Hay tanto que
hacer entre la nieve y el mar!
Oh amor, oh rayo
loco y amenaza purpúrea, me visitas y subes por tu fresca escalera al castillo
que el tiempo coronó de neblinas, las pálidas paredes del corazón cerrado.
Al muro o a las
piedras del mar van nuestras vidas.
Tú, con tu
podadora levantando el perfume, subiendo mis locas escalas y escaleras.
Oh radiante
magnolia desatada en la espuma.
Por el mar
crepitante volvemos como dos aves ciegas al muro.
Oh nombre
descubierto bajo una enredadera como la puerta de un túnel desconocido.
Eres el pan que la
luna flagrante elabora paseando su harina por el cielo.
Amar es un combate
de relámpagos.
Tus ojos vuelan y
dan luz a las cosas.
Cuando te
extravíes en tus propios cabellos, no te olvides de mi.
Gracias a tu amor
vive oscuro en mi cuerpo el apretado aroma que nació de la tierra.
Toda la luz cae
sobre tu cuerpo como en una pequeña vasija interminable.
Fundaremos un
reino que resista la eternidad de un beso victorioso.
Ya no sirve la
tierra a los errantes.
Tu recibes de
pronto el ramo o el relámpago de unas flores azules y la insólita flecha de un
aroma salvaje.
Yo no vendí sino
mis manos al dolor.
Cierra las puertas
con tu cabellera.
Te supuse al pasar
levantando una copa.
Ven a escuchar los
rezos del agua constelada.
De todos los dones
sólo escogí tu corazón salvaje.
Tu voz esparce
altísimas espadas y luego me escolta hacia el cielo.
Cuando elevé mis
ojos a tu nombre, tu corazón dispuso mi camino.
Allí quedaron
secretamente enredados mis ojos en su torre total: tu cabellera.
Una por una caen
al silencio las cosas.
Reuniste las vidas
del mar con las del fuego.
Sólo tu mirada
para tanto vacío.
Es una casa tan
grande la ausencia que entrarás en ella a través de los muros y colgarás los
cuadros en el aire.
Llegan
enmascarados arrastrando doncellas atravesadas por grandes cuchillos
Y como ola de mar
su voz aumenta aullando llanto y manos de cadáver
Yo estoy de pie en
su espuma y sus raíces. Y lloro en su follaje y en sus muertos.
Con la mitad de
alma en el mar y la mitad de alma en la tierra y con las dos mitades miro
al mundo
Tú estás de pie
sobre la tierra, llena de dientes y relámpagos
¿A quién pedir
piedad por un grano de trigo?
Hay sombras allí
para que continúe el diente en la mandíbula y un labio frente a otro,
y para que tu boca
pueda hablar sin morirse, y para que tu sangre no se derrumbe en vano
Se trata de una
súbita estación que puebla ciertos huesos, ciertas manos, ciertos trajes
marinos.
Es la profunda
noche, la cabeza sin venas de donde cae la noche como de una botella rota por
un relámpago
Todo llega a la
tinta de la muerte
En el silencio
crece el viento con su hoja única y su flor golpeada, y la arena que tiene sólo
tacto y
silencio....
....como un
relincho en medio de la espuma y la sangre
El mar reparte el
sonido del corazón
Si existieras de
pronto en una costa lúgubre, rodeada por el día muerto, frente a la nueva noche
llena de olas, y soplaras en mi corazón de miedo frío, soplaras en la sangre
sola de mi corazón, sonarían sus negras sílabas de sangre, crecerían sus
incesantes aguas rojas, y sonaría, sonaría a sombras, sonaría como la muerte,
llamaría como por un tubo lleno de viento, o una botella echando espanto a
borbotones
Yo veo a veces,
sólo a veces, ataúdes a vela subiendo el río vertical de los muertos con las
velas hinchadas por el sonido de la muerte, hinchadas por el sonido silencioso
de la muerte
La muerte lame el
suelo buscando difuntos, es la lengua de la muerte buscando muertos, es la
aguja de la muerte buscando hilo
Como un relincho
en medio de la espuma y la sangre
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