Ven tú, el que
imprimes un solemne grito al parpadeo de la tumba helada.
Ven tú, poeta, que
pulsas la lira del silencio
Formé un altar
para el dios en la belleza austera del templo de lo raro
Donde todo vivía
como herido de muerte.
Vamos más lejos de
la noche.
En el silencio de
la noche mi alma llega a la tuya como un gran espejo.
Oh tú, flor
augural de una estirpe suprema.
Soy la
Aristocracia del Dolor
Oh tú que surges
pálido de un gran fondo de enigma como el retrato incógnito de una tela remota.
Cáliz de nieve,
tiendo a ti mis eucarísticos brazos.
El corazón me
lleva a tu siniestro hechizo.
Seré en tus cielos
negros el fanal de una estrella.
Seré en tus mares
turbios la estrella de un fanal.
¿Nunca llevasteis
dentro una estrella dormida?
Yo tenía dos alas,
como 2 firmamentos.
Yo soñaba que era
una flor de mármol tu cabeza
...como un
monstruo en la paz de una laguna
Capullo de dos
noches imprevistas.
Madreperla de las
constelaciones.
¿Sabes todas las
cosas palpitantes, inanimadas, claras, tenebrosas, dulces, horrendas, juntas o
distantes que pueden ser tus ojos?
Caminos
temblorosos de una orilla desconocida.
Lámparas votivas
que se nutren de espíritus humanos.
Gota de nieve con
sabor a estrellas.
Chispa de Dios que
estrella los espíritus.
Te inclinabas a mí
como la torre marmórea del Orgullo minada por un monstruo de Tristeza a la
hermana solemne de su sombra.
Piedad para los
ojos, escamas del misterio que nunca ven nada por mirar tan lejos.
Piedad por las
pulcras cabelleras peinadas como lagos que nunca airea el abanico negro, negro
y enorme de la tempestad.
Piedad para los
labios como engarces celestes donde fulge invisible la perla de la Hostia.
Piedad para los
espíritus tallados en diamantes.
Soy como un surco
ardiente donde puede nutrirse la simiente de otra Estirpe sublimemente loca.
Oh la húmeda torre
llena de la presencia siniestra de un gran buho.
La tela de la
noche se ha rasgado hacia Oriente.
De tus manos
fluyen todas las sombras y todas las estrellas.
Fuera la noche
trágica solloza como una enorme viuda pegada a mis cristales.
En estas noches
negras y claras no se duerme.
Divino cuerpo de
mármol palpitante.
Tú porque todo lo
sabes, yo, porque todo lo sueño.
Caigamos en un
ramo de rosas y de lirios.
Mi deseo en el
trono de piedra ha quedado prendido como sangrienta hiedra y desde entonces
muero soñando tu corazón de estatua.
Yo iba sola al
misterio bajo un sol de locuras.
Creced, creced Oh
Piedad!
Vi pasar un
cadáver de fuego.
Primera blasfemia
suspendida en su vuelo
Copa de luz y
niebla. Caricia o quemadura del sol en la tiniebla.
Bruja eléctrica y
pálida que orienta en los caminos.
Talismán del
abismo. Imantado de vida o de muerte.
A veces me pareces
una tumba sin dueño.
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