
Esa chiquilla
antigua que justifica mis sueños.
El cielo
desaparece y en todo pesa la noche.
Recobraba su
inocencia con la muerte.
Toda su noche, su
muerte, su bella sombra
Bajaban, ya no
enfrentaban el cielo.
Hermanos, esta
aurora es nuestra.
Queremos eternizar
esta tumba blanca y negra.
El amor brilla en
el sol y la esperanza en la tierra.
Noches que
resplandece entre las lámparas de oro.
Hombre del fuego
negro.
Cuervo hecho para
viejo, habías soñado ser felíz.
Hijo mío: Yo te
hice tres castillos: para la vida, para muerte, para el amor.
Sus verdugos se
vengaron con el desfile de la muerte.
Llegó la hora de
contar a los locos porque su reino ya se acaba (ad.
Con ropas
desgarradas, con mirada de niña perdida descoronada figura parecida a esos
muertos, que mueren para ser amados.
Entre el hombre
solo y la ciudad desierta, más que el espesor de un espejo.
El día que juega
en el agua, la noche que muere en la tierra.
Cierras los ojos y
te mueves como una canción que va naciendo vagamente de todos los rincones.
El hombre de las
lentas barbaries.
El hombre del
relámpago.
Para que un solo
beso la retenga, para que se agite su pecho bajo el calor que extiende su carne
hacia una caricia infinita,
Para que sea
desnuda y visible desde cualquier punto,para que sea nieve bendita, bajo el ala
tibia de un pájaro, para que sus párpados abiertos profundicen la luz, para que
las líneas de sus manos continúen en otras manos, fortificaré mi delirio.
Entre nosotros
nace una aurora de carne ardiente que pone en órden la tierra.
La niebla prolonga
harapos y miserias.
La noche es la
nada que se separa.
Que mi palabra
pese en la noche que pasa.
Devorados por la
belleza.
La nada sobre las
tumbas
Los perros aúllan
contra una osamenta desconocida.
Los perros son
trapos que lamen vidrios rotos.
Si ver fuera el
rayo...!
Mi savia es apenas
una excusa, mi sangre una razón.
Confesar todo, no
solamente la desesperación.
Hay un mismo sudor que
baña nuestro suicidio.
Nos despertamos
impuros, nos descubrimos oscuros.
Bestias mentales
del caos, vapores únicos del abismo, en la región lírica donde nos hemos
reunido.
Sobre muchachas
coronadas avanza La Reina.
El cántaro a su
agua y la primavera a los capullos.
Las pupilas se
agrandan, los escondites se revelan.
Todo se vacía y se
colma al ritmo del infinito.
Tras tu cuadro
está el alba.
Tú, como un ciego,
como un loco alzas una espada hacia el vacío.
La luz deja actuar
a las sombras y renuncia con un movimiento de párpados renuncia.
Al mediodía hay un
cántaro de aire y la noche lo filtra sin cubrirnos de polvo.
Mi corazón es un
erial, no se detiene nunca.
La muerte entra a
mí como a un molino.
La leyenda negra
donde llora un solitario.
Yo necesito verte
desnuda para abusar de tus caricias.
Conozco todas las
puertas de tu imperio.
Y la puerta del
tiempo abierta entre tus piernas.
La flor de los
veranos con labios de relámpagos.
Siempre esa
palidez de perla muerta dando tu corazón, separando tus piernas.
Tú eres como el
mar: acunas las estrellas.
Tú unes y separas
a los amantes y a los locos
Escucho en torno
mío la ronda del silencio.
Confiesa: tú no
habías previsto este minuto que te va a hacer eterno.
Imagina-si
puedes-un tiempo sin amor.
Explícate si
puedes por qué este rostro y no otro viene a mirarte de frente.
Negro es el sitio
donde entró la flecha: es mi mitad podrida y fría.
Negro es el dulce
cuerpo fulminado, y el puro corazón del amor.
Mi dolor ha
surgido del polvo.
La muerte no es
nunca virtuosa. Alejaos entonces, si tenéis ganas de vivir sin morir.
Ardía y sus
cenizas lo salvaron del vértigo.
Los que lo amaban
unían a su locura sus propias cabelleras.
Nada en el mal es
invencible.
Abrir las puertas
de la noche es como soñar con abrir las puertas del mar.
La luz siempre
está a punto de apagarse.
Tú, la que amo
para siempre. Tú, la que me has inventado.
Los hombres
necesitan unirse y confiar y luchar para explicar el mundo y para
transformarlo.
Hablar para
encantarlos, liberarlos para confundirlos.
El monstruo brota
del propio corazón del hombre.
Sobrevivientes que
jugáis vuestra vida para que triunfe la vida.
Repitamos campanas
venenosas.
Amo a la madre de
las tumbas con un amor marcado por el mal.
Se llega hasta su
cama por una calle quieta.
Tu soledad vacía
la urna de tu tiempo.
Vivir no es más
que ir desde un cuerpo a la nada, de la forma a la noche.
La pena ha hecho
de la demencia un hada.
Con su boca
amordazada la hora besa al silencio.
Todo se ha
salvado.
Era de piedra el
hombre, la mujer de cenizas.
El mal busca
compañía.
Éramos casi nada,
pero ya éramos todo.
Desde el fondo del
dolor denunciábamos el mal.
La noche
retrocede.
Nuestro corazón
pule la piedra.
El hombre pone en
el cielo su sombra pone en la tierra su fuego.
Desde el corazón
del niño hasta la razón suprema.
La llama quedó en
la tierra..
El mar está en los
ojos del cielo o de la noche
Los caminos
siempre se cruzan.
Lentamente la luz
desciende hacia la tierra.
Estás hecha para
saberlo todo.
Nuestras rosas se
han abierto como un vino embriagador.
Ellos alzaron el
mundo más arriba de la tierra. Más arriba de las prisiones, de las tumbas, de
las cavernas.
Esta ceniza, hijo
mío, es la diadema de tu cuerpo.
Me ahogo en un
pantano de sangre.
Hacer el amor hace
dormir/acuna a los ángeles.
Hablará como un
fantasma.
Cuidado con el
viento, que puede llevarte adonde no quieras ir.
Tú creces tanto en
mi corazón que creo que eres más grande que yo.
Qué poco prácticas
son las alas cuando no se trata de volar!
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