ROBERT LOWELL
Dios es obscuro y
su nombre es obscuro.
Su pesado sable
relumbra con la escarcha.
¿Dónde está el
jardín del verano?
Las campanillas
del heno.
Su dolor no es de
este mundo.
¡Cordero de los
pastores qué inmóvil yaces!
¡Corazón mío, late
más rápido!
Yo te oigo,
estupor mundi
El poste indicador
de un perro es un crucifijo.
Los cirios gotean
junto a un altar vacío.
Camina sobre las
aguas el pescador de hombres.
La luna podría
deshacer al Hombre.
El arco de Jehová
verdaderamente me sostiene.
Cristo camina
sobre las aguas negras.
La tierra fue
nuestra maldición.
EDITH SITWELL
Amad mi corazón
por una hora pero mis huesos por un día.
Come through the
darkness of death.
El campo del
alfarero.
La Santa noche de
la Concepción.
Tormentosa columna
de fuego: luminosa destrucción.
Fuego en el
corazón de los hombres!
Os entrego un
mensaje de las tinieblas.
Los grandes rayos
del corazón se sazonan sabiamente en la muerte.
Yo llegué a la
boca de la tumba
Hemos estado
ciegos y hemos despojado a Dios de todas las cosas.
(...para ver la
luz que resplandece en las tinieblas)
Devoro todas las
cosas o las hago mías.
Trigo de las
tinieblas.
Bajo la lluvia las
llagas y el oro son lo mismo.
Hacia ti que me
abates. Oh Dios mío, me elevaré.
Verde fluye el río
de los muertos.
En el camino de
nada hacia ninguna parte.
Qué larga es la
terrible calle de la sangre.
Yo creí que el
camino de la sangre jamás acabaría.
Verde fluye el río
del Leteo, Oh lento río del Leteo.
Atado a mi corazón
como Ixión a la rueda.
Clavado a mi
corazón como el ladrón a la cruz.
La abertura por
donde se perdió el mundo.
Extinguido está el
corazón del hombre.
Los caminos están
agobiados por tus pasos.
Me alejo de él
como el mundo se aparta del sol.
Tu sonrisa hecha
en labios por los besos que no existen.
¿Son estas tus
lágrimas?
Todo el peso de la
Muerte no puede igualarse al Amor.
La muerte también
se compadece.
Os entrego un
mensaje de las Tinieblas.
Aún cae la lluvia
en el campo de la sangre.
El mal puede ser
tirado como un vestido andrajoso y la sabiduría atrapada igual que una liebre.
Y retenida en el dorado talego del corazón.
Toda mi sangre es
animal.
Oh si se
extinguiese toda mi sangre.
Hermosísima sangre
nacida del exuberante esplendor de la sangre.
Somos la sonrisa
que no vuelve.
Adán mío, rojo
barro del Huerto
Blanco sol nacido
del tallo de un lirio.
La guerra de los
hombres con los ángeles.
Tus ojos son
negros y profundos como el sueño prenatal.
La sangre de
Cristo inunda el firmamento.
Oh perdona en tu
larga noche a mi corazón.
Demasiado pobre
soy para identificarme con la propia muerte.
Tú no volverás.
Esa piedra es mi
corazón, yo la puse sobre tus ojos.
Oh Sol de mi vida,
retorna a la tierra que espera, al seno de tu madre, al corazón, a los brazos
vacíos.
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