viernes, 28 de enero de 2011

PAUL ELUARD - Frases

Ciega a las sombras terrestres: Morirás con los ojos abiertos
Tengo que adivinarlo todo, me siento seguro en las tinieblas
Estás de pie sobre mis párpados.
Desciendo no como un hombre desciende de una escalera sino como un soberano cuya estrella declina
Quisiera descender eternamente.
Muero por las noches en un fuego sagrado
La vida ondea como un mar interminable.
Cercan su corazón, no deja que haga ruido.
Conoces el regreso, amiga mía.
El mar entero resplandece
…Es el mar eterno abandonando la Tierra.
Te han dejado solo sobre un abismo!
Conozco todos los cantos de los pájaros.
No es la Noche, es la Luna.
Amigo mío, son demasiados lo que no son felices.
Mi llanura es inmensa y en ella bebo el olvido.
Sueño con todas las hermosas que pasean en la noche.
Hice un fuego, para entrar en la noche.
Como un muerto, tenía un único elemento
¿Qué mosca de la vida es madre de las moscas de su muerte?
Ya nada temeremos en la Tierra.
Solamente el hombre lo ha encontrado todo.
Si un niño muere, la noche ocupará su sitio.
Tejer el hierro y amasar la piedra: he ahí la tarea del hombre.
Nada envuelve en su sueño a este corazón de vidrio.
Un corazón se libera de todo lo que ignora.
La tierra no lleva más que lo necesario.
Todo se acurruca en un fuego que se apaga.
Tú podrías dormir en el mar.
No se trata de creer sino de saber.
Ya no hay verdaderos pájaros.
Las cuerdas tendidas por la noche en los caminos de regreso no hacían tropezar a nadie.
Llevaba en sus huesos el más dulce de los climas y hacía el amor en/con los campanarios.
Una aguja en medio del aire registra los temblores y las variaciones de su agonía.
En sus escondites de encaje las pirámides se hacen grandes reverencias y los perros se esconden.
Era dulce. Nunca azotó al viento ni aplastó al barro.
Duerme con un amor en la boca y un hermoso pájaro en los cabellos.
Hermosa y adornada como la vuelta al mundo.
Huye a través del paisaje, entre las ramas del humo y los frutos del viento.
Soy de fácil belleza.
Amo a la más desnuda en sus gestos de pájaro.
La sombra que baja de las ventanas hondas siempre perdona al negro corazón.
Mía, usas como espejo el sol.
Oh Estatua volteada por mi amor! Mi deseo inmóvil es tu último regazo.
Hace una noche negra.
Una sombra...todo el infortunio del mundo y encima, mi amor, como un animal desnudo.
Se hunde dentro de mi sobra como una piedra sobre el cielo.
El mundo es tan liviano que ya no está en su sitio y tan alegre que no le falta nada.
Con tus ojos yo cambio igual que con las lunas, a veces soy de plomo y a veces soy de plumas.
Soy un agua misteriosa y negra.
Todo lo que dices se mueve detrás de ti.
Ha caminado siempre debajo de los arcos de la noche.
Y donde ha pasado ha dejado la huella de las cosas rotas.
De un lado de mi corazón se oscurecen las vírgenes.
Esta mezcla de espejos.
Cuando duermo mi garganta es un anillo con una insignia de tul.
Está abajo con las piedras y las sombras.
A través del diamante, toda medalla es falsa.
El sol nos va buscando y la nieve está ciega.
Dejar el horizonte es colocarle las alas.
El amor lo cambiáis por temblores de espadas.
La audacia y el peligro por la carne sin sombras.
Caigo y mi caída eterniza mi vida.
Maravillas, bailáis en las fuentes del cielo.
La aurora que ella olvida agacha la cabeza
Su vuelo sacude mi miseria, su vuelo de estrella y de luz.
Todo lo que quema, todo lo que roe, todo lo que muerde, todo lo que mata, es el acuerdo entre el hombre y el oro del hombre; es una mirada que une a la tierra.
En la bruma donde las serpientes buscan leche, en un monumento de seda, es allí donde, la última noche entraron todas las mujeres
La mujer se alzará con manos peligrosas, con ojos de perdición y con un cuerpo devastado.
El cielo tendrá que ser tan puro como la noche.
Lo que la mano ha tomado se niega a tomar la forma de la mano.
Lo que se ha comprendido ya no existe.
Tu cabellera en el vacío del mundo y en el vacío de los vidrios cargados de silencio y de sombra, donde mis manos desnudas buscan todos tus reflejos.
Yo tenía miedo de las ramas irrompibles que purifican las ventanas de todos los confesionarios.
Estoy en tu gracia como un niño en el agua, como un ramo de flores.
Se acabó, ya no hay más pruebas de la noche.
La sangre derramada te lleva con delicia.
Oh tú que suprimes la ausencia y me echas al mundo...
Estoy seguro de haber sido amado por el más misterioso de los dominios.
¿A qué criatura fantástica me he confiado?
¿En qué mundo subyugante me ha encerrado mi imaginación?
Ella habita algún escondite sagrado.
He aquí las fronteras del error, he aquí los ciegos que no consienten poner el pie donde falta el peldaño, he aquí los mudos que piensan con palabras, he aquí los sordos que hacen callar los ruidos del mundo.
Mi rostro ya no me comprende.
El amor cuya mirada, o bien se encuentra, o bien se pierde.
Los tesoros son muros y su sombra está ciega.
El amor está en el mundo para el olvido del mundo.
Los caminos de tu belleza.
Era muy necesario que un rostro respondiera a todos los nombres del mundo.
Vistes una armadura más temible que un arma.
Te falta mucho lugar para estar siempre conmigo.
La noche está decapitada y los pájaros no saben ya dónde posarse.
Los pájaros perfuman los bosques.
Una ágata para moldear la más bella de las máscaras fúnebres.
El lobo huirá hacia las sombrías telas del miedo.
Y resucitará súbitamente el cuervo más rojo que nunca para ornar el bastón del jefe de la tribu.
Un rostro en las balanzas del silencio.
Hermosa y semejante, los labios más pobres te denuncian.
Hé aquí la muchacha inmaterial, bañada de noche y de miseria.
Pero tú ¿por qué no estás aquí para despertarme?
El bastón del vagabundo y la cabeza del enano.
Cien mujeres están reunidas en ti, y tienen cien rostros que ponen en jaque tu belleza, pero tú destrozas el parecido que las une.
Casas deshabitadas , os he poblado de mujeres excepcionales, de mujeres más seductoras que posibles.
La razón, pobre mástil improvisado por un hombre enloquecido.
Traté de destruir mis razones para amarte.
De noche tus ojos se pierden para unir despertar y deseo.
En las cáscaras de arcilla han sembrado cuervos.
Mujeres hechas de piedra que se desmorona y de pluma que se desparrama.
El rostro cubierto de hiedra.
Un navío inútil une mi infancia con el hastío., la tempestad a las noches que estoy solo, una isla sin animales a los animales que amo.
Guardé falsos tesoros en armarios vacíos.
Ya nadie me reconoce. Mi nombre y mi sombra son lobos.
Bellas, siempre bellas. Más simples que la desgracia. Más valiosas que la belleza.
Ella hizo construir un palacio que se parecía a un estanque.
De día con los ojos abiertos, de noche con los ojos cerrados y en el intervalo, el gesto mínimo de morir.
Soy una espada que mezcla de golpe la vida y la muerte.
Conocí soñadores puntuales y niños sin edad. No daban nada a cambio. Vivían sobre su propio fondo.
Otras moscas atacan ahora lo más negro de mi corazón.
Las pulseras de un beso alrededor de un brazo interminable.
Busco en la tierra las llamas de la lluvia.
Hay demasiadas huellas en el camino de regreso.
Era una desconocida o una muerta.
Cuchillos como astros del furor, como astros definitivos.
Cuchillos para llorar y para nunca más llorar.
Como los brazos desnudos de un luto deslumbrante.
Frágil, dolorosa y marcada por los cinco dedos que la han poseído.
Los felices de este mundo hacen un ruido de látigo.
Risas hasta perder la cabeza, llantos hasta perder la vida.
Luz negra, viejo incendio.
Con los cabellos perdidos en un laberinto.
Acuna sombras confundidas, sin embargo el sol brota de ella cantando.
Detrás de los palacios o detrás de los escombros.
Una plantación de espadas azules.
Es la cosecha grave del placer.
La flor de lino rompe las máscaras y sus águilas de agua pura.
Este canto que sostiene la noche.
Este canto que da su amor a los fantasmas.
Las violetas fúnebres suenan a hueso.
Bajo el viento, los nervios,
Bajo las venas, la Tierra.
Bajo el mar, la ceniza.
Bajo el sol, el corazón.
No iremos a la meta de a uno sino de a dos.
Para todos el pan, para todos las rosas.
Te levantas y el agua se extiende.
Eres el agua retornando del abismo.
Estás en todas partes, suprimes todos los caminos.
Cantas himnos nocturnos sobre las cuerdas del arcoirirs.
Mujer tú das a luz un cuerpo siempre igual.
Eres la semejanza.
Las manos tocan las mismas cosas.
Tus ojos hacen florecer los espejos.
Los espontáneos espejos donde viajan las auroras donde se asocian los horizontes.
El hueco de tu cuerpo recoge avalanchas.
Porque bebes el sol, diluyes el ritmo, lo reintegras al mundo y envuelves al hombre.
Los caminos tiernos que traza tu sangre unen a las criaturas.
Ya no estás más sola que un tesoro liberado.
Entre ojos que se miran desborda la luz.
Un mar que tiene las formas y el color de tu cuerpo.
Surcos profundos donde germinará tu cuerpo.
Todavía me río de la orgullosa que tratas como una mendiga.
Ah los locos que respetas y los inocentes en los que te bañas!
Me maravillo de la desconocida en que te conviertes.
Eres la semejanza, el manantial de un posible indefinido, de un porvenir, de algo desconocido,que no angustia, sino, al contrario, ilumina.
Tus ojos han dado a los gestos y los caminos un sentido alejado de la tierra.
Mundo antiguo que me ignora, sombra enloquecida.
Ellos no sueñan más que con morir.
Ven a vaciar tus bolsas de sangre fresca sobre mi corazón.
Al viento sus máscaras y al mendigo sus harapos.
Hay un fuego oculto para quien apaga el fuego.
De pronto, empapada de aurora, me entró en el corazón por sorpresa.
Sus manos hacen subir la tierra.
El arcoiris que se anuda, la serpiente que se arrastra, el niño que surge de tu espejo de carne.
Apareció en la nieve a dos pasos de ella misma que se une y se separa
Y como un bloque de cristal se mezcló con la noche.
Mostradme el cielo en una sola estrella.
Las piedras oscuras, las hierbas fantasmas
Mostradme los cabellos tensos y los ojos perdidos.
Mostradme esos secretos que unen sus sienes a los palacios ausentes que hacen subir la tierra.
Te deslizas en la leche helada.
Espera, que vas a sonreír para siempre.
Te hice a la estatura de mi soledad.
Hay tantas maravillas en un vaso de vino como en el fondo del mar.
Hay más maravilla en una mano tendida que en todo lo que nos separa de lo que amamos. No dejemos perfeccionar, ni embellecer lo que se nos opone.
Renacerás en el horizonte.
Que sueñen otros con un cementerio ardiente.
Venenoso telón de caoba.
La tierra volverá a tomar la forma de nuestros cuerpos vivientes.
Mirad cómo trabajan los que construyen ruinas
Océano hecho con una gota de agua salvada.
Sus senos libres mezclan la ciudad con lo eterno.
La muerte, corazón volcado.
Cada uno muestra sus sangre.
Abramos juntos el último capullo.
Ella arroja sus hijos a las fieras y sus sueños a los locos.
Era la hora entre perro y lobo, entre hollín y alquitrán.
Nuestro pié tropezón con el último escalón oculto en las tinieblas.
No ir hacia el corazón de los demás, sino salir de él.
La roca está excluida y la tierra abandonada.
Mujeres que descienden de su espejo antiguo.
En tu pecho las tinieblas cubren el cielo para siempre.
Como una espada en un telón de seda.
En tus pupilas no tendrás otra cosa que sangre.
Yo romperé tus llaves ruinosas.
Nunca otra cosa que fuego.
Devuélveme la angustia.
Ese fardo de lluvia en el agua de tu frente.
Perderán de vista el mar.
Los escombros sostienen un cordero podrido.
Los árboles dan color y frescura a los ahorcados.
Los diamantes pulen una dura sangre.
Sólo el fuego crece bien en la tierra de los amos.
Lo que hiere a la noche es esta estrella sobre el horror.
Ruta de la espuma y los árboles; de la niebla y el rocío.
Del placer a la furia, de la furia a la luz.
Mi sangre se alza sobre mis ruinas.
Yo quiero que ella sea reina! (Rimbaud)
Es la noche que prepara un día interminable.
Venían del mar iban hacia el cielo.
Lo que es digno de ser amado contra lo que se hunde.
Vivo y reino entre muros.
Tu corazón que duerme todo lo olvida, todo menos mi corazón.
He extendido los límites del grito.
Mi grito desnudo como un peldaño.
Gritemos para que duerman mejor los soñadores.
Yo desciendo entre muros por mi espejo, como un muerto en su tumba.
El trueno se ha escondido tras unas manos negras.
El fuego de los locos es miserable.
La lluvia anduvo todas las rutas de la sangre.
Pesada imagen de plata.
A los que lloran de pena les reventarán los ojos y a los que ríen de horror recibirán recompensas.
Piedad mezclada al mal.
Prepárale a la venganza el lecho en que naceré.
La hierba alza la nieve como una piedra la tumba.
No oigo hablar a los monstruos.
Garganta suspendida. Reverencia que esconde todo el cielo en su gracia.
Se abrazaban los cielos implacables, los mares prohibidos.
Los abovedados dominios de una aurora.
Salió de su cama como quien entra en la historia.
Este pequeño mundo criminal mezcla a los muertos con los vivos.
Este pequeño mundo criminal le arranca el pan de la boca y libra su casa del fuego Belleza, tú corres un grave peligro.
Las manos cruzadas sobre tus rodillas son las herramientas de un asesino.
Los pobres recogían su pan en el arroyo.
Al fondo de su sombra se llevaban su cuerpo.
Le bastaba apenas un íntimo lenguaje.
Viví como una sombra.
En las armas del guerrero, en las coronas reales.
En los nidos, en las ramas,en las alas de los pájaros y el molino de las sombras escribo tu nombre.
En cada soplo de aurora, y el sudor de las tormentas, en las formas que chispean, escribo tu nombre.
En la lámpara encendida y en la lámpara apagada, escribo tu nombre.
En la bendición del fuego el mis refugios perdidos, en mis faros derrumbados, en los muros de mi hastío, escribo tu nombre.
Su sol aumentaba el peso de la pobre cosecha humana.
Nuestra lámpara sostiene la noche.
Es en la noche, la noche que nos injuria, la noche en que se hunde el lecho vacío, en la que nos unimos en una lucha débil y loca.
Es un niño que golpea en la puerta de la madre...en la puerta de la tierra.
Ruido de pasos bajo la bóveda negra por el horror con la miseria y con la tristeza.
En nombre de la frente profunda,
En nombre de las risas que hacen temblar,
Debemos drenar la cólera y hacer que se alce el hierro.
Alzo mi mano en la calle como se sostiene un vaso lleno de luz encantada.
Esa chiquilla antigua que justifica mis sueños.
El cielo desaparece y en todo pesa la noche.
Recobraba su inocencia con la muerte.
Toda su noche, su muerte, su bella sombra
Bajaban, ya no enfrentaban el cielo.
Hermanos, esta aurora es nuestra.
Queremos eternizar esta tumba blanca y negra.
El amor brilla en el sol y la esperanza en la tierra.
Noches que resplandece entre las lámparas de oro.
Hombre del fuego negro.
Cuervo hecho para viejo, habías soñado ser felíz.
Hijo mío: Yo te hice tres castillos: para la vida, para muerte, para el amor.
Sus verdugos se vengaron con el desfile de la muerte.
Llegó la hora de contar a los locos porque su reino ya se acaba (ad.
Con ropas desgarradas, con mirada de niña perdida descoronada figura parecida a esos muertos, que mueren para ser amados.
Entre el hombre solo y la ciudad desierta, más que el espesor de un espejo.
El día que juega en el agua, la noche que muere en la tierra.
Cierras los ojos y te mueves como una canción que va naciendo vagamente de todos los rincones.
El hombre de las lentas barbaries.
El hombre del relámpago.
Para que un solo beso la retenga, para que se agite su pecho bajo el calor que extiende su carne hacia una caricia infinita,
Para que sea desnuda y visible desde cualquier punto,para que sea nieve bendita, bajo el ala tibia de un pájaro, para que sus párpados abiertos profundicen la luz, para que las líneas de sus manos continúen en otras manos, fortificaré mi delirio.
Entre nosotros nace una aurora de carne ardiente que pone en órden la tierra.
La niebla prolonga harapos y miserias.
La noche es la nada que se separa.
Que mi palabra pese en la noche que pasa.
Devorados por la belleza.
La nada sobre las tumbas
Los perros aúllan contra una osamenta desconocida.
Los perros son trapos que lamen vidrios rotos.
Si ver fuera el rayo...!
Mi savia es apenas una excusa, mi sangre una razón.
Confesar todo, no solamente la desesperación.
Hay un mismo sudor que baña nuestro suicidio.
Nos despertamos impuros, nos descubrimos oscuros.
Bestias mentales del caos, vapores únicos del abismo, en la región lírica donde nos hemos reunido.
Sobre muchachas coronadas avanza La Reina.
El cántaro a su agua y la primavera a los capullos.
Las pupilas se agrandan, los escondites se revelan.
Todo se vacía y se colma al ritmo del infinito.
Tras tu cuadro está el alba.
Tú, como un ciego, como un loco alzas una espada hacia el vacío.
La luz deja actuar a las sombras y renuncia con un movimiento de párpados renuncia.
Al mediodía hay un cántaro de aire y la noche lo filtra sin cubrirnos de polvo.
Mi corazón es un erial, no se detiene nunca.
La muerte entra a mí como a un molino.
La leyenda negra donde llora un solitario.
Yo necesito verte desnuda para abusar de tus caricias.
Conozco todas las puertas de tu imperio.
Y la puerta del tiempo abierta entre tus piernas.
La flor de los veranos con labios de relámpagos.
Siempre esa palidez de perla muerta dando tu corazón, separando tus piernas.
Tú eres como el mar: acunas las estrellas.
Tú unes y separas a los amantes y a los locos
Escucho en torno mío la ronda del silencio.
Confiesa: tú no habías previsto este minuto que te va a hacer eterno.
Imagina-si puedes-un tiempo sin amor.
Explícate si puedes por qué este rostro y no otro viene a mirarte de frente.
Negro es el sitio donde entró la flecha: es mi mitad podrida y fría.
Negro es el dulce cuerpo fulminado, y el puro corazón del amor.
Mi dolor ha surgido del polvo.
La muerte no es nunca virtuosa. Alejaos entonces, si tenéis ganas de vivir sin morir.
Ardía y sus cenizas lo salvaron del vértigo.
Los que lo amaban unían a su locura sus propias cabelleras.
Nada en el mal es invencible.
Abrir las puertas de la noche es como soñar con abrir las puertas del mar.
La luz siempre está a punto de apagarse.
Tú, la que amo para siempre. Tú, la que me has inventado.
Los hombres necesitan unirse y confiar y luchar para explicar el mundo y para transformarlo.
Hablar para encantarlos, liberarlos para confundirlos.
El monstruo brota del propio corazón del hombre.
Sobrevivientes que jugáis vuestra vida para que triunfe la vida.
Repitamos campanas venenosas.
Amo a la madre de las tumbas con un amor marcado por el mal.
Se llega hasta su cama por una calle quieta.
Tu soledad vacía la urna de tu tiempo.
Vivir no es más que ir desde un cuerpo a la nada, de la forma a la noche.
La pena ha hecho de la demencia un hada.
Con su boca amordazada la hora besa al silencio.
Todo se ha salvado.
Era de piedra el hombre, la mujer de cenizas.
El mal busca compañía.
Éramos casi nada, pero ya éramos todo.
Desde el fondo del dolor denunciábamos el mal.
La noche retrocede.
Nuestro corazón pule la piedra.
El hombre pone en el cielo su sombra pone en la tierra su fuego.
Desde el corazón del niño hasta la razón suprema.
La llama quedó en la tierra..
El mar está en los ojos del cielo o de la noche
Los caminos siempre se cruzan.
Lentamente la luz desciende hacia la tierra.
Estás hecha para saberlo todo.
Nuestras rosas se han abierto como un vino embriagador.
Ellos alzaron el mundo más arriba de la tierra. Más arriba de las prisiones, de las tumbas, de las cavernas.
Esta ceniza, hijo mío, es la diadema de tu cuerpo.
Me ahogo en un pantano de sangre.
Hacer el amor hace dormir/acuna a los ángeles.
Hablará como un fantasma.
Cuidado con el viento, que puede llevarte adonde no quieras ir.
Tú creces tanto en mi corazón que creo que eres más grande que yo.
Qué poco prácticas son las alas cuando no se trata de volar!

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